Una comisión de la Unesco investigará sobre el terreno las consecuencias que para la reserva natural de Doñana se pueden derivar de proyectos pendientes en su entorno como el del oleoducto promovido por el Grupo Gallardo, con base en Extremadura. El resultado electoral y la nueva realidad política extremeña prometen tener consecuencias de calado para este proyecto, que fue la causa de la sustitución del científico Ginés Morata por Felipe González al frente del Consejo de Participación del Parque, hace dos años.
Entre los riesgos medioambientales que planean sobre Doñana están, de un lado, el dragado del Puerto de Sevilla, cuestionado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) por las consecuencias que de él pueden derivarse para el parque, pero sobre todo, el oleoducto que planea el Grupo Gallardo, que partiría del entorno de Doñana hasta llegar a los Santos de Maimona, en la provincia de Badajoz, y que supondría una sobrecarga de petroleros en la costa atlántica de la reserva natural con el consiguiente peligro de vertidos de crudos.
El decidido apoyo que se le prestó al oleoducto desde los gobiernos de Extremadura, con Rodríguez Ibarra, y de Andalucía, con Manuel Chaves, derivó hace dos años en un cambio drástico en la presidencia del Consejo de Participación de Doñana. El Premio Príncipe de Asturias Ginés Morata, que se opuso a la iniciativa, fue sustituido por Felipe González, y en la consejería de Medio Ambiente de la Junta andaluza se colocó a la onubense Cinta Castillo, con la intención, denunciada entonces por IU, de facilitar los trámites autonómicos para que el negocio de Gallardo llegara a buen puerto.
La Unesco vigila, pero nada se resuelve
La Unesco, a través del Comité del Patrimonio de la Humanidad no ha dejado de vigilar el futuro de la reserva natural en los últimos años, animada en muchas ocasiones por denuncias e informes de organizaciones ecologistas. Sin embargo, las amenazas siguen pendientes sobre el parque, y dos años después de que Felipe González se hiciera cargo de la presidencia de la Comisión de Participación nada parece haberse hecho para calmar las sospechas del organismo internacional.
Lo que la gestión del Parque no ha conseguido puede lograrlo el resultado electoral del 22-M. La construcción del oleoducto de Gallardo tenía a lo largo del recorrido previsto -200 kilómetros desde la costa a la provincia de Badajoz- una serie de apoyos municipales representados por los alcaldes socialistas, que se situaban en la línea impuesta por el partido respecto al negocio de Gallardo. Muchos de esos enclaves municipales han cambiado de manos en las pasadas elecciones municipales, empezando por el de Almonte, donde el PP ha conseguido la alcaldía con el apoyo de IU.
El nuevo poder extremeño y el oleoducto
Pero no sólo en el ámbito municipal han cambiado las cosas. En el plano político, el peor enemigo del oleoducto ha sido IU, y las circunstancias han querido que esta coalición haya conseguido poder para influir en la política extremeña hasta el punto de poner y quietar gobiernos. Y todo apunta a que el proyecto de Gallardo no va a recibir los favores que les hizo el PSOE, uno de cuyos próceres principales en Extremadura es precisamente el sobrino del empresario y heredero de su imperio económico, Francisco Fuentes Gallardo.
La relación de Gallardo con el anterior Gobierno extremeño se evidencia, por otra parte, en el hecho de que uno de los socios del proyecto de refinería y por tanto del oleoducto es la Sociedad de Fomento Industrial de Extremadura. En circunstancias así, no es extraño que IU se haya interesado en ocasiones por los límites de subvenciones que la Junta extremeña le daba a las empresas de Gallardo, que de hecho se convirtió en el referente económico de la época de Rodríguez Ibarra.
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