Era fácil de prever que la dictadura venezolana no aceptaría ningún reproche que ponga en evidencia sus trapacerías electorales y sus abusos contra la población.
Todo intento de apaciguamiento a base de poner al dictador en la misma posición que a sus víctimas está condenado al fracaso de antemano.
La ministra de Exteriores Arancha González Laya ha visto con sus propios ojos lo que hace Nicolás Maduro con sus intenciones humanitarias.
El problema nunca ha sido que en España hubiera un gobierno conservador, más bien lo que es totalmente incomprensible es que actualmente forme parte del Consejo de Ministros un partido como Podemos que ha sido desde su origen financiado e inspirado ideológicamente por el chavismo.
No hay nada que negociar con una dictadura, diga lo que diga su más ferviente propagandista, José Luis Rodríguez Zapatero.
La única opción noble es luchar por derribarla para que el sufrimiento de los venezolanos acabe cuanto antes.
ABC
No hay comentarios:
Publicar un comentario