UGT Y CCOO han convocado para mañana la segunda
huelga general contra un Gobierno que aún
no ha cumplido un año de mandato. Si la anterior
convocatoria del 29 de marzo era en protesta contra
la reforma laboral, en esta ocasión los sindicatos
pretenden que los trabajadores vayan a la
huelga para forzar al Gobierno a convocar un referéndum
sobre los recortes y los ajustes del gasto
público. El simple enunciado ya es un disparate
que deja en evidencia, aún más si cabe, el carácter
político de la convocatoria. Si la primera huelga
del 29-M contra el PP -que se saldó con un fracaso
en el que sólo pararon los afiliados sindicales- no
logró que el Gobierno cambiara ni una coma de la
reforma laboral, tampoco este 14-N conseguiránada como no sea dañar severamente los intereses
de nuestro país.
No sólo se perderán horas de trabajo, afectando
a la productividad, sino que se perjudicará la imagen
de España en un momento especialmente delicado
en el que todos los ojos de los mercados están
puestos en nosotros para saber si podremos
cumplir los compromisos, pagar las deudas y reducir
el déficit público. El momento, pues, no puede
ser más inoportuno ni más dañino. La huelga no
perjudica al Gobierno, sino al conjunto de los ciudadanos.
Estamos ante una muestra clara de insolidaridad
de los sindicatos con el interés general.
Por lo tanto, calificar de irresponsables a los sindicatos
convocantes, no es una crítica, sino una descripción
cabal de su comportamiento.
Además de irresponsable, la huelga será totalmente
inútil. Sólo servirá para que los líderes sindicales
puedan sacar pecho y disponer de una cobertura
mediática privilegiada a poco que el paro
tenga a lgo de repercusión. Ha sido precisamente
otro sindicato, el CSI-F, que agrupa a la función
pública, el que ha puesto en evidencia a UGT y
CCOO. La central mayoritaria entre los funcionarios
no secundará la huelga -a pesar de la supresión
de la extra de Navidad y de la pérdida de poder
adquisitivo que ha sufrido este colectivo en los
últimos años- porque cree que en este momento
«no es la mejor opción para defender los servicios
públicos».
Será precisamente en el transporte público, sobre
todo en las grandes ciudades, Madrid y Barcelona,
donde los sindicatos querrán dar la sensación
de que ganan la huelga a primera hora de la mañana.
En línea con esa estrategia, el propio líder de
CCOO, Fernández Toxo, participará hoy en una
asamblea del Metro de Madrid para organizar el
paro. Los llamados piquetes informativos se han
convertido en realidad en piquetes amenazantes
cuyo objetivo es impedir, si fuera necesario de
forma violenta, el derecho al trabajo de los que no
quieran secundar la huelga. Por eso es fundamental
que las Fuerzas de Seguridad garanticen la libertad
de las personas que quieran acudir a su
puesto de trabajo y, por supuesto, también el cumplimiento
de los servicios mínimos.
EL MUNDO. MARTES 13 DE NOVIEMBRE DE 2012
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