El silencio en torno a la marcha de las negociaciones desata nervios y conjeturas entre los socialistas, que de momento no ven ni siquiera una fecha de investidura en el horizonte
“Pedro Sánchez miente hasta cuando no habla”, ironizaba un diputado del PP hace unos días. Se refería así al silencio de Pedro Sánchez sobre la ley de amnistía, un silencio que efectivamente constata una mentira, una doble mentira. Y es que el candidato a la investidura se comprometió hasta en dos ocasiones a fijar su posición sobre la ley de amnistía.
La primera fue el pasado 16 de septiembre. El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, era el candidato a la investidura designado por el Rey y Pedro Sánchez estaba en Nueva York para su participación en la Asamblea General de la ONU. Allí tuvo un encuentro informal con los periodistas ante los que se comprometió a fijar su posición de forma clara sobre la ley de amnistía cuando fuera él el candidato a la investidura. Sánchez mintió.
La segunda mentira es mucho más reciente. Tras recibir el encargo del Rey para someterse a la investidura, Sánchez compareció el 3 de octubre en el Palacio de la Moncloa. Los periodistas le preguntaron entonces por su posición sobre la amnistía que, como hemos visto, se había comprometido a dar en ese momento. Pero Sánchez dio una patada a la pelota hacia adelante. “Cuando hable con todos y escuche su parecer fijaré mi posición”, dijo entonces.
Sánchez terminó su ronda de consultas con todos -menos con Vox- el pasado 13 de octubre y seguimos sin saber su propuesta para la ley de amnistía. Sabemos ya, eso sí, que es partidario de esa ley y que, de hecho, el PSOE tiene ya una propuesta concreta que no ha desvelado. Así lo reconoció a la prensa en privado en la recepción del Palacio Real con motivo de la celebración del 12 de octubre.
CERROJAZO INFORMATIVO: LA COMISIÓN NEGOCIADORA NO NEGOCIA
Sánchez no solo ha mentido con su silencio, sino que ha impuesto un cerrojazo informativo total sobre la marcha de las conversaciones con Junts, con el prófugo Carles Puigdemont, para conseguir los siete votos que necesita para ser investido.
Ese cerrojazo crea incertidumbre entre los socialistas. Hay preocupación porque todo va despacio, mucho más lento de lo previsto. En un primer momento el objetivo de Sánchez era una investidura rápida antes de que acabara el mes de octubre. Ahora ya se habla de la segunda quincena de noviembre, poco antes de que expire el plazo para ir a unas nuevas elecciones.
La realidad es que además de Pedro Sánchez, solo Félix Bolaños, Santos Cerdán, Salvador Illa y María Jesús Montero conocen la situación real de esa negociación. Ni la Comisión negociadora nombrada supuestamente para ese fin tiene conocimiento directo y concreto.
Es una comisión ‘fake’, que participa en un paripé que incluye reuniones en Ferraz. Recuerda mucho al Comité de Expertos da la pandemia de Covid que nunca existió. Este sí existe, se hace fotos incluso pero no decide nada ni tiene información. De ahí que Patxi López, la cara más visible de esa Comisión, haga un papelón cada vez que comparece ante la Prensa, limitándose a soltar frases hechas del tipo de “no me consta” o de la manida “el diálogo como método y la Constitución como marco”. Y de ahí no le sacan porque no sabe nada.
De hecho tanto es el miedo de los socialistas a meter la pata que en los últimos días cada vez es más difícil obtener declaraciones públicas de dirigentes o diputados al respecto. Huyen literalmente de la Prensa. Son conscientes, por su falta de información, que cualquier cosa que digan puede ser una metedura de pata y nadie quiere cargar con esa responsabilidad.
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