PSOE: ... donde nadie se atreve a levantar la voz
Apoyaron inicialmente a Zapatero y creen que merecen ser ministros
El artículo es devastador y el diario El País, que anda escocido como todo el Grupo PRISA por los evidentes amores que Zapatero profesa a Jaume Roures y los de Mediapro, lo anuncia en portada.
Lo firma Juan Carlos Rodríguez Ibarra, durante más de dos décadas señor de horca y cuchillo en Extremadura y uno de esos viejos barones socialistas que crecieron a la sombra de Felipe González y que ahora sestea al sol, sin que su partido le llame para nada.
Rodríguez Ibarra no destripa en su columna al presidente Zapatero, que podía haberlo hecho, sino al PSOE que este ha aglutinado a su alrededor.
Comienza citando a Joaquín Leguina y recordando que en un reciente reportaje televisivo afirmó que Zapatero ha eliminado a militantes que podían aportar cosas al proyecto socialista por su obsesión de contar con gente nueva, prescindiendo de la vieja guardia socialista, para subrayar que el inquilino de La Moncloa no tuvo ninguna intervención en su "deseo y decisión" de abandonar la actividad institucional al frente de la Presidencia de la Junta de Extremadura.
Aunque los datos concretos lo desmienten, niega Rodríguez Ibarra en su columna de El País que Zapatero haya prescindido de la generación de socialistas que hicieron la Transición y protagonizaron la etapa más brillante del socialismo en España.
Añade, para cubrirse que si hubiera ocurrido eso, no sería grave, porque lo dramático es que la generación que les siguió decidió en su día prescindir de ellos mismos, convirtiendo -entre otras cosas- lo que antaño eran vibrantes reuniones del Comité Federal del PSOE en un sumiso y educado coro de "elogios y aplausos".
"Las figuras que han ido surgiendo, en distintos ámbitos de responsabilidad, no siguieron el camino de Zapatero, sino que creen que deben su puesto a la voluntad de Zapatero, lo que anula o difumina su capacidad para ser libres y aportar visiones personales a la difícil tarea de gobernar un país desde la perspectiva socialista."
En una clara y crítica referencia a Pedro Solbes, que acaba de abandonar hasta su escaño en el Congreso, a César Antonio Molina, Bernat Soria y hasta al cazador Mariano Fernández Bermejo, subraya ácido Rodríguez Ibarra que lo de la "cartera ministerial o lo de la secretaría de Estado" no puede ni debe ser la aspiración de un socialista que participa del proyecto colectivo de un partido de izquierdas y centenario.
"Parece ser que, una vez destituidos de sus responsabilidades ministeriales, ya no tienen nada que hacer en la vida política; unos se quejan de que, por el hecho de haber formado parte del círculo inicial que apoyó a Zapatero para ocupar la secretaría general del PSOE, merecerían ser ministros, como mínimo. Si todo el mérito que se puede aducir para volar por las alturas es haber visto antes que otros la valía de Zapatero, prefiero que sigan donde están, porque eso sólo les acreditaría como buenos visionarios, pero no les da ningún plus a la hora de ocupar cargos de mayor responsabilidad."
Apoyaron inicialmente a Zapatero y creen que merecen ser ministros
El artículo es devastador y el diario El País, que anda escocido como todo el Grupo PRISA por los evidentes amores que Zapatero profesa a Jaume Roures y los de Mediapro, lo anuncia en portada.
Lo firma Juan Carlos Rodríguez Ibarra, durante más de dos décadas señor de horca y cuchillo en Extremadura y uno de esos viejos barones socialistas que crecieron a la sombra de Felipe González y que ahora sestea al sol, sin que su partido le llame para nada.
Rodríguez Ibarra no destripa en su columna al presidente Zapatero, que podía haberlo hecho, sino al PSOE que este ha aglutinado a su alrededor.
Comienza citando a Joaquín Leguina y recordando que en un reciente reportaje televisivo afirmó que Zapatero ha eliminado a militantes que podían aportar cosas al proyecto socialista por su obsesión de contar con gente nueva, prescindiendo de la vieja guardia socialista, para subrayar que el inquilino de La Moncloa no tuvo ninguna intervención en su "deseo y decisión" de abandonar la actividad institucional al frente de la Presidencia de la Junta de Extremadura.
Aunque los datos concretos lo desmienten, niega Rodríguez Ibarra en su columna de El País que Zapatero haya prescindido de la generación de socialistas que hicieron la Transición y protagonizaron la etapa más brillante del socialismo en España.
Añade, para cubrirse que si hubiera ocurrido eso, no sería grave, porque lo dramático es que la generación que les siguió decidió en su día prescindir de ellos mismos, convirtiendo -entre otras cosas- lo que antaño eran vibrantes reuniones del Comité Federal del PSOE en un sumiso y educado coro de "elogios y aplausos".
"Las figuras que han ido surgiendo, en distintos ámbitos de responsabilidad, no siguieron el camino de Zapatero, sino que creen que deben su puesto a la voluntad de Zapatero, lo que anula o difumina su capacidad para ser libres y aportar visiones personales a la difícil tarea de gobernar un país desde la perspectiva socialista."
En una clara y crítica referencia a Pedro Solbes, que acaba de abandonar hasta su escaño en el Congreso, a César Antonio Molina, Bernat Soria y hasta al cazador Mariano Fernández Bermejo, subraya ácido Rodríguez Ibarra que lo de la "cartera ministerial o lo de la secretaría de Estado" no puede ni debe ser la aspiración de un socialista que participa del proyecto colectivo de un partido de izquierdas y centenario.
"Parece ser que, una vez destituidos de sus responsabilidades ministeriales, ya no tienen nada que hacer en la vida política; unos se quejan de que, por el hecho de haber formado parte del círculo inicial que apoyó a Zapatero para ocupar la secretaría general del PSOE, merecerían ser ministros, como mínimo. Si todo el mérito que se puede aducir para volar por las alturas es haber visto antes que otros la valía de Zapatero, prefiero que sigan donde están, porque eso sólo les acreditaría como buenos visionarios, pero no les da ningún plus a la hora de ocupar cargos de mayor responsabilidad."
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