La principal es que en el 'chino chino' comen chinos; en el chino, no
El arroz tres delicias, los rollitos primavera, el chop-suey o el cerdo agridulce son platos para 'guiris'.
Hastiado del uniforme rancho arroz tres delicias y cerdo agridulce que sirven los restaurantes chinos de toda la vida que proliferan por las ciudades españolas y que nada tiene que ver con la verdadera comida china, el crítico gastronómico Mikel López Iturriaga desgrana en su blog El comidista nueve diferencias con los auténticos 'chinos chinos' que poco a poco van surgiendo gracias al aumento de una comunidad nativa.
- En el chino encuentras platos que jamás verás en China, sino que provienen más de los inmigrantes orientales en Estados Unidos: el arroz tres delicias, los rollitos primavera, el chop-suey, el cerdo agridulce... En un chino chino no tienen de eso, y si lo tienen, es sólo para los guiris como nosotros. A veces cuentan con dos cartas: una A para no chinos y otra B con las cosas buenas de verdad.
- El chino chino ofrece auténticas delicias como sopas de tallarines, jiaozi (empanadillas), dim sum (aperitivos cantoneses), wonton (bolsitas de pasta rellenas), xiaolongbao (bollitos rellenos al vapor), hot-pots (una especie de fondue en caldo) o cualquiera de las mil variedades de comida regional que no se ven ni en pintura en los chinos sin más.
- El chino chino sirve guisos brutales hechos con partes poco nobles de animales, que llevan la casquería a una dimensión desconocida. El chino no se atreve porque no quiere ofendernos con un pulmón de cerdo a la plancha, por ejemplo.
- En el chino chino comen chinos. En el chino no.
- El chino no abusa del picante para no molestar. Si estás en un chino chino cuyos dueños son del sur, las bocas arderán en el infierno como en el mismísimo Sichuán.
- Los camareros de los chinos hablan un español más o menos decente, y puedes comunicarte con ellos sin grandes problemas. En los chinos chinos sólo suele haber una persona que sabe algo de castellano, y las equivocaciones con lo que has pedido son frecuentes. Pero es parte de su encanto, y así descubres nuevos platos.
- Por lo general, la decoración de los chinos es espantosa, con sus réplicas de pagodas y sus lacados omnipresentes. Los chinos chinos son todavía más feos: el estuco veneciano, las sillas forradas de plástico y los cuadros imposibles están a la orden del día. El ambiente general es de decadencia, y sólo entras porque alguien te lo ha recomendado: si no, saldrías corriendo.
- Los chinos se llaman "Buda Feliz", "Gran Muralla" y similares. Los chinos chinos suelen tener o bien un nombre en chino o uno español heredado del negocio anterior, tipo "Don Pepe".
- El chino es barato, y comes entre mal y regular. El chino chino es igual de barato y comes como un emperador de la dinastía Ming. O casi.
¿DÓNDE ENCONTRAR CHINOS CHINOS?
Mikel López Iturriaga termina su nota recomendando algunos restaurantes 'chinos chinos' de verdad.
Madrid es la ciudad en la que hay más. El pionero es el de la entrada al párking de la Plaza de España, pero también cuentan con buena reputación el Nihao (Silva, 20), el Hui Fon (Maestro Arbós, 3), el Ohua (Tomás García, 3) y el Rey de Tallarines (Plaza del Conde Toreno, 2). Si buscas una hot-pot, está el Yuè Lái (Hermosilla, 101)
En Barcelona hay un chino chino en la calle Ali Bei, número 65. No tiene nombre en castellano, es baratísimo y las sopas de pasta casera son sensacionales. Para hot-pots, una apuesta decente es La Olla de Sichuán (Dr. Letamendi, 11), y las berenjenas picantes de La Casa del Xinés también tienen su fama.
Valencia cuenta con el Bar Sueca (Sueca, 65), muy recomendado por los locales.
En Bilbao, los buscadores de chinos de verdad acuden en peregrinación al León de Oro, en la calle Fernández del Campo, 8.
Alicante ganaría el premio al mejor nombre de chino chino con el Mari Carmen, en la plaza de Galicia.
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