La torpeza jurídica y administrativa del Gobierno es directamente proporcional a su consolidado prestigio como vendedores de humo. La última víctima: las vacaciones de los jubilados.
La Justicia ha paralizado la tramitación de los viajes del Imserso, esas vacaciones otoñales con los que las jubilados estrenaban el otoño y los hoteles compensaban la temporada baja y se mantenía parte del empleo en el sector turístico. Pero la holgazanería del Gobierno de Sánchez le llevó a aprobar los pliegos de condiciones de las más de 800.000 plazas ofertadas a finales de julio, cuando normalmente en mayo deberían estar adjudicadas a los mayoristas, con tres meses para resolver los inevitables recursos. Este año, para cuando los tribunales diriman el litigio casi será tiempo de buñuelos y huesos de santo y puede que haga un frío del demonio. Belarra seguirá a lo suyo, que no es otra cosa que convertirse en látigo de sus compañeros socialistas en el Consejo de Ministros, meterse con la Corona, mandar a planchar de madrugada para evitar el tarifazo y el resto de las ocurrencias, en formato melonada, que salen de su ministerio. Pero no le pasará nada, porque la torpeza hasta da puntos para ascender en este Gobierno. Así los quiere Sánchez para parecer él más listo.
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