-Usted defiende que el aborto no es cosa de izquierdas. ¿Con qué argumentos?
-Con el argumento de la Historia, que dio lugar al movimiento obrero, que a su vez originó los partidos de izquierdas, donde la familia era núcleo de solidaridad. La izquierda que históricamente defendió a los más débiles y que se oponía contra el derecho de propiedad absoluta. ¡Proletario viene de prole!
-No me negará que algo de culpa tendrán los de su flanco ideológico para que se les identifique más con el aborto libre.
-No afirmaré lo contrario, pero tampoco negaré que en la época del PP fueron casi medio millón los abortos que se contabilizaron oficialmente en España y que la píldora RU-486 fue aprobada bajo mandato popular. Sobran ejemplos para advertir que ningún partido con representación parlamentaria defiende la dignidad de la vida humana como principal valor.
-Pero no es lo mismo una despenalización (lo que ahora hay) que pasar a considerarlo un derecho, ¿no?
-En esta cuestión tan importante no es lícito lo que solemos denominar como «mal menor». Estoy en contra de la actual ley y de la nueva normativa propuesta. Una sociedad o grupo de poder no puede legitimar qué vida merece ser vivida y cuál no.
-¿Le decepciona este impulso vehemente de una ley que ni siquiera aparecía en el programa electoral del PSOE?
-Entristece profundamente ver que este planteamiento se realice desde la izquierda porque evidencia que hemos perdido toda perspectiva de nuestra propia historia, pero también es motivo de decepción y desesperanza al analizar el procedimiento seguido para poner en marcha la futura ley del aborto. Por un lado, no aparece mención alguna en el programa electoral de 2008 ni en la ponencia marco del XXXVI Congreso Federal se hacía una mención expresa, con lo cual no hubo diálogo previo entre los militantes y las bases. Sin embargo, en este Congreso fue aprobada, contra todo pronóstico, una iniciativa recogida en la resolución correspondiente, para legitimar la petición al Gobierno de una «ley de plazos». Esto es un hecho antidemocrático sumamente grave.
-Se retrató en la gran manifestación celebrada en Madrid. ¿Le ha pasado eso factura en el seno de su partido?
-No me siento el abanderado de ninguna corriente interna, pero sé que muchos militantes comparten esa posición a favor de la vida.
-Resulta difícil creer que haya tantos socialistas antiabortistas «en el armario».
-Hay militantes del partido y muchísimos votantes socialistas que están en contra del aborto, igual que hay populares a favor. Me pregunto si la pérdida de la militancia política en favor de la tecnocracia de partido es causante del silencio sobre este tema.
-Oí cómo le ponían a caldo en una tertulia. Decían: «Pues este señor para ser consecuente lo que tiene que hacer es largarse del PSOE»... ¡Defiéndase!
-Milito en el PSOE y deseo seguir haciéndolo, de forma positiva y cooperativa. Pero, evidentemente, si la propuesta de normativa sobre el aborto sigue adelante en los términos en que hoy la conocemos, planteará un serio debate a quienes tenemos una sensibilidad contraria a esta iniciativa...
-Rebata el clásico lema abortista: «Nosotras parimos, nosotras decidimos».
-¿También puede decidir una madre sobre el hijo ya parido? La propiedad sobre las personas ya fue abolida en la historia de la humanidad. No es lícita ni la propiedad sobre la mujer ni la propiedad sobre el hijo.
-Con el argumento de la Historia, que dio lugar al movimiento obrero, que a su vez originó los partidos de izquierdas, donde la familia era núcleo de solidaridad. La izquierda que históricamente defendió a los más débiles y que se oponía contra el derecho de propiedad absoluta. ¡Proletario viene de prole!
-No me negará que algo de culpa tendrán los de su flanco ideológico para que se les identifique más con el aborto libre.
-No afirmaré lo contrario, pero tampoco negaré que en la época del PP fueron casi medio millón los abortos que se contabilizaron oficialmente en España y que la píldora RU-486 fue aprobada bajo mandato popular. Sobran ejemplos para advertir que ningún partido con representación parlamentaria defiende la dignidad de la vida humana como principal valor.
-Pero no es lo mismo una despenalización (lo que ahora hay) que pasar a considerarlo un derecho, ¿no?
-En esta cuestión tan importante no es lícito lo que solemos denominar como «mal menor». Estoy en contra de la actual ley y de la nueva normativa propuesta. Una sociedad o grupo de poder no puede legitimar qué vida merece ser vivida y cuál no.
-¿Le decepciona este impulso vehemente de una ley que ni siquiera aparecía en el programa electoral del PSOE?
-Entristece profundamente ver que este planteamiento se realice desde la izquierda porque evidencia que hemos perdido toda perspectiva de nuestra propia historia, pero también es motivo de decepción y desesperanza al analizar el procedimiento seguido para poner en marcha la futura ley del aborto. Por un lado, no aparece mención alguna en el programa electoral de 2008 ni en la ponencia marco del XXXVI Congreso Federal se hacía una mención expresa, con lo cual no hubo diálogo previo entre los militantes y las bases. Sin embargo, en este Congreso fue aprobada, contra todo pronóstico, una iniciativa recogida en la resolución correspondiente, para legitimar la petición al Gobierno de una «ley de plazos». Esto es un hecho antidemocrático sumamente grave.
-Se retrató en la gran manifestación celebrada en Madrid. ¿Le ha pasado eso factura en el seno de su partido?
-No me siento el abanderado de ninguna corriente interna, pero sé que muchos militantes comparten esa posición a favor de la vida.
-Resulta difícil creer que haya tantos socialistas antiabortistas «en el armario».
-Hay militantes del partido y muchísimos votantes socialistas que están en contra del aborto, igual que hay populares a favor. Me pregunto si la pérdida de la militancia política en favor de la tecnocracia de partido es causante del silencio sobre este tema.
-Oí cómo le ponían a caldo en una tertulia. Decían: «Pues este señor para ser consecuente lo que tiene que hacer es largarse del PSOE»... ¡Defiéndase!
-Milito en el PSOE y deseo seguir haciéndolo, de forma positiva y cooperativa. Pero, evidentemente, si la propuesta de normativa sobre el aborto sigue adelante en los términos en que hoy la conocemos, planteará un serio debate a quienes tenemos una sensibilidad contraria a esta iniciativa...
-Rebata el clásico lema abortista: «Nosotras parimos, nosotras decidimos».
-¿También puede decidir una madre sobre el hijo ya parido? La propiedad sobre las personas ya fue abolida en la historia de la humanidad. No es lícita ni la propiedad sobre la mujer ni la propiedad sobre el hijo.
2 comentarios:
¡Bien por este señor!, habla con fundamento y no tiene porque salirse del partido, desde dentro tambien se puede formar una corriente en contra de los desmanes de la Aido, que si su madre hubiera pensado como ella, seguro que no andaba por ahi cobrando buenos euros por distraer la atencion del paro y la crisis, mientras se habla del aborto, no se habla del resto. ¡asi nos va!
Joaquín, ha sido un orgullo conocerte y más aún considerarme amiga tuya.Eres un auténtico referente de la democracia española. Gracias por tu honestidad, transparencia, valentía y sentido común, pero sobretodo gracias por defender públicamente el derecho más fundamental que tiene todo ser vivo-si más los de nuestra propia especie-: derecho a vivir. Todo mi apoyo y fuerza en esta lucha...y la de muchos,muchísimos españoles-casi todos los que no dependemos de subvenciones...-, más de lo que quieren o quieren hacer ver, ya lo estamos demostrando.Mil abrazos
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