lunes, 28 de diciembre de 2020

En su discurso de nochebuena, el Rey inició el fin de la izquierda y gente de mal vivir en España.

 

Si el PSOE y agregados aprueban la reforma penitenciaria, solo para favorecer a los golpistas catalanes, estarían cometiendo un acto dictatorial y, hoy, no sería juzgado, pero cuando deje de ser Pte. lo será. Pedro tiene mucho miedo.

  Es necesario preservar los valores éticos y eso “obliga a todos sin excepción”, por encima de cualquier consideración familiar. Con estas palabras, Felipe VI se refirió sin citarle al Rey padre y a las tensiones que en su entorno se han producido, multiplicadas por una frenética campaña orquestada en varios canales de televisión por la extrema izquierda y los partidos secesionistas.

Esfuerzo, unión y solidaridad, pidió el Monarca para enfrentarse con la pandemia, con la crisis económica y con el desempleo. “Ni el virus ni la crisis económica nos van a doblegar”, afirmó Felipe VI. Hay que evitar que esa crisis económica derive en una crisis social, lo que exige la atención a los sectores más desfavorecidos.

Dedicó el Rey palabras de elogio al personal sanitario, al tejido empresarial, a las Fuerzas Armadas y a la colaboración europea, afirmando de forma concluyente que todos tenemos el deber de respetar la Constitución, que es la garantía de la democracia y la libertad en España.

Felipe VI ha demostrado una vez más su independencia diciendo en el discurso navideño lo que debía decir y no lo que pretendía la ultraizquierda, que dijera. Por otra parte, algunos quieren enfrentarle con Sánchez y el sector socialista del Gobierno, cuando el discurso se ha negociado como todos los años con Moncloa, sin tensiones y con acuerdo.

Felipe VI es la mesura, la prudencia, la serenidad. La Reina Letizia, inteligencia viva, le ha enseñado a hablar ante las cámaras. Y el Monarca lo hace con la sencillez y la soltura de un profesional. A pesar de las especiales circunstancias de este año, el Rey ha pronunciado su discurso como siempre, sin un fallo ni una vacilación.

Y no, no existe en España el problema Monarquía o República. Las encuestas más solventes cifran entre el 0,1% y el 0,3% el porcentaje que esta cuestión suscita en el pueblo español, cuando el paro supera el 60% y los partidos políticos ocupan el segundo de los diez grandes problemas que agobian a los españoles, entre los que no está ni de lejos la cuestión Monarquía o República. A pesar de la obsesiva campaña audiovisual desencadenada por un sector del Gobierno y los partidos secesionistas y de ultraizquierda, campaña no contra Don Juan Carlos, que es el pretexto, sino contra la Institución Monárquica, la Corona mantiene la estabilidad y Felipe VI conserva sus altos índices de popularidad.

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