sábado, 13 de junio de 2020




Ni más ni menos que como voy a relatar comenzó la guerra civil  española y que justo ahora tenemos el mismo o peor panorama, antes utilizaron armamento y ahora, la guerra, se haría a garrotazos- Posiblemente, no sea necesario un ¡¡ARRIBA ESPAÑA¡¡, si un ¡¡RESPETEMOS ESPAÑA¡¡ España, hoy, sin LA DERECHA EN EL GOBIERNO lo pasará muy mal. Anticipo que la miseria no ha venido de vista, se queda en casa. España, hoy es el vivo retrato de Juan Negrín y Zapatero, solo que con un valor añadido, los independentistas, etarras y Pablo Iglesias.  ¡¡APOYEMOS A LA DERECHA¡¡ 

Antes:

El 16 de Febrero de 1936 se celebraron elecciones generales en España –adelantadas por corrupción, pillaje y villanía- La República, de siempre ha sido una Monarquía política.   Tras la Vencieron los republicanos de izquierdas aglutinados con el Partido Comunista, Partido Socialista –el menos votado-  Partido de los trabajadores,  etc –una izquierda sospechosa. Pero el bando de derechas no se contentó y presentó recurso electoral que, en principio ganó con un margen del 60%, pero los republicanos se negaron a aceptar dicho veredicto.  Los saqueos por parte republicana continuaban –trenes enteros cargados de oro, se llevaron todo el dinero del banco de España, etc y la derecha con la Falange al  frente se tuvo que hacer revolucionaria –La Falange- Solo en el mes de febrero ya se contabilizaban por centenares los fallecidos en este tipo de acciones contra la situación política, social y económica del país.

Ya en los meses sucesivos el panorama social y militar de España fue, de todo, menos tranquilo. Varios altos mandos militares planearon durante meses una posible sublevación frente al gobierno republicano que se haría efectiva el 17 de julio de 1936 y los días sucesivos. Pero, ¿qué hizo que los militares se alzaran justo ese día?

El 16 de abril de 1936 uno de los hombres de José Castillo, un instructor de las milicias de la juventud socialista, asesinó a Andrés Sáenz de Heredia, primo del mismísimo José Antonio Primo de Rivera. Como represalia el 12 de julio fue asesinado el propio José Castillo. Este hecho desencadenó la venganza de la izquierda que terminó con la vida del diputado de Renovación Española, José Calvo Sotelo, al mismo día siguiente. Este asesinato del líder de la derecha terminó por decantar la balanza de los indecisos al golpe de estado (entre los que, según Paul Preston, se encontraba el propio Franco) a llevar a cabo una acción que conllevaría un conflicto bélico en nuestro país.

Así comenzaría la Guerra Civil Española que duraría hasta el 1 de abril de 1939 con la victoria del bando nacional con el general Francisco Franco a la cabeza. Él mismo tomaría las riendas de España bajo un régimen dictatorial hasta su muerte el 20 de noviembre de 1975.

Hoy:

Cuando un político se levanta, no siempre por las mañanas, lo primero que se pregunta es por qué no “robó” más el día anterior. ¿Sabéis por qué? Sencillamente, porque lo que “se dejó” bien sabe que ya lo ha robado otro. Me decía un excompañero funcionario, reconvertido a político –tres veces- no muy ladrón, Juan, ¿Qué va ser de mi, solo se meter la mano en cajas del Erario Público? Al poco, “””murió””” y enterrado está.

Los políticos tienen que convencerse con una terapia de ética pura que les permita besar a su madre y confesar a sus hijos “robar”. Algo que les permita creer que, en el fondo, son personas normales y corrientes. Los funcionarios públicos están convencidos de que son más trabajadores que el común de los mortales y de que están sometidos a una presión desproporcionada en comparación con la remuneración que reciben oficialmente. Cargan sobre sus hombros responsabilidades que no guardan relación con el exiguo salario que devengan. Pero los más “borricos” proporcionan “”abren” la caja que ponen a disposición del político. Sin ellos, sin su colaboración, sería imposible saquear las arcas en cuestión.

Esto, Justamente, es el principio sobre el que se asienta la historia que justificaría la corrupción. Más aún, el empleado público asume que se trata de un valor entendido: su sueldo es bajo porque tiene acceso a otras compensaciones discrecionales que mejoran sus prestaciones. Compensaciones que no contempla la ley pero que el uso reiterado ha convertido en costumbre. En la mente del funcionario la lógica se invierte: no es que robe porque su sueldo es bajo sino al revés, su sueldo es bajo porque se asume que los ingresos están en otro lado. Algo así como el camarero con sueldo base minúsculo porque se da por descontado que vivirá de las propinas de los comensales.

Toda esta complicidad, también,  tiene que ver con la naturaleza de la política. Se trata, afirman ellos, de una carrera arriesgada, por no llamar traidora. El diputado, el senador, el alcalde,  o el responsable de un ente público, muchas veces termina con una jubilación prematura forzada por sus enemigos. En ocasiones, en el exilio. Y con mucha frecuencia, por motivos que ni siquiera tienen que ver con su desempeño sino con el de su jefe. Esto significa que el político debe acumular recursos hoy para prevenir las miserias de mañana. Aquello de “el político pobre es un pobre político”. El problema, claro, es que muchos se han tomado a pecho eso de acumular para las vacas flacas y ya han asegurado el patrimonio de su descendencia hasta la enésima generación.


Solo esto  y poco más ha sido la ruina económica de España,  por ende “la revuelta” electoral  y hasta la posibilidad de que sean alcaldes de las principales ciudades españolas comunista del Stalin iraní adiestrados por los bolivarianos.  Creo que estamos más cerca de una guerra civil como la del 36 que de posibles pactos entre corruptos votados cuando deberíamos haberles botado

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