La empresa Beralt España acaba de solicitar a la Junta de Andalucía permiso para realizar investigaciones mineras en las comarcas de Los Pedroches y el Alto Guadalquivir, a fin de localizar wolframio y otros metales con el suficiente valor comercial como para poner en marcha una o varias explotaciones. En principio, la firma madrileña pretende iniciar su búsqueda en 773 cuadrículas mineras, el equivalente a unas 23.190 hectáreas, repartidas entre los términos municipales de Añora, Pozoblanco, Villanueva de Córdoba, Cardeña, Adamuz y Montoro. Pero el proceso promete ser «lento», a tenor de los trámites burocráticos por los que ha de pasar, según informó a ABC Fernando de la Fuente Chacón, responsable de FF Consultores y portavoz de Beralt España ante la Junta.
«Estamos todavía en una fase tan preliminar que ni siquiera sabemos lo que nos podremos encontrar», señaló De la Fuente, quien añadió que, no obstante, tradicionalmente en esa zona se extraído wolframio, especialmente durante la Segunda Guerra Mundial, «así que algo sí esperamos que haya». La investigación no va a ser un juego de niños. A una zona tan amplia como la elegida se añade que se trata de un terreno abrupto, amén de que tendrá que ceñirse a los condicionantes medioambientales que les impongan tanto los propietarios de las fincas como la propia Administración, ya que hay espacios que tienen valor paisajístico y de fauna.
En cualquier caso, si la investigación resultara negativa, «se sabrá de forma inmediata», mientras que si sale positiva es algo que se tardará en conocer a lo largo de años. Además, la inversión que se realiza va en progresión geométrica a medida que se va a avanzando. Así, el primer año costaría unos 200.000 euros, el segundo saltaría hasta los 700.000, ya el tercer año superaría el millón de euros «y así cada vez más, hasta que se decide si se construye finalmente una planta de extracción y tratamiento, cuyo coste, para una de tamaño mediano, supondría entre 60 y 100 millones de euros». En el caso cordobés, se podría estar hablando incluso de varias minas, debido a la amplitud del territorio, o bien de una más grande que diera servicio a varias zonas relativamente cercanas unas de otras.
Algo en lo que insistió De la Fuente es que el plazo que transcurre entre el descubrimiento de un yacimiento y su puesta en explotación es de entre 12 y 15 años, si bien la decisión de explotarlo se adopta a los ocho o diez años. Por el momento, pueden pasar ahora más de seis meses todavía hasta que la Junta le otorgue a Beralt España el permiso definitivo para iniciar la investigación. «No creo que antes de ocho meses sepamos algo, pero nuestro deseo es que para mayo o junio de 2011 esté el permiso concedido», abundó.
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