Guerra abierta entre comunicadores
Pilar Rahola no está dispuesta a agachar la cabeza y piensa seguir defendiendo sus ideas, aunque éstas le cuesten su puesto en Onda Cero por segunda vez. Lejos de alejarse de la polémica, echa más leña al fuego volviendo a cargar contra uno de los grandes de la emisora, Carlos Herrera, en un artículo publicado este jueves en La Vanguardia.
Las desavenencias entre la periodista y Herrera llegaron a su culmen cuando este opinó en su programa sobre el nacionalismo catalán, argumentando que no le interesan este tipo de nacionalismos pues sólo aportan argumentos intestinales, demagógicos y baratos a la ciudadanía, además de considerar a los fanáticos antitaurinos como ‘chusma’.
Este tema es de especial interés para la periodista catalana y quiso plasmar abiertamente que le indignaba la opinión de su superior en su artículo La chusma publicado en La Vanguardia. En él, Rahola se dirigía directamente hacia Herrera y se reconocía como una chusma más, que está en desacuerdo con la tradición taurina del país y además le pedía directamente que cesaran los ataques a aquellos catalanes que desean legislar sus propias convicciones.
La respuesta a este artículo no se hizo esperar y fue despedida de la emisora. Hay quienes veían en el propio Carlos Herrera la mano negra que pidió la cabeza de Rahola, pero éste lo negó en su momento desvinculándose por completo de la decisión tomada por sus superiores. A pesar de ello, Rahola volvió a ocupar su puesto como quiso hacer ver su compañera Julia Otero en su Twitter: "Pilar Rahola seguirá en la quinta temporada de Julia en la Onda. ¡Gracias a la inteligencia y la elegancia de todos! Orgullosa de trabajar en Onda Cero".
Pero Rahola no está contenta y ha querido volver a reivindicarse en un nuevo artículo en La Vanguardia, La mala memoria. Herrera consideraba que los nacionalismos no son sanos para la sociedad española y Rahola le ha contesto que "La mayoría de los que desprecian al nacionalismo catalán son militantes acérrimos del nacionalismo español". Además retoma la cuestión taurina: “no hay nada más ridículo que mezclar el sentimiento colectivo de un país a unos tipos vestidos ridículamente, que salen a una plaza a torturar animales para que otros jaleen su agonía”.
La decisión de Rahola por hurgar en una herida que estaba en proceso de cura, corre el peligro de levantar la costra de la polémica, prometiendo sangrar aún más.
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