Ya los conocemos: los tres miembros de la familia muerta en Alcalá lo fueron por generación espontánea, como el “accidente” del metro de Valencia o el tren Alvia a Santiago. Los muertos siempre los ponen los mismos, mientras ellos doblan el sueldo de sus alcaldes en plena crisis osubvencionan sus clubes de futbol para entrar gratis en sus palcos a costa del dinero de la sanidad, la educación o simplemente la comida o la calefacción de sus ciudadanos: es la “casta” española, la conocida élite de la Monarquía de partidos que desde las formaciones políticas, los sindicatos, los bancos o la prensa se está encargando de embridar el clima de explosión social y desesperación colectiva que anida en una gran parte de la sociedad española.
Antonio G. Limones y Susana Díaz en un acto oficial
Los vecinos de Alcalá de Guadaíra tienen en Pepe Rodríguez, ex concejal, a su portavoz oficioso. Si no los llega a parar la policía municipal, que rodeaba al Consistorio, hubieran linchado al alcalde millonario y a sus concejales. No aguantan más. Es la España que la casta oficial niega, como lo haceAntonio Gutiérrez Limones o como lo hizo esta semana Esperanza Aguirre, a quien un valiente y honrado ciudadano jubilado le afeó con una pancarta que usase el privilegio político de declarar ante un juez por escrito. Ella le respondió que estaba “comprado” (”cree el ladrón que todos son de su misma condición”, dice un viejo aforismo español) y él lo negó y la llamó “miserable”.
Antonio Limones, com su célebre vestimenta de gala en su escaño del Senado
El socialista Antonio Gutiérrez Limones pertenece a la misma estirpe de privilegiados. Cuando acude al Senado, en las escasas ocasiones en que ha intervenido, se enfunda un chaleco de “chaqué”, lo que ha sido tildado de ridículo por los numerosos periodistas que contemplan su pose de nuevo rico. Y alardea de su “curriculum” en la Cámara Alta: portavoz adjunto del grupo parlamentario socialista, miembro titular de la diputación permanente del Senado, viceportavoz de la comisión de entidades locales, vocal titular de la delegación española en la asamblea parlamentaria del Consejo de Europa… Detras de tanta rimbombancia, la nadería e inutilidad institucional más absoluta.
Antonio Limones y Pepiño Blanco, mentor y amigo
Y a ellos acumula cargos y más cargos. En el pueblo, ejemplo de desempleo en España, él ocupa 8 puestos contando el escaño y el bastón de mando municipal: presidente de la Junta General y de su consejo de Administración de estas sociedades públicas por las que recibe “dietas e indeminizaciones”: “Alcalá Territorial SA”, “Gesi 9 SA”, “Alcalá Comunicación SA”, “Innovar en Alcalá de Guadaíra SL” y representante, consejero del Consejo de Administración y de la Comisión Ejecutiva de EMASESA, empresa metropolitana de abastecimiento y saneamiento de aguas de Sevilla. Aquí no percibe dietas. Así se explica que delegara en el primer teniente alcalde, Rafael Chacón Sánchez. Además es presidente del Patronato de la Fundación para el desarrollo sostenible de Alcalá de Guadaíra.
En 2013 cumplió 50 años y el 6 de enero, día de reyes, cumplirá los 51 con una fiesta junto a su mujer, sus dos hijos y su corte de aduladores y allegados. Porque Antonio Gutiérrez Limones se arroga el pomposo título de “coordinador y ponente en diferentes seminarios de carácter nacional e internacional en el ámbito de Planificación Estratégica, Economía, Empresas y Desarrollo Local”, entre otros. Eso sí, su pueblo, Alcalá de Guadaíra, pasa hambre mientras él se hace rico con el dinero de sus ciudadanos. Es la España oficial restringida a unos pocos frente a la otra, la mayoritaria abocada al empobrecimiento y la miseria, la España real.
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