lunes, 10 de febrero de 2014

Premio Goya a la mejor película a una que ni siquiera estuvo entre las 100 más vistas

El cine español sigue ignorando a los espectadores a costa del contribuyente

 

   
Éste es el trailer de “Vivir es fácil con los ojos cerrados”. Su director, David Trueba, se llevó anoche el premio Goya a la mejor película en una gala que, como de costumbre, compensó con tintes mitineros la escasa audiencia del cine español entre los propios españoles. Muestra de ello es que la citada película -cuyo título resultaría desconocido para muchos españoles antes de anoche- ocupó el puesto 127 de las más vistas en España en 2013.
La película de Trueba sólo recaudó 686.984 euros: no se reveló su presupuesto
No dudo de la calidad de la película de Trueba porque no la he visto. Y no he dejado de verla porque sea una película española: yo no le hago ascos a una película porque sea española, me da igual la nacionalidad de un largometraje con tal de que me parezca interesante. En todo caso, hay que señalar que quedó la última entre las 10 películas españolas más taquilleras de 2013, por detrás de otras cuyo título ni me sonaba, y eso que voy casi todas las semanas al cine. También es significativo que su recaudación se haya limitado a 686.984 euros y que ni siquiera se haya dado a conocer el presupuesto. Y todo esto a pesar de contar con el apoyo de una productora potente como Universal. Aunque Trueba ha dicho en todo momento que el presupuesto ha sido ajustado, parece poco probable hacer una película con tal ambientación -y me limito a constatar lo que se ve en el trailer, que no está nada mal- y con una cantidad de dinero inferior a la citada.
Cinco nominadas al Goya a la mejor película, cinco fracasos de taquilla
Hay que decir que la de Trueba no fue el único fracaso de taquilla entre las cintas nominadas a mejor película en la última edición de los premios Goya. Éstos fueron los resultados de las otras cuatro nominadas:
  • “La gran familia española”: costó 3,2 millones de euros y recaudó 2,8 millones.
  • “15 años y un día”: costó 3,6 millones de euros y sólo recaudó 423.834.
  • “Caníbal”: costó 2 millones de euros y sólo recaudó 94.827.
  • “La herida”: costó 900.000 euros y sólo recaudó 74.078.
El problema del cine español no es la falta de ayudas ni la piratería
¿Qué falla en el cine español? Algunos sugieren que son los temas. Sin embargo, no parece muy sugerente en términos de gran público una película que habla sobre un paralítico y su cuidador, y sin embargo la francesa “Intocable” (2012) arrasó en las taquillas españolas con 1,35 millones de euros el fin de semana de su estreno. Ayer en la gala de los Goya se echó la culpa al IVA cultural, a la reducción de las ayudas públicas e incluso a la piratería. El IVA cultural ciertamente habrá influido, pero antes de que el gobierno lo subiera, el cine español ya obtenía pésimos resultados. La merma de las ayudas tampoco parece ser motivo del fracaso (más bien todo lo contrario, como apuntaré más abajo): hace un lustro y con más subvenciones que ahora, de 93 películas subvencionadas 48 no lograban alcanzar en taquilla ni siquiera el importe de la ayuda recibida, llegando en algunos casos la subvención a cuadruplicar lo recaudado en taquilla.
En cuanto a la piratería, Hollywood batió en 2012 su récord de ingresos a pesar de las descargas ilegales de películas. A pesar de las manipulaciones de cifras para exagerar los efectos de la piratería en el cine español, la realidad es que los espectadores españoles no quieren el cine patrio ni pirateado: sólo el 0,9% de las descargas de películas pirateadas son de películas españolas. Su oferta ni siquiera es significativa en los portales de descargas, por la misma razón: falta de demanda.
Hacer películas rentables, la clave del éxito
En 2009 Javier Fernández, director general de la distribuidora Cinesa, reconocía lo obvio: “las películas españolas ni se ven en las salas de cine ni se piratean, porque no interesan. Los productores españoles tendrían que buscar lo que le gusta al consumidor.” Fernández añadió: “Los productores españoles deberían aprender de los americanos, tratar de hacer películas que sean rentables.” Ahí está la clave del éxito que se niegan a asumir muchos cineastas españoles en su empeño por no hacer autocrítica.
Las subvenciones matan al cine español
El hecho de que el cine español esté hipersubvencionado es, precisamente, una de sus mayores lacras. Las ayudas al cine español pasaron de 98 millones en el año 2000 a 200 millones en 2010. Las películas españolas llegaron a recibir un euro del contribuyente por cada dos que recaudaban en taquilla. Incluso se ha subvencionado con mucha frecuencia a películas que ni siquiera llegaron a estrenarse o que lo han hecho con audiencias inferiores a los 100 espectadores. El resultado de esta dependencia de la subvención es un cine que, salvo honrosas excepciones, se empeña en obviar los resultados de taquilla. El cine español ha olvidado que el cine es un negocio, y pretende seguir haciendo películas sin conectar con los espectadores. Por eso cada gala de los Goya se convierte en un mitin, y un mitin de izquierdas, para más señas. Es la izquierda la que más ha inflado a subvenciones al cine español, y por eso muchos cineastas de nuestro país han querido convertir su condición laboral en una forma de militancia política. Una militancia, eso sí, pagada por todos los contribuyentes con el cínico pretexto de poner la cultura al alcance de todos, cuando de lo que se trata es de que los gustos particulares de ciertos cineastas sean subvencionados por los espectadores, vía impuestos, aunque no queramos ir a ver sus películas. Con ello el cine español ha caído en una forma de despotismo cultural que genera antipatía, especialmente, entre los que tenemos que pagar su falta de talento vía impuestos. El cine español sólo levantará cabeza -como ya lo han hecho algunas películas- cuando decida afrontar las leyes de mercado sin recurrir a trampas ni privilegios.

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