lunes, 18 de enero de 2021

Mi aborrecido socio

 ¿Cómo va a acabar el tándem Sánchez-Iglesias? Es un matrimonio de conveniencia, cuando deje de convenir a una de las partes se romperá

José María CarrascalJosé María Carrascal

El rifirrafe, pulso, duelo a primera sangre que se traen Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, ¿es de verdad o es un paripé más de los que acostumbran nuestros políticos para ocultar sus desnudeces y avanzar sus verdaderas intenciones? Pues ambas cosas. Pedro y Pablo son tan aliados como rivales, tan de izquierdas como anticonservadores, tan ambiciosos como sin escrúpulos, tan narcisistas como faltos de una sólida formación. Sólo una cosa tienen en común: ambos quieren residir en La Moncloa. Y como sólo puede haber un inquilino, Pedro, con un partido mucho más sólido, tiene allí su residencia. A lo que podría añadirse otra concomitancia: ambos saben también que uno depende del otro, como los alpinistas en una escalada, y todo

 intento de cargarse al socio, significaría despeñarse ambos. Así que gobiernan como dicen que hacen el amor los puercoespines: con mucho cuidado.

Lo que no impide que los «desencuentros», como les llaman, sean importantes y diarios. Iglesias y Sánchez tienen ideas distintas sobre las pensiones, el salario mínimo, la Monarquía, el Sahara, el Ejército y otros asuntos, no ocultándolo el primero, que los airea a campana herida, mientras el segundo le pone sordina. Más que la confrontación, Iglesias busca afianzar su liderato entre los suyos, con el eslogan «la verdadera izquierda es la mía», lo que no desagrada del todo a Sánchez, ansioso de hacerse un hueco en el centro y captar los electores que Ciudadanos pierde a chorros.

Su verdadero problema es que socialismo y comunismo, aunque empezaron juntos, con el trascurrir de los acontecimientos se han ido separando hasta terminar siendo rivales a muerte, literal, cuando los primeros devinieron en socialdemócratas, «lacayos del capitalismo» según los comunistas, que les negaron todo tipo de derechos. «No se le ocurra nombrar presidente o alcalde a un socialista -dijo Stalin a Walter Ulbricht cuando le mandó a hacerse cargo de Alemania del Este o Republica Democrática Alemana-. Elija liberales, a ser posible, profesores de universidad». Algo que Ulbricht cumplió al pie de la letra, hasta el punto de levantar el Muro.

¿Cómo va a acabar el tándem Sánchez-Iglesias? ¿O no va a acabar? Pienso que sí, por las razones expuestas. Es un matrimonio de conveniencia que cuando deje de convenir a una de las partes se romperá. Va a depender de circunstancias ajenas a ellos, como la evolución de la pandemia y la marcha de la economía. Ambas van mal, que favorece a Iglesias. La izquierda florece con la miseria de los pueblos y esta pareja, como Zapatero, está haciendo todo lo posible para arruinar España. La incógnita es cómo lo tomarán los españoles.


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