Sin quererlo, la precipitada marcha de Rosa Aguilar de la Alcaldía, ha puesto en bandeja el triunfo a su rival, José Antonio Nieto, quien ya ganó en las elecciones de 2007 y habría gobernado de no ser por el pacto entre los partidos derrotados. Mentalizado de que el órdago de los socialistas con el «fichaje» de la regidora para el Gobierno andaluz puede dar la puntilla a IU, al líder del PP no se le han subido los laureles de la Alcaldía a la cabeza. Y, desde ABC, llama a los suyos a no confiarse en que todo el pescado electoral está ya vendido.
-Han pedido a los cordobeses que salgan a la calle para reclamar la Alcaldía para el PP. Pero, ¿políticamente no les interesa más esperar a las elecciones de 2011 que gobernar en minoría?
-Tenemos que asumir la responsabilidad de la Alcaldía en el momento en que se pueda. Si puede ser ahora, mejor. Sabemos que la situación actual no es la óptima para gobernar porque en minoría puede haber dificultades, pero por responsabilidad debemos presentar un proyecto de gobierno desprovisto de carga ideológica. Lo prioritario es apagar los fuegos que hay encendidos en la ciudad y atender lo urgente. No se pueden perder dos años más en esa larga carrera de pérdida de tiempo en la que Rosa Aguilar metió a Córdoba hace diez años. En todo caso, estoy convencido de que el PP gobernará, ya sea en dos días o dentro de dos años.
-¿Cree que la marcha de Rosa Aguilar, con el revuelo que ha causado entre los dos partidos que cogobiernan en Córdoba, hará difícil su convivencia municipal los dos años que restan?
-Lo que está claro es que si hubieran primado los intereses de la ciudad, ese pacto no se repetiría porque ha demostrado su fracaso. El PSOE le ha dado una puñalada por la espalda a IU, que tiene gente con mucha honradez, al margen de que yo discrepe con su forma de ver la vida pública. Nadie entiende que una persona abandone una Alcaldía como la de Córdoba para ser consejera de la Junta. Eso se produce cuando ese proyecto de ciudad se ha destruido y corrompido tanto que a la primera oportunidad que se tiene se huye.
-¿Tiene algún reproche que hacerle a la ex alcaldesa?
-Rosa Aguilar se ha ido y tenemos que darnos cuenta de que ya no está. Y lo ha hecho sin elegancia y dejando pendiente los presupuestos. Después de tanto tiempo, dinero e ilusión de mucha gente, le reprocho que ha hecho perder diez años cruciales para ganar el futuro de la ciudad.
-Si Andrés Ocaña es finalmente el elegido para la Alcaldía por su partido, ¿espera que mejore la interlocución entre gobierno y oposición?
-Con el PP, desde luego, la situación mejoraría de forma significativa. Con Ocaña confío en que mejore. En uno u otro caso, la ciudad saldrá ganando, porque el personalismo absoluto de Rosa Aguilar había creado unos problemas de interlocución dentro de su grupo y con la oposición.
-Cuestiones como la multa caduca de Colecor o el retraso del Palacio del Sur, gestionadas por el edil de Urbanismo, hacen presagiar que los dos años que restan de mandato no serían un camino de rosas para él.
-Yo creo que, en lo personal, Andrés Ocaña es de lo más salvable dentro de su grupo. En el aspecto político ha estado estrechamente unido al fracaso de Rosa Aguilar y ejercía de muro de contención con la opinión pública para que ella no asumiera nunca la responsabilidad. Y ahora, por eso, recibe como pago el dedazo de Rosa Aguilar para ser alcalde.
-Con las tensiones actuales en IU, ¿cree que el PSOE va a ejercer una especie de tutelaje del nuevo gobierno?
-Ocaña sería un alcalde débil, estaría entre dos aguas: entre un partido que no confía en él y en el que él no confía, y otro partido, el PSOE, en el que no cabe porque su jefa, que es más mediática, ya ha cubierto esa cuota.
-El coordinador regional de IU, Diego Valderas, promete un gobierno más de izquierdas. ¿Teme que se radicalice?
-Me tiene que explicar alguien del PCA si arreglar el alumbrado es de izquierdas, de centro o de derechas. Al gobierno de Aguilar yo lo califico de malo. Y es una osadía considerarlo de izquierdas.
-¿Qué consecuencias tendrá su marcha en IU?
-IU tiene que decidir qué quiere ser de mayor y renunciar a personalismos dañinos. Con su salida, ha demostrado que había un interés personal. Aguilar estaba buscando una salida y alguien se la ha proporcionado. En Córdoba no había un gobierno de IU, sino «rosismo», es decir, un culto al ego exagerado en el que todo debía girar en torno a Rosa Aguilar. Ahora la coalición tendrá que decantarse por ocupar el espacio que hay a la izquierda del PSOE o seguir de eterna muleta suya.
-En la encuesta que ha hecho pública su partido, los grandes beneficiarios con el cambio de escenario son tanto el PP como el PSOE, que casi empataría con IU en intención de voto.
-Al PSOE, que tachó la situación política de Córdoba como una «anomalía histórica» y ha cambiado continuamente de candidatos, le sale bien la jugada. Griñán ha cortado el gran nudo gordiano y eso beneficia al PSOE. Si IU sigue en esa alianza, su imagen y su futuro se deteriorarán más.
-¿Teme que los votantes del PP se relajen al pensar que la mayoría absoluta está ganada de antemano sin la regidora, que aportaba el plus del carisma?
-Ése es el mayor riesgo. Por eso tenemos que ser exigentes con nuestra labor y hacer un esfuerzo enorme por estar en la calle. En el momento en el que alguien en el PP se confíe, habremos empezado a perder las elecciones de 2011.
-Como parlamentario andaluz del PP, ¿va ha hacer un «marcaje» sobre la gestión de la nueva consejera de Obras Públicas en Córdoba?
-En absoluto. Le voy a pedir que Córdoba no sea la eterna olvidada en la Junta. Si continúa en esa línea histórica, tendrá mis reproches.
-No me negará que Aguilar se ha convertido en la estrella mediática del nuevo Gobierno andaluz. Se ha dicho que encarna el poco aire fresco que entra en un Ejecutivo continuista...
-Puede aportar titulares, entrevistas y ser tertuliana en programas del corazón, pero si su bagaje es lo que ha hecho en Córdoba, va a aportar bastante poco.
-Han pedido a los cordobeses que salgan a la calle para reclamar la Alcaldía para el PP. Pero, ¿políticamente no les interesa más esperar a las elecciones de 2011 que gobernar en minoría?
-Tenemos que asumir la responsabilidad de la Alcaldía en el momento en que se pueda. Si puede ser ahora, mejor. Sabemos que la situación actual no es la óptima para gobernar porque en minoría puede haber dificultades, pero por responsabilidad debemos presentar un proyecto de gobierno desprovisto de carga ideológica. Lo prioritario es apagar los fuegos que hay encendidos en la ciudad y atender lo urgente. No se pueden perder dos años más en esa larga carrera de pérdida de tiempo en la que Rosa Aguilar metió a Córdoba hace diez años. En todo caso, estoy convencido de que el PP gobernará, ya sea en dos días o dentro de dos años.
-¿Cree que la marcha de Rosa Aguilar, con el revuelo que ha causado entre los dos partidos que cogobiernan en Córdoba, hará difícil su convivencia municipal los dos años que restan?
-Lo que está claro es que si hubieran primado los intereses de la ciudad, ese pacto no se repetiría porque ha demostrado su fracaso. El PSOE le ha dado una puñalada por la espalda a IU, que tiene gente con mucha honradez, al margen de que yo discrepe con su forma de ver la vida pública. Nadie entiende que una persona abandone una Alcaldía como la de Córdoba para ser consejera de la Junta. Eso se produce cuando ese proyecto de ciudad se ha destruido y corrompido tanto que a la primera oportunidad que se tiene se huye.
-¿Tiene algún reproche que hacerle a la ex alcaldesa?
-Rosa Aguilar se ha ido y tenemos que darnos cuenta de que ya no está. Y lo ha hecho sin elegancia y dejando pendiente los presupuestos. Después de tanto tiempo, dinero e ilusión de mucha gente, le reprocho que ha hecho perder diez años cruciales para ganar el futuro de la ciudad.
-Si Andrés Ocaña es finalmente el elegido para la Alcaldía por su partido, ¿espera que mejore la interlocución entre gobierno y oposición?
-Con el PP, desde luego, la situación mejoraría de forma significativa. Con Ocaña confío en que mejore. En uno u otro caso, la ciudad saldrá ganando, porque el personalismo absoluto de Rosa Aguilar había creado unos problemas de interlocución dentro de su grupo y con la oposición.
-Cuestiones como la multa caduca de Colecor o el retraso del Palacio del Sur, gestionadas por el edil de Urbanismo, hacen presagiar que los dos años que restan de mandato no serían un camino de rosas para él.
-Yo creo que, en lo personal, Andrés Ocaña es de lo más salvable dentro de su grupo. En el aspecto político ha estado estrechamente unido al fracaso de Rosa Aguilar y ejercía de muro de contención con la opinión pública para que ella no asumiera nunca la responsabilidad. Y ahora, por eso, recibe como pago el dedazo de Rosa Aguilar para ser alcalde.
-Con las tensiones actuales en IU, ¿cree que el PSOE va a ejercer una especie de tutelaje del nuevo gobierno?
-Ocaña sería un alcalde débil, estaría entre dos aguas: entre un partido que no confía en él y en el que él no confía, y otro partido, el PSOE, en el que no cabe porque su jefa, que es más mediática, ya ha cubierto esa cuota.
-El coordinador regional de IU, Diego Valderas, promete un gobierno más de izquierdas. ¿Teme que se radicalice?
-Me tiene que explicar alguien del PCA si arreglar el alumbrado es de izquierdas, de centro o de derechas. Al gobierno de Aguilar yo lo califico de malo. Y es una osadía considerarlo de izquierdas.
-¿Qué consecuencias tendrá su marcha en IU?
-IU tiene que decidir qué quiere ser de mayor y renunciar a personalismos dañinos. Con su salida, ha demostrado que había un interés personal. Aguilar estaba buscando una salida y alguien se la ha proporcionado. En Córdoba no había un gobierno de IU, sino «rosismo», es decir, un culto al ego exagerado en el que todo debía girar en torno a Rosa Aguilar. Ahora la coalición tendrá que decantarse por ocupar el espacio que hay a la izquierda del PSOE o seguir de eterna muleta suya.
-En la encuesta que ha hecho pública su partido, los grandes beneficiarios con el cambio de escenario son tanto el PP como el PSOE, que casi empataría con IU en intención de voto.
-Al PSOE, que tachó la situación política de Córdoba como una «anomalía histórica» y ha cambiado continuamente de candidatos, le sale bien la jugada. Griñán ha cortado el gran nudo gordiano y eso beneficia al PSOE. Si IU sigue en esa alianza, su imagen y su futuro se deteriorarán más.
-¿Teme que los votantes del PP se relajen al pensar que la mayoría absoluta está ganada de antemano sin la regidora, que aportaba el plus del carisma?
-Ése es el mayor riesgo. Por eso tenemos que ser exigentes con nuestra labor y hacer un esfuerzo enorme por estar en la calle. En el momento en el que alguien en el PP se confíe, habremos empezado a perder las elecciones de 2011.
-Como parlamentario andaluz del PP, ¿va ha hacer un «marcaje» sobre la gestión de la nueva consejera de Obras Públicas en Córdoba?
-En absoluto. Le voy a pedir que Córdoba no sea la eterna olvidada en la Junta. Si continúa en esa línea histórica, tendrá mis reproches.
-No me negará que Aguilar se ha convertido en la estrella mediática del nuevo Gobierno andaluz. Se ha dicho que encarna el poco aire fresco que entra en un Ejecutivo continuista...
-Puede aportar titulares, entrevistas y ser tertuliana en programas del corazón, pero si su bagaje es lo que ha hecho en Córdoba, va a aportar bastante poco.
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