miércoles, 4 de enero de 2012

Una centenaria encuentra a su hija 77 años después



ESTADOS UNIDOS | 'Milagro' en California

Una centenaria encuentra a su hija 77 años después

Minka Disbrow, en su iglesia de San Clemente. | Ap
Minka Disbrow, en su iglesia de San Clemente.

Violada en el año 1928, Minka Disbrow la había dado en adopción
Uno de sus seis nietos la encontró gracias a internet en su piso de California
¿Puede uno querer a alguien al que no ha visto en 77 años? ¿Echar de menos a un completo desconocido, del que ignora el rostro, el carácter, las manías? Parece que sí, de atenerse uno a la tozudez del instinto maternal, encarnada en la historia de Minka Disbrow. Una de esas peripecias tan milagrosas e improbables que uno descarta en el cine pensando que al guionista se le ha vuelto a ir la mano.
Disbrow conoció el sexo de la mano de la violencia. Fue violada junto a una amiga por tres hombres, ante un trágicamente idílico telón de fondo campestre. Ambas disfrutaban de un picnic cuando fueron asaltadas. Y uno de ellos la hizo madre.
Después llegó el trauma y la vergüenza. Corría el año 1928 y las hijas de granjeros no podían permitirse el lujo de alumbrar niños fuera del matrimonio. Dio a luz en una casa luterana para adolescentes en semejante brete. Y se separó de aquel bebé rubio y con un hoyuelo en la barbilla al que llamó Betty Jane. Algo de lo que se arrepintió toda la vida, según confiesa al 'Huffintong Post'. «Quería a esa niña, entonces buscaba lo mejor para ella».
Disbrow siguió la pista de la pequeña durante mucho tiempo, a través de las cartas que dirigía a la agencia de adopción. Supo que había sido adoptada por un pastor y su mujer. Pero un buen día la comunicación se cortó; la agencia había cambiado de dueños.
Luego la vida fue siguiendo su curso. Matrimonio con un frutero al que la guerra convirtió en piloto y dos hijos. Pero cada 22 de mayo, la mujer recordaba el cumpleaños de su tercera y desconocida hija. Que a su vez también había ido haciendo su vida, aunque bajo el nombre de Ruth Lee.
Muchos años después, cuando ésta rondaba los 70 y empezó a tener problemas de corazón, quiso rebobinar en su historial genético y buscar a su madre real. No la encontró ella, sino uno de sus seis hijos, que buceando en internet tuvo un pálpito. Y llamó al apartamento de California donde vive su abuela. La encontró viva, y con ganas de reencontrarse con la familia perdida.
Así que, a sus 94 años, Disbrow ha engordado la descendencia con una hija perdida y seis nietos entre los que hay incluso un astronauta, Mark Lee, que ha rodeado la Tierra 517 veces. Para que digan que los milagros no existen.

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