Agustín Rivera.-
Manuel Chaves maneja un presupuesto de 33.700 millones de euros en un territorio tan grande como Portugal. En julio cumple 19 años en el poder. El candidato que se resistía a dejar la pomada política madrileña, que bajó a Andalucía contra su voluntad, presionado por Felipe González, luego se encontró comodísimo como virrey andaluz. Pero los días de votos, aplausos y rosas pronto podrían ser sólo pasado. ¿La última legislatura de Chaves?
Su mandato no acaba hasta 2012, pero la lectura de las últimas encuestas aceleraría su relevo en la Presidencia de la Junta de Andalucía, siempre controlada por el Partido Socialista. En sólo un año ha perdido el respaldo masivo de los andaluces, que el 14 de marzo de 2008 confiaron de nuevo en su gestión (ganó por mayoría absoluta, 56 escaños, el 47% de los votos).
La publicación de los sondeos demoscópicos saltó el 28 de febrero como una alarma en la Casa Rosa (la sede provisional del Ejecutivo andaluz). Chaves se desayunó el Día de Andalucía con titulares de periódicos especialmente desalentadores para su causa. El más negativo, por inesperado, el de El País: Javier Arenas, su eterno rival, su íntimo enemigo, se situaba a un sólo punto de distancia del PSOE.
Las otras encuestas tampoco resultaban nada positivas para el presidente andaluz: el sondeo elaborado por IMC para ABC reflejaba que el PSOE perdería la mayoría absoluta en los comicios, mientras el PP subía y se quedaba a sólo tres puntos de los socialistas. El Barómetro Joly fue el más favorable: el PSOE todavía aventaja al PP en siete puntos.
El gran problema de Chaves radica en que no tiene (tampoco nunca los ha querido) delfines para sucederle. Nadie de su Gobierno se postula. Ni nadie parece contar con el perfil adecuado. Sus dos vicepresidentes, Gaspar Zarrías y José Antonio Griñán, le guardan fidelidad y se encuentran más cómodos manejando los hilos del poder desde las bambalinas que siendo cabeza de cartel electoral.
Zarrías controla el partido y también, aún más férreamente, la RTVA. Eso sí, el nuevo director general del ente público autonómico, Pablo Carrasco, ha puesto en marcha, siempre con el visto bueno de Zarrías, una plural tertulia política en Canal Sur Televisión, de lunes a viernes, a las 13 horas.
El debate, presentado por Mariló Montero, articulista del grupo Joly y esposa del periodista Carlos Herrera, se llama El meridiano y, por primera vez, invita a políticos y periodistas abiertamente contrarios al llamado régimen chavista. Es el caso de la ex ministras Celia Villalobos y Soledad Becerril; el ahora editor y también ex ministro Manuel Pimentel o el ex diputado de IU en el Congreso de los Diputados Antonio Romero.
También acuden al inédito programa de la RTVA columnistas como el sociólogo José Antonio Gómez Marín (El Mundo) o Ignacio Camacho, ex director de ABC, quien el pasado 5 de marzo definió a Chaves como “El último dinosaurio”: “Puede que no sea Chaves, a fin de cuentas, el dueño último de su ya corto futuro; acaso una llamada de Moncloa, un brazo sobre su hombro y unas palabras amables pero heladas le comuniquen más pronto que tarde la necesidad de elegir el día y la hora. El futuro, Manolo, le dirá quién decírselo puede; ha llegado el momento de pensar en el futuro”, escribió Camacho.
La solución Griñán
Griñán se convertiría en la solución de urgencia de Rodríguez Zapatero para foguear a un candidato antes de las elecciones de 2012. El presidente del Gobierno adoptaría la fórmula que ya utilizó en 2003 Jordi Pujol con Artur Mas en la Generalitat de Catalunya o el propio Zapatero con José María Barreda en Castilla-La Mancha (abril de 2004), quien sustituyó a José Bono, nombrado ministro de Defensa, en la Presidencia de esta comunidad autónoma.
Griñán tiene la misma edad que Chaves y también fue ministro de Trabajo con González. Mantienen una estrecha amistad, más allá de los Consejos de Gobiernos [el del martes se celebra en Málaga]. Los matrimonios Chaves-Griñán suelen ir juntos los fines de semana a unos multicines de Sevilla.
El nombre de Griñán se baraja con más fuerza como candidato de transición o el hombre colocado por Chaves, con el visto bueno de Zapatero, para capitanear la sucesión.
Hace dos años Chaves dijo que quizá le debería suceder una mujer. Muchos señalaron entonces a la ministra de Fomento, Magdalena Álvarez, pero Maleni, desprestigiada por la opinión pública nacional, no se plantea como la primera opción. Su nombre suena más como candidata socialista a la Alcaldía de Málaga, aunque también hay división de opiniones.
Quien sí está bien colocada en la sucesión a Chaves es la jienense María del Mar Moreno, ex presidenta del Parlamento andaluz (2004-2008), quien apenas estuvo un par de meses en su cargo de consejera de Obras Públicas. Lo dejó para entrar en la Ejecutiva Federal del PSOE. Zapatero sí se ha fijado en Moreno para suceder a Chaves. Arropada por Zarrías, la socialista figura entre las candidatas a presidenta de la Junta, aunque su imagen no es muy conocida entre la ciudadanía.
El presidente andaluz también está pendiente de los movimientos del líder del PP-A. “Chaves es consciente que si Arenas se presenta lo tendrá más fácil para ser de nuevo presidente. Sabe que con otro candidato sería más complicado”, aseguran a este diario fuentes del Ejecutivo andaluz.
Chaves ha impuesto el silencio sobre su sucesión. No quiere declaraciones de ningún dirigente del PSOE. Así lo exigió en la última reunión del Comité Ejecutivo regional. “Si se habla del tema, puede parece que quiere perpetuarse en el poder. Y si se comentan abiertamente los probables candidatos el debate político andaluz se centraría exclusivamente en este asunto”, ratifican estas mismas fuentes.
“El gran problema del Chavismo”, critica Gómez Marín a El Confidencial, es que no ha percibido que haya una opción natural de sucesión. Chaves ha hecho una política de tierra quemada a su alrededor, nadie quiere hacerle sombra. Es un régimen autocrático y agotado, con un aplastamiento literal del entorno y extrema mediocridad de los gobiernos”.
Lo que está claro es que Zapatero presionará a Chaves para que sea él quien exponga su intención de no presentarse. Que no parezca que se lo quita de en medio. La obsesión del presidente del Gobierno se centra en destronar al último Barón socialista –que también es el presidente nacional del PSOE– en una comunidad que aún no conoce lo que es la alternancia democrática.
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