El regreso del Frente Popular
Mañana, 29 de marzo, asistiremos en nuestro país a la octava huelga general desde la
reinstauración de la democracia allá por 1978. Y esa huelga general llega -precisamente - en el momento económico más crítico de las últimos cuatro décadas.
Porque UGT y CCOO no protestan por una reforma laboral, no se engañen: es una huelga política, planificada y deglutida desde el mismo día en que el PP ganó las elecciones. Si fuera por un tema laboral o económico, esta huelga se habría producido hace dos años y medio, cuando gobernaba Zapatero y el el desempleo superaba los cinco millones de personas. Entonces los sindicatos no movieron ni el pelo de la ceja y siguieron abrevando en el pesebre de las multimillonarias subvenciones.
Tras las elecciones en Andalucía y en Asturias la huelga general se ha retroalimentado con los resultados producidos.Tanto PSOE como IU gobernaran en Andalucia tras el enésimo fracaso de Javier Arenas y pretenden que la huelga general debilite aún más, la delicadísima posición del Ejecutivo de Rajoy.
Ni los ERE, ni la farlopa del ex directo general de Trabajo -el tal Guerrero-, ni los informes inventados y falsarios de Invercaria han conseguido cambiar el derrotero frentepopulista que le espera a Andaluzuela, ese híbrido entre la Andalucía del PSOE y la Venezuela chavista que nos augura la coalición con los estalinistas de IU.
Pero, además, lo ocurrido en Andalucía va a tener un efecto casi inmediato en Extremadura, donde Monago no podrá sostener por mucho tiempo su "alianza" con IU y donde el ex bellotari Fernández Vara ya fragua la moción de censura que le devuelva el sillón y presidir la Junta.
El panorama es tétrico. España se encuentra en una encrucijada diabólica, con una economía lastrada y hundida por los siete años de zapaterismo y que ha entrado oficialmente en recesión, con unos ingresos -vía impuestos - que continúan cayendo en picado y con una prima de riesgo que ha vuelto al nivel de los 350 puntos básicos,ante el pánico de una reedición del Frente Popular en Andalucía y Extremadura -partidario de aumentar el gasto público-, y que dificultará sobremanera el control del déficit por parte del Ejecutivo de Rajoy.
Esta huelga, por tanto, no castiga al Gobierno, sino al país. Porque aunque estos estalinistas no quieran asumirlo, no hay otra política económica posible y no hay margen alguno para planteamientos teóricos del chavismo bolivariano.
No los hay.
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