viernes, 14 de marzo de 2008

El pudor de un médico facilitó la invención del fonendoscopio


Los grandes pechos de una joven llevaron a un médico a renegar de apoyar la oreja sobre el pecho para auscultarla, como se hacía en la época, debido al pudor. En su lugar, utilizó un papel enrollado para oír los latidos del corazón, siendo éste el origen del fonendoscopio.
El fonendoscopio es una herramienta imprescindible en la práctica médica diaria.
Si tuviéramos que elegir el símbolo más representativo de los médicos, seguramente el
fonendoscopio, también llamado estetoscopio, ocuparía el primer puesto. Lo podemos ver colgado casi eternamente en los cuellos de los médicos o, menos frecuentemente, en los bolsillos de sus batas. Especialistas tan dispares como médicos de familia, anestesistas o cirujanos no se libran de su uso. Y sólo unos pocos, aquellos que no entran en contacto con los pacientes, como los médicos de "laboratorio" son los únicos que no hacen uso de él. Hasta tal punto se encuentra unido al médico, que algunos sienten que les "falta algo" cuando no hay un fonendoscopio sobre sus cuellos.
Su utilidad es incuestionable, permite escuchar los sonidos del corazón y de la respiración con bastante nitidez y detectar de forma muy sencilla gran cantidad de problemas cardiacos y respiratorios en cuestión de segundos, así como también algunos problemas digestivos o vasculares. Sin embargo, a pesar de la gran utilidad y el extendido uso de este sencillo aparato, pocos son los que conocen su verdadero origen.
Todo se remonta a principios del siglo XIX, cuando tuvo lugar su invención. Antes de esa fecha, la forma que tenían los médicos de auscultar era bastante tosca: Se utilizaba la mano, apoyada sobre el pecho justo encima del corazón, para detectar los latidos cardiacos. Cuando se quería oír los sonidos, no había otro remedio que apoyar la oreja sobre el pecho. Esto último resultaba bastante grosero para las pacientes y bastante incómodo y vergonzoso para los médicos. Aunque no todos, puesto que alguno habría que disfrutara y alegrara con la ausencia de "tecnología" y de poder auscultar al natural.
Pero todo eso llegó a su fin cuando el médico
René Laennec se vió obligado a auscultar una parturienta un día, allá por el año 1816. Mostraba signos evidentes de problemas cardiacos y la auscultación era una prueba de necesidad. Sin embargo, había dos grandes problemas: El primero, la paciente era bastante obesa y tenía una capa de grasa de considerable grosor que dificultaba la audición. El segundo, las grandes dimensiones de sus pechos.
Fue sobre todo lo último, lo que llevó a Laennec a desistir del intento de apoyar la oreja (por la vergüenza que le provocaba) y encontrar una solución innovadora, como explicó posteriormente, con sus
propias palabras:
La auscultación directa (apoyando la oreja) resultaba inadmisible por la edad y sexo de la paciente. Fue entonces cuando recordé un hecho simple y conocido sobre acústica... La facilidad para percibir el arañazo de un alfiler al final de una tabla de madera, apoyando la oreja en el otro extremo. Inmediatamente, tras esta sugerencia, enrollé un papel formando una especie de cilindro y apliqué un extremo sobre la región del corazón y el otro sobre mi oreja, y no fue pequeña la sorpresa y la satisfacción el descubrir que podía percibir la acción del corazón de forma mucho más clara que cualquiera de las otras veces que había apoyado directamente la oreja.
Tras este suceso, Laennec comunicó su descubrimiento y no tardó mucho en fabricar un mejor fonendoscopio que aquel improvisado trozo de papel. Era un sencillo fonendoscopio de madera, pero lograba su principal objetivo: Oír con mucha mejor nitidez los sonidos del corazón y de los pulmones sin vulnerar tanto la intimidad de las pacientes. Resulta llamativo que no bautizó su creación hasta bastantes años después, mientras se refería a su "criatura" con el sencillo apelativo de "El Cilindro". Pero finalmente se decidió por el nombre de Estetoscopio, que en griego significa "Examen del Pecho".
Tras ese hito inicial, comenzó la evolución progresiva del fonendoscopio, aumentando en complejidad, percepción y amplificación del sonido hasta llegar a la actualidad donde los estetoscopios más modernos se combinan con la electrónica para permitir la grabación y selección de sonidos. Todo gracias a la vergüenza de un médico y sus conocimientos de acústica.
Y no sólo sirve para oír el corazón o los pulmones, sino para detectar el ruido intestinal, muy importante tras una cirugía abdominal o una patología que afecte esa zona, porque no oír las tripas puede ser un signo grave que indique una intervención urgente :) También se aplica para oír el flujo en la yugular y la carótida, con el fin de detectar aneurismas, en la tráquea para oír anormalidades del flujo aéreo, etc

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