miércoles, septiembre 29, 2010
Carta a los sindicatos
Sindicatos, no tan queridos sindicatos… ¿qué querías decirme con esta huelga: qué no apoyara al gobierno o que nunca jamás volviera a confiar en vuestra efectividad? A más lo pienso menos sentido tiene vuestra pantomima. Más me queda claro que aquí lo único que os hace levantar vuestras posaderas del asiento es, ya no vuestro prestigio, sino vuestro puesto. ¿Pensabais acaso que podíais mantener algo de prestigio con las reivindicaciones tan bochornosas que estáis llevando a cabo?
No podéis argumentan de ninguna manera que lo que os mueve sea la defensa de los trabajadores. Trabajadores que han ido engrosando las listas del paro por millones, mientras ustedes callabais y asentíais con la cabeza al son de los descomunales errores con los que se pretende legislar. Como judas, habéis vendido a aquellos que defendíais por tres monedas de oro. Como Judas, los habéis negado. Y ahora, ¿qué queréis, lavar vuestra imagen?
No puedo creer en ustedes, ni en vuestras ideas. No puedo compartir vuestras formas y actitudes gerracivilistas. Me niego; y me indigno. Os llenáis la boca hablando de democracia sin respetar el carácter voluntarista de una huelga. Insultáis recurriendo al fascismo sin daros cuenta que vuestras coacciones no se diferencian demasiado de años pretéritos. ¿Cómo, insisto, cómo puedo creer en vuestra verdad cuando habéis dejado a tantos vendidos?
Digo yo, ¿la mejor defensa del trabajador no será mantener su puesto de trabajo? Digo yo, ¿por qué tanto miedo al despido? ¿De verdad piensan que al buen trabajador lo van a despedir así por las buenas? Digo yo, ¿alguno de ustedes tiene alguna idea de cómo prosperar económicamente? Es más, digo yo, porque no se dejan de destrozos, amenazas, insultos y otras gilipolleces y se ponen de verdad a trabajar de una vez por el bien de los trabajadores. Porqué no reivindican de una vez por todas y exigen la cabeza del culpable de esta pila de parados. ¿Por qué, tienen miedo a perder subvenciones o calidad de vida?
Perdónenme el tono y las formas, pero váyanse a la mierda.
No podéis argumentan de ninguna manera que lo que os mueve sea la defensa de los trabajadores. Trabajadores que han ido engrosando las listas del paro por millones, mientras ustedes callabais y asentíais con la cabeza al son de los descomunales errores con los que se pretende legislar. Como judas, habéis vendido a aquellos que defendíais por tres monedas de oro. Como Judas, los habéis negado. Y ahora, ¿qué queréis, lavar vuestra imagen?
No puedo creer en ustedes, ni en vuestras ideas. No puedo compartir vuestras formas y actitudes gerracivilistas. Me niego; y me indigno. Os llenáis la boca hablando de democracia sin respetar el carácter voluntarista de una huelga. Insultáis recurriendo al fascismo sin daros cuenta que vuestras coacciones no se diferencian demasiado de años pretéritos. ¿Cómo, insisto, cómo puedo creer en vuestra verdad cuando habéis dejado a tantos vendidos?
Digo yo, ¿la mejor defensa del trabajador no será mantener su puesto de trabajo? Digo yo, ¿por qué tanto miedo al despido? ¿De verdad piensan que al buen trabajador lo van a despedir así por las buenas? Digo yo, ¿alguno de ustedes tiene alguna idea de cómo prosperar económicamente? Es más, digo yo, porque no se dejan de destrozos, amenazas, insultos y otras gilipolleces y se ponen de verdad a trabajar de una vez por el bien de los trabajadores. Porqué no reivindican de una vez por todas y exigen la cabeza del culpable de esta pila de parados. ¿Por qué, tienen miedo a perder subvenciones o calidad de vida?
Perdónenme el tono y las formas, pero váyanse a la mierda.
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