ESTADOS UNIDOS | 'Milagro' en California
Una centenaria encuentra a su hija 77 años después
Minka Disbrow, en su iglesia de San Clemente.
Violada en el año 1928, Minka Disbrow la había dado en adopción
Uno de sus seis nietos la encontró gracias a internet en su piso de California
¿Puede uno querer a alguien al que no ha visto en 77 años? ¿Echar de menos a un completo desconocido, del que ignora el rostro, el carácter, las manías? Parece que sí, de atenerse uno a la tozudez del instinto maternal, encarnada en la historia de Minka Disbrow. Una de esas peripecias tan milagrosas e improbables que uno descarta en el cine pensando que al guionista se le ha vuelto a ir la mano.
Disbrow conoció el sexo de la mano de la violencia. Fue violada junto a una amiga por tres hombres, ante un trágicamente idílico telón de fondo campestre. Ambas disfrutaban de un picnic cuando fueron asaltadas. Y uno de ellos la hizo madre.
Después llegó el trauma y la vergüenza. Corría el año 1928 y las hijas de granjeros no podían permitirse el lujo de alumbrar niños fuera del matrimonio. Dio a luz en una casa luterana para adolescentes en semejante brete. Y se separó de aquel bebé rubio y con un hoyuelo en la barbilla al que llamó Betty Jane. Algo de lo que se arrepintió toda la vida, según confiesa al 'Huffintong Post'. «Quería a esa niña, entonces buscaba lo mejor para ella».
Disbrow siguió la pista de la pequeña durante mucho tiempo, a través de las cartas que dirigía a la agencia de adopción. Supo que había sido adoptada por un pastor y su mujer. Pero un buen día la comunicación se cortó; la agencia había cambiado de dueños.
Luego la vida fue siguiendo su curso. Matrimonio con un frutero al que la guerra convirtió en piloto y dos hijos. Pero cada 22 de mayo, la mujer recordaba el cumpleaños de su tercera y desconocida hija. Que a su vez también había ido haciendo su vida, aunque bajo el nombre de Ruth Lee.
Muchos años después, cuando ésta rondaba los 70 y empezó a tener problemas de corazón, quiso rebobinar en su historial genético y buscar a su madre real. No la encontró ella, sino uno de sus seis hijos, que buceando en internet tuvo un pálpito. Y llamó al apartamento de California donde vive su abuela. La encontró viva, y con ganas de reencontrarse con la familia perdida.
Así que, a sus 94 años, Disbrow ha engordado la descendencia con una hija perdida y seis nietos entre los que hay incluso un astronauta, Mark Lee, que ha rodeado la Tierra 517 veces. Para que digan que los milagros no existen.
Disbrow conoció el sexo de la mano de la violencia. Fue violada junto a una amiga por tres hombres, ante un trágicamente idílico telón de fondo campestre. Ambas disfrutaban de un picnic cuando fueron asaltadas. Y uno de ellos la hizo madre.
Después llegó el trauma y la vergüenza. Corría el año 1928 y las hijas de granjeros no podían permitirse el lujo de alumbrar niños fuera del matrimonio. Dio a luz en una casa luterana para adolescentes en semejante brete. Y se separó de aquel bebé rubio y con un hoyuelo en la barbilla al que llamó Betty Jane. Algo de lo que se arrepintió toda la vida, según confiesa al 'Huffintong Post'. «Quería a esa niña, entonces buscaba lo mejor para ella».
Disbrow siguió la pista de la pequeña durante mucho tiempo, a través de las cartas que dirigía a la agencia de adopción. Supo que había sido adoptada por un pastor y su mujer. Pero un buen día la comunicación se cortó; la agencia había cambiado de dueños.
Luego la vida fue siguiendo su curso. Matrimonio con un frutero al que la guerra convirtió en piloto y dos hijos. Pero cada 22 de mayo, la mujer recordaba el cumpleaños de su tercera y desconocida hija. Que a su vez también había ido haciendo su vida, aunque bajo el nombre de Ruth Lee.
Muchos años después, cuando ésta rondaba los 70 y empezó a tener problemas de corazón, quiso rebobinar en su historial genético y buscar a su madre real. No la encontró ella, sino uno de sus seis hijos, que buceando en internet tuvo un pálpito. Y llamó al apartamento de California donde vive su abuela. La encontró viva, y con ganas de reencontrarse con la familia perdida.
Así que, a sus 94 años, Disbrow ha engordado la descendencia con una hija perdida y seis nietos entre los que hay incluso un astronauta, Mark Lee, que ha rodeado la Tierra 517 veces. Para que digan que los milagros no existen.
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