Firme el ademán, como en sus años mozos, y por servir -lacayo por costumbre e instinto- a su amo, Enric Sopena pidió el voto para José Montilla, con el resultado conocido: descalabro descomunal del PSC, ahora en proceso de desguace por Artur Mas.
Propagandistas mostrencos como Sopena están enterrando al PSOE en un abismo de descrédito e inmundicia. Sopena lleva años, bien subvencionado, cantando las excelencias de Zapatero con el efecto previsible: el PSOE va camino del hundimiento, mientras -cruel y despiadado- retira el mínimo de subsistencia, los 426 euros, condenando a la indigencia y al hambre a una parte de la población, la más indefensa, mientras los socialistas no se retiran ninguno de los privilegios de casta parasitaria, incluidas las subvenciones al digital de Sopena que tan mal y poco responde a su título.
Enric Sopena tiene una idea del periodismo que, como metáfora, oscila entre el biotipo del sicario y el del chapero progresista. Es una completa vergüenza para la historia de la Universidad de Navarra, pues ni tan siquiera, a su edad, sabe diferenciar entre la parte y el todo. No soy Intereconomía, ni mis opiniones marcan postura editorial. En Intereconomía hay preclaros y muy convencidos monárquicos, junto a republicanos como yo.
Resulta, en apariencia, incomprensible que Sopena y su digital de pasta flora arremeta contra mí por haber publicado un documentado libro titulado ‘La monarquía inútil' (Editorial Rambla), donde pido un referéndum monarquía-república. Lo lógico es que mi tocayo me secundara puesto que se supone que la izquierda es republicana.
Ver a los propagandistas del PSOE haciendo de inquisidores de Zarzuela y rasgándose las vestiduras ante la petición de un referéndum monarquía o república da grima y produce hilaridad. Demuestra que la caverna rancia y casposa de esta pseudoizquierda del pilla-pilla presupuestario, de la expoliación y el saqueo, estúpida e incompetente, sectaria y roma, ha vendido cualquier principio a sus intereses.
Muestra que llevo toda la razón en la denuncia explicitada en mi libro ‘La monarquía inútil': la izquierda se vendió y traicionó su republicanismo al comienzo de la transición. Hoy, el partido monárquico por excelencia es el PSOE, y en ello hay sobresaliente y nauseabunda hipocresía e impostura. A este cortesianismo de felpudo se ha pasado del ‘España, mañana, será republicana'. Un mañana, a lo que se ve, eterno. Puestos, a Sopena deberían darle en Zarzuela algún título.
Y sí, por supuesto, es notorio y evidente, hay una casta parasitaria -de la que forma parte Sopena- y Juan Carlos es su jefe. Y, por supuesto, uno de los pequeños momentos épicos de mi vida, del que me enorgullezco, es cuando, tras la correspondiente manifestación contra la mafia legal de UGT, puse un chorizo (picante de León, en memoria de Zapatero) en la puerta de su sede central. Por lacayo, estomagante y servil, Sopena que se merecería que le pusiera otro en la puerta de su digital, de tan equívoco nombre. A lo mejor lo hago.
Enrique de Diego
No hay comentarios:
Publicar un comentario