viernes, 27 de mayo de 2011

'Dedazo' en Ferraz: Zapatero dinamita las primarias y señala a Rucalbaba como sucesor

Zapatero junto a Chaves, Blanco e Iglesias en la sede del PSOE.

Como en el desenlace de una tragedia griega, José Luis Rodríguez Zapatero ha acabado repitiendo el dedazo de José María Aznar para señalar a su sucesor. Tras imponer las primarias en los estatutos del PSOE y restregarle a Mariano Rajoy durante años el origen poco democrático de su liderazgo, el secretario general socialista ha propuesto este viernes a Alfredo Pérez Rubalcaba como candidato para las próximas elecciones generales. La reunión que mantiene Zapatero con José Blanco y todos los barones del partido en Ferraz ha puesto punto final a la posibilidad de unas primarias abiertas y designado al vicepresidente del Gobierno como heredero.
Zapatero no solo ha sacrificado el proceso de democracia interna del que tanto había presumido, sino que ha renunciado a su papel de árbitro en el partido y escenificado su claudicación ante Rubalcaba. Todo, con un solo objetivo: mantenerse en La Moncloa y en la Secretaría General hasta 2012. Un armisticio que se ha llevado también por delante las ambiciones de Carme Chacón, que ayer hincó la rodilla, así como la posibilidad de celebrar un congreso que renueve la dirección y el programa del PSOE antes de las generales.
Nada más comenzar el encuentro en Ferraz, Zapatero se dirigó a Blanco, Manuel Chaves, Marcelino Iglesias y a los 17 barones autonómicos para mostrar su preferencia por el vicepresidente y ministro del Interior. El objetivo de la reunión era mitigar las convulsiones internas que padece el partido y asegurar un desarrollo pacífico del Comité Federal que se celebra este sábado. No obstante, la designación de Rubalcaba, por más que fuera evidente y cuente con el apoyo de buena parte de los dirigentes socialistas, no se encontraba en el orden del día.
De hecho, el vicepresidente todavía no ha hecho pública su decisión, ya que ha preferido esperar a que, este sábado, el Comité Federal abra oficialmente el proceso de primarias. Una vez dado este paso, el escenario más probable pasa por que Rubalcaba sea el único candidato y obtenga el aval de la cúpula socialista. Por ello, el dedazo de Zapatero puede parecer innecesario, lo que subraya la crudeza y astucia con las que el ministro del Interior ha jugado sus cartas.
Todos los 'barones', con Rubalcaba
Blanco, que ha comparecido al filo de las nueve de la noche en Ferraz ante los medios de comunicación, ha asegurado que "todos" los reunidos han expresado su preferencia por Rubalcaba como candidato, incluidos dirigentes autonómicos como José María Barreda, José Antonio Griñán o Tomás Gómez, que habían defendido públicamente la convocatoria de unas primarias abiertas para resolver la carrera sucesoria. Ese cierre de filas parecer reflejar que los barones han optado por tratar de rescatar la maltrecha unidad del partido antes que por salvar un proceso de democracia interna que ahora queda herido de muerte.
Porque eso es exactamente lo que han hecho esta tarde la cúpula del PSOE y los barones autonómicos: cargarse el proceso de primarias. Eso sí, vistiendo apresuradamente al muerto con una mortaja de apariencia democrática. Pero, por más que Blanco haya repetido hasta la saciedad que el Comité Federal convocará este sábado las elecciones internas para elegir al sucesor de Zapatero y que la votación se celebraría el próximo 26 de junio "si hay más de un candidato", lo cierto es que todo ha quedado bien atado para que nadie ose disputar el trono a Rubalcaba.
Y eso es así porque si un dirigente o militante socialista estuviera dispuesto a dar un paso al frente y enfrentarse a Rubalcaba, debería reunir el aval del 15% de la militancia socialista, es decir, más de 30.000 firmas. Una misión prácticamente imposible en poco más de tres semanas, sobre todo teniendo enfrente a la cúpula de Ferraz y a todos los barones del partido, que con su férreo control de los aparatos autonómicos moverían los hilos para frustrar las aspiraciones de un supuesto espontáneo.
Blanco, ante la machacona insistencia de los periodistas, se ha empeñado en negar la evidencia de la farsa con el argumento de que en la reunión de urgencia celebrada este viernes "no ha habido una designación de un candidato, sino una reflexión compartida. No estamos renunciando a las primarias, pero hay un deseo compartido de que Rubalcaba sea nuestro candidato". Y cuando le han preguntado cómo cree que valorarán los ciudadanos y la militancia socialista este aparente dedazo, el número dos del PSOE ha respondido: "Lo que más valora la sociedad en un partido es la fortaleza, la cohesión, la unidad y el liderazgo".


El marrullero de la mano en el pecho
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