jueves, 30 de agosto de 2012

Gordillo denuncia que también le roban: ha perdido su moderno iPhone!,pues 100 años de perdon al ladron , ¿no?

El líder de la movilización se queja por el hurto del terminal que tiene como parlamentario y que costea la Junta de Andalucía

 
 
El anecdotario de la última jornada de la marcha obrera por la provincia de Cádiz tiene espacio para casi todo. La acción del SAT está cuajada de matices y de momentos que bien podrían llenar un álbum de fotos y que también sirven para interpretar lo ocurrido estos dos últimos días.
La última instantánea, porque se produjo al final de la movilización, es la del líder de la marcha, Juan Manuel Sánchez Gordillo, acudiendo a la Comisaría de Cádiz, recurriendo a la Policía Nacional, para formular denuncia. Alguien le había robado su teléfono móvil, un terminal de última generación: un Iphone.
 
Las cámaras persiguen al alcalde de Marinaleda
En estos dos días de marcha obrera, a Gordillo se le ha visto literalmente colgado a su móvil. Como "estrella" de la acción reivindicativa, su teléfono echaba humo. Hubo a quien le llamó la atención que el cabecilla de una movilización de jornaleros, de gente del campo que denuncian las desigualdades que existen en la sociedad y que buscan «derrocar el poder para que el pueblo gobierne» -extracto de su discurso final frente a subdelegación- llevara un teléfono caro que bien podría ser un símbolo más del enemigo: el capitalismo. Pero ese terminal no lo ha adquirido Sánchez Gordillo, es el teléfono que ha recibido como parlamentario andaluz. Es decir, que corre por cuenta de los presupuestos de la Junta, calificados por el actual Gobierno (PSOE-IU) de austeros.

Se compara con Gandhi

Lo que sí ha conseguido el alcalde de Marinaleda, gracias a la amplia difusión de sus acciones que están realizando los medios, es forjarse la imagen de revolucionario, comparable al Ché y Gandhi, en la prensa extranjera. Varios medios han seguido al detalle sus discursos. No en vano, en cada parada de la marcha, Sánchez Gordillo era rodeado por una nube de periodistas ávidos de declaraciones. Este idilio no solo se ha roto con los medios que el SAT considera «voceros de la derecha». Ayer, el líder tuvo un encontronazo con un equipo de TV de una cadena, nada sospechosa de tirar con la diestra, que hizo una conexión en directo. No le gustó las preguntas que le hacían: «Están desvirtuando este momento», decía un compañero de la marcha por megafonía para poner fin al último encuentro con los medios.

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