viernes, 26 de junio de 2009

La hija de Chaves como la mujer del César, si es honesta no lo parece


Manuel Chaves está rodeado। Como presidente de Andalucía no podía subvencionar a su hija. Como vicepresidente de Zapatero no puede huir de la Justicia. Aunque el PP dude si seguir adelante.

Manuel Chaves ha gobernado Andalucía durante dos décadas como virrey del PSOE. Es el último vestigio de la era de Felipe González y se convirtió en apoyo imprescindible en el ascenso al poder de José Luis Rodríguez Zapatero. El presidente lo recompensó elevándolo de nuevo al Gobierno nacional. Ahora los dos, Chaves y Zapatero, están en peligro por lo mismo que tuvieron éxito: por su manera de gestionar el poder.Hechos, 1. Minas de Aguas Teñidas recibió una subvención directa de la Junta de Andalucía, una cantidad de dinero desproporcionada además con el volumen de negocio de MATSA. Nada ilegal en principio, pero tampoco nada especialmente normal. Por cierto, el presidente de la Junta era entonces Manuel Chaves.Hechos, 2. Paula Chaves, hija de Manuel Chaves, era empleada de MATSA. Nuevamente nada ilegal, sino coincidencias desafortunadas de la vida. ¿Cuál era su tarea? Curiosamente la gestión de subvenciones y ayudas públicas.Hechos, 3. Será o no será delito, pero merece al menos un aclaración tanta coincidencia. No lo pienso yo, sino que alguien más debe de creerlo si la Fiscalía Superior de Andalucía decidió remitir a la Fiscalía del Tribunal Supremo la denuncia interpuesta por el colectivo de funcionarios Manos Limpias, que previamente había sido admitida a trámite. ¿Por qué? Por lo más normal en la Andalucía de la familia Chaves, un presunto delito de tráfico de influencias. Que será o no será, pero que tiene un aspecto no del todo saludable.Hechos, 4. Entre los Chaves y la Justicia no sólo se interpone el PSOE sino también un inexplicable traspiés del Partido Popular. En el curso de este jueves el PP primero presentó y luego retiró una querella contra los Chaves ante el Tribunal Supremo, ya que uno de los equipos de abogados no sabía que la Junta de Andalucía ya había facilitado una copia de la subvención a MATSA. Que antes había sido negada.Conclusiones, 1. Hay que saber hacer las cosas, y tener a los mejores en los mejores puestos. Si no saben que dejen paso a otros. Fíjense si no en cómo a Rubalcaba y sus colaboradores no dan puntada sin hilo alrededor de Gürtel y demás. En este asunto el PP se juega tres cosas que afectan al futuro de España: que Javier Arenas pueda por fin llevar a Sevilla una alternativa democrática frente al régimen chavista, que Andalucía deje de proporcionar los votos cautivos que mantienen a Zapatero en la Moncloa y, no menos importante, que la maquinaria del PP se depure. Millones de españoles esperan las tres cosas.Conclusiones, 2. La corrupción es el cáncer de nuestra democracia, y es consecuencia de la formación de una casta política cerrada. No se puede ni se debe dar entrada en cargos públicos o de partido a jóvenes (o myores) sin oficio ni beneficio mejor. El paso por lo público debe ser eficaz, altruista, no puberal y, para garantizarlo, breve. Los partidos no pueden ser agencias de colocación para parientes, amigos y simpatizantes. Los contratos públicos deben estar completamente fuera del control de políticos que, por no tener otro oficio mejor ellos mismos, antes o después sentirán tentaciones enormes.Ni la mujer ni la hija del César, ni su hijo, su dirigente juvenil, su meritorio veterano o su concejal de pueblo pueden ser endogámicos, profesionales de lo público o corruptos. Tampoco deben parecerlo y el precio de que lo parezcan es el fin de toda verdadera democracia.

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