miércoles, 21 de abril de 2010

Incendio con la gasolina de ZP


Paco Ibáñez puso música a un acto que recordó los años 70.

Cuánto desparpajo hay que tener para pedir respeto de nuevo para con las instituciones del Estado mientras se alienta sin descanso su descrédito . Me refiero, por supuesto, a José Luis Rodríguez Zapatero que incluso a pesar de la crisis riega con millonarias sumas de dinero para quienes las ponen en solfa y son sus propios socios, los miembros de su partido y de su Gobierno quienes cometen o asisten a tales atropellos antidemocráticos.




Fueron las asociaciones de memoria histérica regadas con más de 4 millones de euros por el Ejecutivo las que, junto a representantes del Gabinete y del PSOE y a los fabulosamente subvencionados sindicatos, perpetraron el primer acto de ataque y coacción contra el Tribunal Supremo en la Universidad Complutense de Madrid. Tres cuartas partes de lo mismo ha ocurrido ayer en Cataluña donde le ha tocado el turno al acto celebrado en el Paraninfo de la Universidad de Barcelona cuyos convocantes han sido convenientemente subsidiados con 3,7 millones de euros, esta vez por el Gobierno de la Generalitat.



Allí el interviniente Paco Ibáñez llamó a los magistrados del Alto Tribunal "jueces de mierda" e "hijos de puta" y aseguró que se "están meando en la sociedad civil" ante la presencia de nuevo de Pasqual Maragall, el ínclito ex fiscal Anticorrupción, José Jiménez Villarejo y su colega de carrera José María Mena que echó más leña al fuego declarando inimaginable que se condene al "máximo exponente de la independencia judicial"(sic), o sea, Baltasar Garzón.



Al mismo tiempo que desde Madrid Gaspar Llamazares y su correligionario catalán presentaban en el Congreso una iniciativa para modificar la Ley de Amnistía, en el Parlamento de Cataluña, el ex ministro de Zapatero y presidente de la Generalitat José Montilla se conciliaba con Artur Mas, para perpetrar una nueva iniciativa de deslegitimación del Tribunal Constitucional considerándolo "incompetente" para sentenciar sobre el Estatuto de Cataluña y pidiendo que se prohiba que se pronuncie sobre los Estatutos refrendados por el pueblo. Por último, otro foco del frente se encuentra en Argentina donde se pretende juzgar desde el rey Juan Carlos I a cualquier responsable o heredero institucional vivo del franquismo.



El incendio prendido y avivado con la gasolina de José Luis Rodríguez Zapatero está levantando más humareda política que la del volcán islandés. Y no sólo eso, cuando la ceniza provocada por las llamas se posen, no van a quedar ni los escombros de la concordia, el perdón y la conciliación que supuso la Transición en España.
 
Fuente:http://www.periodistadigital.com/

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