miércoles, 18 de marzo de 2009

Los patrocinadores del juez Garzón


PD).- A la espera de que se aclare la legalidad o ilegalidad de los viajes, becas, chollos y cobros de Baltasar Garzón, se impone en la ciudadanía la sensación de que su manejos no son ni estéticos ni morales. La tortuosa forma de actuar del polémico juez queda en evidencia con la información que este miércoles publica María Peral en El Mundo, que revela que fue el propio Garzoquien buscó la financiación para el curso que quería impartir en la Universidad de Nueva York.
Así lo recoge una memoria oficial de este centro académico, que señala textualmente que Garzón «obtuvo los fondos necesarios» para esa actividad económica.
Dicho con otras palabras, la Universidad de Nueva York albergó el curso que quería impartir Garzón, pero antes condicionó la organización a que el juez encontrara un patrocinador económico, que resultó ser el Banco Santander.
Este dato no era conocido por la Sala de lo Penal del Supremo cuando decidió archivar una denuncia por prevaricación y remitir las actuaciones al Consejo General del Poder Judicial al considerar la posible existencia de dos faltas muy graves.
El hecho de que Garzón interviniera personalmente en la búsqueda de ese patrocinador arroja nueva luz a su conducta y proporciona como mínimo nuevos argumentos para que el juez sea sancionado por esas faltas que menciona el Supremo.Garzón aseguró que él había actuado «sin mala fe y sin afán de ocultar» nada al Consejo General del Poder Judicial. Si no comunicó que iba a recibir 200.000 dólares como honorarios, como era su obligación, fue porque «la retribución no estaba fijada en el momento de solicitar el permiso».
Puede ser que la retribución no estuviera decidida por la Universidad de Nueva York en ese momento, pero era él quien había logrado la financiación y, por lo tanto, quien tenía la sartén por el mango para pactar sus emolumentos. Garzón no era un simple contratado.Era el patrón del curso y sabía que iba a cobrar una fuerte suma.
El hecho es que el superjuez siguió cobrando un sueldo de la Audiencia Nacional mientras estaba en nómina de la Universidad de Nueva York, que le pagaba otro. Garzón jamás informó de este hecho relevante, lo que el propio Supremo califica como falta muy grave.
El otro reproche que le formula el Supremo es que no se abstuviera en una querella contra Emilio Botín, presidente del Santander, que decidió archivar tras haber sido patrocinado por el banco.Esta acusación cobra mucha más fuerza tras saberse que fue el propio Garzón quien pidió al banco una elevada cantidad de dinero para financiar el curso de Nueva York.
Desde luego, no cabe en cabeza alguna que un juez que ha obtenido un trato tan favorable de un banco decida no abstenerse en un litigio que afecta a los intereses de esa entidad financiera.Parece obvio.
Garzón tiene que ser sancionado por el Consejo General del Poder Judicial por su conducta, que resulta totalmente incompatible no ya con presidir sino con permanecer en la Audiencia Nacional.
Sería muy difícil de entender por los 4.500 jueces que hay en este país que a Garzón se le permitiera salir de este asunto sin una contundente sanción porque ello demostraría que este magistrado es intocable y que posee la suficiente protección política para hacer lo que le convenga, aunque sea contra la ley.

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