Una de las comisarias políticas de ETA lo reveló a un preso etarra en una conversación grabada en octubre de 2004 y destapada cinco meses después por el diario Abc. El comunicado de ayer evidencia que ETA se ha salido con la suya.
El 15 de abril de 2004, Zapatero pronunciaba su discurso de investidura, que remataba con aquella famosa expresión del “ansia infinita de paz”. Seis meses después, Elisabet Zubiaga, integrante de Ekin -la sección de comisarios políticos de ETA-, mantenía una conversación con el preso etarra Jorge García Sertucha, encarcelado por intentar asesinar al Rey de España en octubre de 1995 en Palma de Mallorca. En aquella conversación Zubiaga comunicó a Sertucha lo siguiente: “Ha habido reuniones con el PSOE, y con el PSF también. Sí, sí, aquí se está haciendo un curro de la hostia”. Hay que recordar que el PSOE siguió negando sus contactos con ETA hasta dos años después, mintiendo una y otra vez a la opinión pública.
El 15 de abril de 2004, Zapatero pronunciaba su discurso de investidura, que remataba con aquella famosa expresión del “ansia infinita de paz”. Seis meses después, Elisabet Zubiaga, integrante de Ekin -la sección de comisarios políticos de ETA-, mantenía una conversación con el preso etarra Jorge García Sertucha, encarcelado por intentar asesinar al Rey de España en octubre de 1995 en Palma de Mallorca. En aquella conversación Zubiaga comunicó a Sertucha lo siguiente: “Ha habido reuniones con el PSOE, y con el PSF también. Sí, sí, aquí se está haciendo un curro de la hostia”. Hay que recordar que el PSOE siguió negando sus contactos con ETA hasta dos años después, mintiendo una y otra vez a la opinión pública.
ETA ya había detectado la mayor debilidad de ZP: su vanidad
En aquella conversación, la dirigente etarra adelantó a su interlocutor cuál iba a ser la estrategia de la banda asesina en los años siguientes para doblegar la voluntad del gobierno socialista: “Para el PSOE es la hostia, que estén ellos gobernando y solucionar uno de los mayores conflictos que tiene el Estado español”, dijo Zubiaga. Por si no quedaba claro por dónde iba la cosa, la cabecilla de ETA añadió lo siguiente: “Hay que planteárselo así al señor ZP, o sea, «tú vas a solucionar el conflicto mayor que ha tenido el Estado español, pasas a la historia, tío, premio nobel de la paz, te dan el premio Nobel de la paz». Ja, ja, ja“.
ETA aprovechó la vanidad de ZP como Hitler hizo con Chamberlain
Lo que esta conversación evidencia es, por un lado, que ETA conocía la máxima debilidad de Zapatero: su vanidad, y sabía como sacar tajada del gran ego del presidente del gobierno y de su afán por presentarse ante el mundo como el campeón de la paz al precio que fuese, incluso a costa de claudicar ante ETA permitiendo el regreso de los proetarras a las instituciones, como finalmente ha ocurrido. La claudicación de Zapatero recuerda poderosamente la actitud de Neville Chamberlain, el primer ministro británico que claudicó ante las pretensiones de Hitler sobre Renania, los Sudetes y Austria a cambio de obtener del dictador nazi la firma del Pacto de Munich en septiembre de 1938, con el que por apenas seis meses -hasta la invasión de Checoslovaquia- Chamberlain se pudo presentar ante la opinión pública de su país como el hombre que obtuvo “la paz para su tiempo”, para después pasar a la historia como el cobarde que cedió ante Hitler y facilitó así el estallido de la Segunda Guerra Mundial.
La reacción de Zapatero ayer evidencia el éxito de la estrategia etarra
La farsa desplegada ayer por ETA es un nuevo intento de la banda de aprovecharse de la vanidad de Zapatero, y para darse cuenta del éxito de ETA basta con leer las lamentables declaraciones del presidente ayer por la tarde, manifestando su euforia ante el anuncio de la banda terrorista, anuncio que ni habla de entrega de armas, ni habla de disolución de ETA, ni pide perdón a las víctimas ni se arrepiente de más de medio siglo de actividad criminal. Que el presidente del gobierno acoja ese insulto a las víctimas como una “victoria de la democracia” indica hasta qué punto ETA le ha cogido la medida a Zapatero. Ahora ya sólo falta esperar para que la historia ponga en su sitio al presidente que más ha claudicado ante ETA por una mezcla de cobardía y de egotismo.
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