sábado, 13 de noviembre de 2021

Díaz amenaza a Podemos y al PSOE

 

La vicepresidenta inicia la precampaña de una nueva plataforma política a su medida para competir en las urnas a la izquierda de Sánchez. En el PSOE ya empieza a cundir la alarma.


El acto que pretende ser la entronización de Yolanda Díaz como líder del conglomerado político a la izquierda del PSOE es la primera piedra de un proyecto que genera serios recelos y temores en el partido de Pedro Sánchez. Díaz se ha convertido en la única alternativa con vitola de sustituta de Pablo Iglesias, y su objetivo es conformar una plataforma que recoja las cenizas de lo que son Unidas Podemos en declive, el marasmo de las ‘mareas’ populistas gallegas, el partido Más País de Íñigo Errejón, los valencianos de extrema izquierda de Compromís, y sobre todo, los Comunes catalanes que encabeza Ada Colau. De momento, el proyecto es un embrión empujado por la inexplicable popularidad de Yolanda Díaz, espoleada por sus pulsos con Pedro Sánchez y por la buena imagen que se ha granjeado en la izquierda mediática.

Díaz es una candidata en proceso de fabricación, y más allá de que su gestión como ministra de Trabajo deje mucho que desear -ni siquiera supo explicar con solvencia qué es un ERTE-, lo cierto es que goza de una sorprendente apariencia de solvencia política. Sin embargo, no deja de identificarse como una comunista irredenta y sus planteamientos económicos son los propios de una extrema izquierda empecinada en el gasto social abusivo y en una fiscalidad confiscatoria para los ciudadanos.

Hace bien el PSOE en empezar a preocuparse, porque si uno de los objetivos de Sánchez a la hora de configurar su coalición de gobierno era, además de ganar la presidencia, ir diluyendo a Podemos, no contaba con que Yolanda Díaz fuese a absorber la expectativa de una izquierda radical a la que ella ilusiona. Tarde o temprano, la coalición se romperá. Pero ese momento aún parece lejano porque a ambos les une el odio a la derecha y su pulsión de poder. Por eso, de momento, la operación de Díaz se basa en reunificar los mil pedazos en que Iglesias dejó deconstruida a esa izquierda rebelde que ha perdido toda su credibilidad instalada en el poder.

No obstante, Díaz no lo tendrá fácil. Primero porque en ningún sitio está escrito que, más allá de un revulsivo mediático, sea una líder electoral real capaz de igualar a Iglesias. Segundo, porque la tendencia demoscópica tiende a castigar a la izquierda. Y tercero, porque en absoluto esa izquierda cainita que pretende unificar vaya a someterse al ordeno y mando de un partido hecho a la medida exclusiva de Díaz. De momento, a ella se une Mónica Oltra, de Compromís, quien a su vez ya está siendo discutida dentro de su partido por dirigentes que se oponen a desnaturalizar la marca. También, Mónica García, líder de Más Madrid, la facción local del partido de Errejón, quien ha empezado a quedarse sin espacio propio y que está enfrentado a García. Después, queda Colau, quien probablemente esté pensando en su propio futuro en la política nacional ya que tiene difícil ser reelegida alcaldesa de Barcelona por su nefasta gestión. Y la novedad es Fátima Hamed, líder de la izquierda extremista de Ceuta. Sin embargo, de esta operación recelan las desorganizadas ‘mareas’ gallegas y la líder de Adelante Andalucía, Teresa Rodríguez, que ha renegado de Podemos y del caos orgánico que representan Iglesias y Díaz. Con todo, lo más llamativo es la ausencia de Ione Belarra e Irene Montero, líderes del actual Podemos. Díaz no cuenta con ellas. O se suman de modo sumiso e irrelevante, lo que supondría el fin de Podemos, o se enfrentan a ella. En su día la fractura electoral arruinó a la derecha. Hoy esa amenaza puede ser para la izquierda.

Editorial de ABC

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