Si eres progre puedes amenazar con quemar, humillar, injuriar y calumniar a los cristianos; puedes asaltar una capilla universitaria; puedes llamar a reventar la JMJ; puedes insultar y amenazar a los provida; puedes acosar y agredir a los medios críticos con el gobierno; puedes lanzar botellas y tijeras contra la Policía; puedes boicotear la investidura de los nuevos alcaldes; puedes amenazar y agredir a quienes decidan trabajar durante una huelga; puedes bloquear el acceso a un parlamento autonómico; puedes cortar calles sin pedir permiso para que pasen los del 15-M; incluso puedes asaltar una TV autonómica.
Ningún medio progre te criticará si eres progre y haces todo eso. El gobierno socialista y sus acólitos no mostrarán el menor respeto por los agredidos, ni moverán un dedo para que no se repitan hechos tan criticables como los citados. Es muy posible que incluso señalen a los amenazados y agredidos con el dedo por provocar por el mero hecho de rezar o de ser cristianos y no ocultarlo con vergüenza. Algún ministro incluso saldrá a defenderte diciendo que tu actitud es “absolutamente democrática” y ordenará que no se te moleste. Lo que no puedes hacer, si no eres progre, es abuchear a un presidente del gobierno que sí lo es a su llegada al desfile del Día de la Hispanidad, como viene ocurriendo estos últimos años y como también ha ocurrido hoy. Eso justificará incluso un cambio de itinerario y organización en el desfile para que no se oigan los abucheos, no vaya a ser que alguno de los casi 5 millones de parados que ha dejado el mandato de Zapatero se pase por allí con ganas de desahogarse lanzando algo tan peligroso, destructivo y desestabilizador como un simple abucheo.
Ante esos abucheos, los que consideran la nación un concepto discutido y discutible, los que niegan que abortar sea matar a un ser humano, los que jamás muestran el menor respeto por lo más sagrado, se rasgarán entonces las vestiduras y con un gesto de flema británica apelarán al respeto, a las más altas virtudes y al más refinado protocolo para afearte el abucheo. Es más: te señalarán como un individuo que no abuchea al máximo responsable político de la ruina actual de España, sino a las Fuerzas Armadas, a la bandera y al Rey, a ver si consiguen que algún patriota despistado se apunte a criticar los abucheos. Poco importa que los mismos que abuchean a Zapatero a su llegada cubran de aplausos y vítores a nuestras tropas. A un gobierno que ha hecho de la mentira y el cinismo sus medios de subsistencia ya sólo se le puede defender de igual forma: con la mentira y el cinismo.
Ningún medio progre te criticará si eres progre y haces todo eso. El gobierno socialista y sus acólitos no mostrarán el menor respeto por los agredidos, ni moverán un dedo para que no se repitan hechos tan criticables como los citados. Es muy posible que incluso señalen a los amenazados y agredidos con el dedo por provocar por el mero hecho de rezar o de ser cristianos y no ocultarlo con vergüenza. Algún ministro incluso saldrá a defenderte diciendo que tu actitud es “absolutamente democrática” y ordenará que no se te moleste. Lo que no puedes hacer, si no eres progre, es abuchear a un presidente del gobierno que sí lo es a su llegada al desfile del Día de la Hispanidad, como viene ocurriendo estos últimos años y como también ha ocurrido hoy. Eso justificará incluso un cambio de itinerario y organización en el desfile para que no se oigan los abucheos, no vaya a ser que alguno de los casi 5 millones de parados que ha dejado el mandato de Zapatero se pase por allí con ganas de desahogarse lanzando algo tan peligroso, destructivo y desestabilizador como un simple abucheo.
Ante esos abucheos, los que consideran la nación un concepto discutido y discutible, los que niegan que abortar sea matar a un ser humano, los que jamás muestran el menor respeto por lo más sagrado, se rasgarán entonces las vestiduras y con un gesto de flema británica apelarán al respeto, a las más altas virtudes y al más refinado protocolo para afearte el abucheo. Es más: te señalarán como un individuo que no abuchea al máximo responsable político de la ruina actual de España, sino a las Fuerzas Armadas, a la bandera y al Rey, a ver si consiguen que algún patriota despistado se apunte a criticar los abucheos. Poco importa que los mismos que abuchean a Zapatero a su llegada cubran de aplausos y vítores a nuestras tropas. A un gobierno que ha hecho de la mentira y el cinismo sus medios de subsistencia ya sólo se le puede defender de igual forma: con la mentira y el cinismo.
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