Aparece Hugo Chávez acompañado por una cuadrilla con camisolas rojas, mira hacia una esquina, pregunta que es un determinado edificio y brama. «¡Exprópiese!».
Y así cuatro veces, para solaz del mariachi bolivariano que va detrás del Gorila Rojo, riéndole las ocurrencias.
Visto desde aquí, a la hora de la cena y cómodamente sentado frente al televisor, hasta tiene gracia, pero imagínense que fueran venezolanos, vivieran en Caracas y no se contaran entre los afectos al régimen. Estarían con el alma en vilo, acongojados y haciendo planes para poner pies en polvorosa.
Chávez es un payaso, pero de la variedad peligrosa. Prueba de ello es que no han tardado ni 72 horas en desalojar La Francia los comerciantes y eso que algunos tenían tienda abierta allí y pagaban religiosamente el alquiler desde hace más de medio siglo. La Francia, en la céntrica plaza Bolívar de la capital venezolana, es uno de los cuatro edificios cuya expropiación ordenó Chávez el pasado domingo, con la excusa de convertir la zona en «un gran centro histórico».
El tipo, que todos los domingos mortifica a la ciudadanía por televisión con su interminable «Aló Presidente», ha decidido abrir otro programa en la radio. Se llama «De repente con Chávez» y se emite a todo el territorio nacional en cadena, cuando a él le da la gana. Que se despierta a las tres de la madrugada y tiene ganas de hablar o de cantar, pues da una orden y se pone a emitir.
Y su paranoia, como les ocurre a todos los dictadores, crece a medida que disminuye su popularidad. Debe presentir que no lo tiene muy claro de cara a las legislativas del próximo septiembre, porque está acelerando la «cubanización» de Venezuela.
Se calcula que hay ya 100.000 agentes castristas «trufados» en el Ejército, la Policía, la Banca, las empresas eléctricas y los medios de comunicación de Venezuela. Como para tomárselo a broma.
Avicena o Ibn Siná (como fue llamado en persa y en árabe) nació en el año 980 en Afshana (provincia de Jorasán, actualmente en Uzbekistán). Cuando tan sólo contaba con 17 años ya gozaba de fama como médico por salvar la vida del emir Nuh ibn Mansur. Puede ser considerado el inventor de la traqueotomía, cuyo manual operatorio sería precisado por el célebre cirujano árabe Abū el-Kasis de Córdoba. Libros: El canon de medicina, El libro de la curación, Poema de la medicina
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1 comentario:
LAMENTABLE LAS ACCIONES DEL DICTADOR.
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