domingo, 21 de noviembre de 2010

BBK ultima su desembarco en CajaSur para culminar la mayor operación de su historia

La caja, que apuesta por nuevas compras para crecer, está a punto de superar la carrera de obstáculos para hacerse con la entidad cordobesa
 
 
Más de cinco meses y medio. Es el tiempo transcurrido entre el pasado 16 de julio, cuando se anunció oficialmente que la BBK se había adjudicado CajaSur, y el próximo 2 de enero. Ese día, la Bilbao Bizkaia Kutxa se hará cargo de la intervenida caja andaluza como propietaria efectiva, tras haber superado un complejo y convulso proceso cuyo último hito se producirá el martes con la celebración de una previsiblemente agitada asamblea general en Córdoba, que aprobará la cesión total de activos y pasivos de la entidad controlada por el Banco de España a su nuevo propietario, BBK Bank.

Desde el mismo momento en el que la BBK decidió participar en la subasta por CajaSur -intervenida por el instituto emisor el 22 de mayo por sus graves problemas de solvencia-, sus responsables tenían claro que «esto no iba a ser fácil». Y estaban en lo cierto. El camino para hacerse con la entidad cordobesa ha sido toda una carrera de obstáculos.
Pero la entidad vizcaína, que ha optado por una política muy prudente y de perfil bajo, los ha superado todos y se apresta a desembarcar en enero en Córdoba y a culminar la mayor operación de su centenaria historia, por la que pagará el precio simbólico de un euro. Aún tiene por delante el complicado reto de lograr que CajaSur sea eficiente y rentable. La entidad acumula fuertes pérdidas -196 millones de euros en el primer semestre-, supera ampliamente la morosidad declarada inicialmente -a finales de agosto rozaba el 10% del importe de todos sus créditos- y su desfase patrimonial podría incluso alcanzar los 1.000 millones, según un banco de negocios citado por el Banco de España.
Tras dos intentos fallidos -Caja Castilla-La Mancha y Caja Mediterráneo-, esta adjudicación le permite cumplir su ansiado deseo de ganar tamaño para ser más competitiva y volver a situarse entre las grandes del sector, que se encuentra sumido en una profunda reordenación con una oleada de fusiones y absorciones.
A falta del previsto ajuste de personal y de oficinas en CajaSur, la BBK se aupará al octavo puesto del ranking de cajas, con unos activos de 47.300 millones de euros, 886 oficinas y más de 5.500 empleados.
Inconformismo
Pero la Bilbao Bizkaia Kutxa no se conforma. Quiere seguir creciendo. Tras esta primera operación, que «no tiene vocación de última», como enfatizó su presidente, Mario Fernández, el pasado septiembre, aspira a protagonizar nuevas adquisiciones para alcanzar una «posición de liderazgo». El máximo responsable de la entidad tiene muy claro que, pese a la dimensión que le da CajaSur, su integración no le permite alcanzar la dimensión necesaria para lograr su objetivo: convertirse en uno de los «principales actores» de la banca local en la Península.
En ese contexto, la esperada segunda vuelta de la reordenación financiera en España -fruto del incompleto proceso de reorganización de las cajas de ahorro actualmente en marcha- parece el momento más propicio para volver a crecer. De hecho, la BBK ya ha admitido que estará con la «escopeta cargada» para aprovechar cualquier oportunidad que se presente. Algunos expertos no descartan que, incluso, pueda protagonizar una nueva operación antes de esa nueva ronda.
Crecer es la consigna, pero al margen de la fusión de las cajas vascas. Mario Fernández y su equipo tienen muy claro que ese proyecto ha pasado a la historia. Al menos, en los términos en los que se venía planteando durante los últimos años, en los que la creación de la gran caja de Euskadi ha sido imposible pese a los múltiples intentos realizados.
La adquisición de CajaSur supone la defunción definitiva de la iniciativa para fusionar la BBK, la Vital y la Kutxa bajo el esquema de 'no proporcionalidad' sobre el que se ha venido trabajando en los últimos años. La entidad vizcaína solo estaría dispuesta a retomar el plan bajo estrictos criterios técnicos y reales, lo que implicaría respetar su peso -muy superior al que tenía en las anteriores intentonas- en la nueva institución. Es decir, a mayor dimensión, mayor representación. Y el actual tamaño de la BBK complica extraordinariamente esa opción. Entre otras razones, porque tanto la Kutxa como la Vital y los partidos políticos de Álava y Guipúzcoa -incluido el PNV- tendrían serias dificultades para admitir un control absoluto de la futura entidad por parte de Vizcaya.
En cualquier caso, ahora la BBK está volcada en su aterrizaje en CajaSur, con el que culminará un largo proceso salpicado de conflictos. La caja vizcaína se ha mantenido al margen de la mayoría de ellos al considerar que la pelea le era ajena. De otros no ha podido abstraerse.
Campaña de presión
Semanas antes de que el Banco de España tomara su decisión de adjudicar CajaSur a la Bilbao Bizkaia Kutxa, la entidad vasca se vio inmersa en una fuerte campaña de presión mediática y política encabezada por el propio presidente de la Junta de Andalucía, el socialista José Antonio Griñán, cuyo objetivo era crear la gran caja de su comunidad. Algo que pasaba por conseguir que la malagueña Unicaja se quedara con la entidad cordobesa.
Aunque echó el resto para lograrlo, fracasó. El Banco de España y el FROB eligieron la oferta más competitiva, la de BBK. A partir de ese momento, se desencadenaron una serie maniobras de desprestigio de la Bilbao Bizkaia Kutxa, cuya meta era poner de manifiesto, según confesó un destacado político andaluz, «el enorme daño que su llegada puede provocar en la caja y en Andalucía». Por aquel entonces, Córdoba era territorio hostil para el grupo vizcaíno.
Esa campaña se prolongó apenas 10 días tras la adjudicación. El 26 de julio, Mario Fernández viajó a Sevilla para reunirse con Griñán y con su consejero de Economía, Antonio Ávila, y trasladarles la estrategia de la entidad y un mensaje de tranquilidad respecto a sus planes. El ejecutivo bilbaíno cumplió su objetivo. «Todo el ruido que había contra nosotros quedó desactivado, hasta el punto de que logramos el apoyo de la Junta», recuerdan hoy desde la caja.
Sin embargo, aún quedaban por llegar otras controversias que amenazaban con contaminar, incluso dilatar, la llegada de la BBK. La más destacada ha sido la protagonizada por el Cabildo Catedralicio de Córdoba. El fundador y ex gestor de CajaSur presentó una reclamación ante el Banco de España exigiendo la anulación de la asamblea del martes, al considerar que se le había negado el derecho a participar en la valoración de los activos de la entidad. La institución eclesiástica reclama, al menos, 20 millones de euros del patrimonio de CajaSur, que, según asegura, era el valor neto patrimonial en el momento de su intervención.
El supervisor bancario, que mantiene abierto un expediente contra 35 ex consejeros de la entidad andaluza -entre ellos , el actual obispo de Bilbao, Mario Iceta- rechazó de plano la reclamación. Esto es: habrá asamblea. El Cabildo ha optado por acudir a la vía contencioso administrativa para defender sus intereses. Eso sí, expresamente sin interferir en el traspaso de CajaSur a la BBK.
La Iglesia cordobesa, que cuenta con el apoyo de la Conferencia Episcopal y del propio Vaticano, quiere dejar claro que no va contra la BBK y que únicamente defiende sus derechos. Es más, el Cabildo «apoya la llegada de la caja vasca a Córdoba porque está actuando de manera estrictamente profesional y al margen de intereses políticos», aseguran fuentes eclesiásticas. Y esa es una posición defendida también desde otros ámbitos económicos de la región, según medios consultados.
El último capítulo controvertido está siendo protagonizado por los sindicatos de CajaSur en torno al alcance del ajuste laboral que se aplicará en la entidad cordobesa -se maneja una horquilla entre 480 y 700 personas, la mayoría prejubilaciones-. La BBK, como en el caso del Cabildo, ha evitado pronunciarse.
En ese contexto se celebrará la asamblea del martes, en la que se aprobará el traspaso de activos y pasivos a la BBK. Aunque el resultado favorable del cónclave está asegurado -el FROB, el actual gestor, cuenta con el 100% del derecho de representación-, se espera una reunión movida en la que los representantes de los distintos grupos -desde sindicatos hasta partidos- escenifiquen sus posiciones.
Si todo transcurre como está previsto, una vez superado un mes tras la asamblea -en previsión de algún recurso-, el 1 de enero de 2011 se hará efectiva la compra. 24 horas después, el primer día laborable, la BBK cerrará el círculo y se hará cargo de CajaSur.

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