Nadie podrá decir que este PSOE llevaba careta.
Tras el paso de Zapatero por La Moncloa, con su pringoso reguero de revanchismo, traición, inepcia y mentira, cualquiera que tuviera ojos veía con claridad lo que cabía esperar de Sánchez, primero entre sus discípulos.
El propio núcleo rector del partido se percató del peligro e intentó desbancar al caudillo que hoy ocupa la Presidencia, aunque fracasó en el empeño y acabó arrollado por la marea de soberbia, inmoralidad y falsedad que encabezaba el vencedor de aquellas infaustas primarias, fruto de las cuales acabó entronizado Frankenstein.
El Partido Socialista ya no es ni obrero ni español. Ni siquiera responde a su apellido. Se ha convertido en una siniestra apisonadora de nuestros valores constitucionales, cuya única razón de ser es la conservación del poder a mayor gloria del líder.
Isabel San Sebastián ( ABC )
No hay comentarios:
Publicar un comentario