Las entidades financieras cuentan con distintos indicadores para medir su eficiencia. Uno de ellos consiste en dividir su margen bruto -lo que gana o pierde por su actividad tradicional de banca- por su número de trabajadores. Cuanto más alto sea el resultado de esa operación, mejor para el banco, caja de ahorros o cooperativa de crédito en cuestión.
En el caso de Cajasur, los últimos indicadores disponibles, los de 2009, vuelven a mostrar uno de sus males -la suma de ellos la ha acabado llevando a la intervención-: sus problemas para sacar el máximo partido a una plantilla muy abultada, ya que durante los años de «vacas gordas» había crecido a un ritmo desmesurado.
Así, el margen bruto de la entidad cordobesa se situó en 425,7 millones. El dato no debe sorprender, pese a que Cajasur acabó con fuertes pérdidas, porque a la cifra reseñada hay que restar luego los gastos administrativos y de la plantilla o la cantidad consignada a cubrir el deterioro de préstamos.
Si se cruza esa cifra con el número de trabajadores de la Caja a la conclusión de 2009 (3.012), se obtiene un margen bruto por empleado de 141.300 euros.
Ese guarismo se queda bastante lejos del alcanzado en el conjunto de cajas de ahorro españolas, donde la media de este indicador de eficiencia se situó en 223.600 euros por trabajador.
Estas cifras suponían que la ratio de la Caja cordobesa fue inferior en un 37% a la que registró el conjunto de este tipo de entidades financieras.
Y no se trata de una situación coyuntural. Al observar, por ejemplo, el cuatrienio anterior (2005/2008), en todos los ejercicios la ratio de eficiencia del conjunto del sistema de las cajas de ahorro superó cómodamente a la de la Caja cordobesa.
Eso sí, de vuelta a 2009, hay un indicador llamativo. Cajasur, que arrancó el pasado ejercicio sabiendo perfectamente que debía realizar recortes para mejorar su situación, redujo en 2009 su plantilla un 2,7%.
Ese «tijeretazo» fue superior al que protagonizó su sector. Éste menguó su personal un 1,8%.
Avicena o Ibn Siná (como fue llamado en persa y en árabe) nació en el año 980 en Afshana (provincia de Jorasán, actualmente en Uzbekistán). Cuando tan sólo contaba con 17 años ya gozaba de fama como médico por salvar la vida del emir Nuh ibn Mansur. Puede ser considerado el inventor de la traqueotomía, cuyo manual operatorio sería precisado por el célebre cirujano árabe Abū el-Kasis de Córdoba. Libros: El canon de medicina, El libro de la curación, Poema de la medicina
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Toda la contradicción victimista del nacionalismo, todo su primario y egoísta doble rasero, toda su falta de respeto a la nación española y ...
-
La politica de la tetas gordas De repente todo el mundo se empezó a preguntar quién ...
-
El exnúmero dos del partido y miembro de la Ejecutiva llevaba tres años en Hora 25 El secretario de A...
No hay comentarios:
Publicar un comentario