viernes, 18 de septiembre de 2009

En busca del mejor aceite de oliva


Otoño está a unos días del calendario y los olivos de Córdoba, con Baena a la cabeza, acogen en sus ramas millones de aceitunas con las que elaborar uno de los zumos más venerados que la naturaleza ofrece।

Si todo marcha como está previsto, si no hay contratiempos en las lluvias y la meteorología, esta próxima campaña de aceituna, que se iniciará allá por diciembre, obtendrá un fruto inigualable con el que obtener uno de los mejores aceites de oliva virgen extra de cuantos existen en el mundo. No es una exageración. Baena, municipio y cabecera de una de las comarcas con mayor tradición olivarera de Andalucía, acoge almazaras y envasadoras que han ensalzado el aceite de oliva al podio gastronómico que merece.
Baena queda a mitad de camino entre la Campiña y las primeras estribaciones de la Sierra Subbética cordobesa. Los aceites acogidos a su Denominación de Origen, promulgada desde 1981, lo integran otros municipios de la comarca donde el cultivo está estrechamente unido a la historia, la economía, la cultura y las formas de vida de sus gentes. Los terrenos inscritos ocupan parte de los términos municipales de Doña Mencía, Luque, Nueva Carteya, Zuheros, Albendín, Castro del Río y Cabra.
Baena acoge la capitalidad y a los pies de su barrio viejo, en cuya cumbre aún resisten los lienzos de una vieja fortaleza medieval, abren sus puertas almazaras centenarias como la de Núñez de Prado, donde se elabora un aceite de oliva ecológico que constituye uno de los mayores tesoros de la gastronomía andaluza. El aceite que elaboran los hermanos Francisco y Felipe Núñez de Prado ha obtenido los más importantes reconocimientos internacionales. Su almazara, una de las más antiguas y mejor conservadas de España, es un tesoro de obligada visita. Situada frente al parque Cervantes, la fábrica ocupa un edificio centenario en torno a cuyo amplio y diáfano patio se disponen las principales dependencias. Algunas de ellas son históricas y revelan el paso de los siglos y los procesos de elaboración del aceite de oliva.
La sala de las Tinajas
La sala de las Tinajas data de 1795 y aún conserva las inscripciones originales, las medidas con las que primitivamente se cuantificaba el aceite almacenado. Las viejas prensas de capacho y las ruedas de molino donde se muele el fruto están ahora inactivas, pero en unos meses volverán a moverse en la certeza de que el zumo que de ellas se extraiga será tan natural y auténtico como una aceituna recién exprimida.
Los patios de la almazara dejan ver las salas de embotellado y las viejas cuadras donde hoy se celebran actos sociales y eventos culturales. A un lado hay un jardín de bonsáis de olivos y enfrente un árbol mítico y centenario, plantado probablemente en 1550, ligado a una piadosa tradición por la cual los aceituneros, a la vuelta del trabajo, hacían colocar a los pies del rugoso tronco un puñado de olivas y una oración con las que agradecer la bondad y la suerte de la recolección.
Es el llamado Olivo de las Ánimas, que no ha dejado un año de ofrecer sus aceitunas y que aún hoy son recogidas y reunidas con el resto para elaborar un aceite de oliva que se vende en diecisiete países del mundo y que fue uno de los primeros zumos de aceituna españoles en estar a la venta en las estanterías de las mejores boutiques de la alimentación de la Quinta Avenida de Nueva York.
Hoy las almazaras de Baena y de los pueblos de alrededor se han modernizado. Al lado de las viejas bodegas de tinajas de barro, incrustadas en el suelo, se alzan las grandes moles de aluminio, que son como catedrales altas y plateadas donde el aceite madura de la misma forma que lo hace un buen vino.
Un museo que lo explica todo
Núñez de Prado es quizá una de las más famosas almazaras no sólo de Córdoba sino de España. Pero no es la única de Baena. La ciudad acoge en su cinturón industrial otras casas de aceites que han hecho de la elaboración del zumo de aceituna una seña de identidad histórica. Baena, además, posee un museo que explica la vinculación del cultivo con la historia y sus gentes, las cualidades, los beneficios, las variedades (la picuda es la más extendida), el sabor y las otros usos que el aceite ha arrastrado a lo largo de su historia.
El museo ocupa una casona que hasta el año 1959 fue un viejo molino, propiedad de un hacendado que introdujo los aceites de alta calidad. El museo, que abre sus puertas desde 1993, reparte sus salas en un edificio de dos plantas de 800 metros cuadrados. La mayor parte de la maquinaria que se conserva en su interior fue colocada a mediados del XIX. Era costumbre que durante los fríos meses del invierno, tiempo durante el cual se extendían las labores de recolección de la aceituna, tres molineros trabajaran aquí molturando tres mil kilos diarios de aceituna, procedentes de parajes y haciendas cercanas a Baena.
Proceso, salud y beneficios
La ciudad cordobesa acoge almazaras que trabajan en frío, con el fin de separar de modo riguroso los aceites de primera extracción, evitando que el calor de las máquinas y los procesos de molturación y lavado alteren los complejos vitamínicos y aromáticos de un aceite de penetrante sabor y olor, de color amarillo y turbio, afrutado e intenso, ideal para aderezar ensaladas y untar en una tostada caliente.
Baena, además, es un pueblo barroco que muestra su patrimonio dieciochesco en torno a la plaza de la Constitución। Al lado están los museos de la Historia y la Semana Santa, muy próximos los palacetes señoriales y las huellas del primitivo castillo y a la vista de todo, allá donde la vista gire, olivos y más olivos. Miles de olivos moteados aquí y allá por pueblos blancos que han hecho de la elaboración del aceite el argumento de vida de sus gentes.

Baena se encuentra situada al sureste de la provincia de Córdoba, a unos 60 kilómetros de la misma, entre la Campiña Cordobesa y las estribaciones Subbéticas। Por ella discurre la carretera N-432 que une las ciudades de Badajoz y Granada, formando parte de la afamada Ruta del Califato, lo que la convierte, de este modo, en paso obligado entre Córdoba y Granada.

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