jueves, 21 de mayo de 2020

Sánchez autorizó el pacto con Bildu y Calviño obligó a frenarlo cuando lo conoció




© EFE La vicepresidenta tercera, Nadia Calviño, este 20 de mayo en el Congreso. (EFE)

Pedro Sánchez y la Moncloa sí conocían el contenido del pacto con EH Bildu que implicaba la derogación "íntegra" de la reforma laboral. Pero quien no sabía nada de él previamente fue la vicepresidenta de Asuntos Económicos y Transformación Digital, Nadia Calviño. Y fue ella, la representante de la ortodoxia dentro del Gobierno, quien lo frenó en cuanto trascendió. Después, el PSOE envió una "nota aclaratoria" con la que directamente reproducía la letra del acuerdo con Unidas Podemos, y que solo contempla una revisión parcial de la legislación del PP, la liquidación de sus aspectos más "lesivos". Pero con ello no se disipó la tormenta. Todo lo contrario.
Esa intervención de la vicepresidenta tercera ayuda a entender cómo se vivieron las últimas horas en el Gobierno y en el PSOE, y también en una federación socialista directamente afectada, el PSE, que se somete al escrutinio de las urnas en menos de dos meses. Una jornada de idas y venidas frenética que ha abierto al Ejecutivo de coalición, de la manera más insospechada, un abismo a sus pies en el momento más incierto y complicado de esta crisis contra el covid-19. Sánchez se enfrenta al desafío de su socio, Pablo Iglesias, a la ira de la patronal por la "irresponsabilidad mayúscula" de un pacto con Bildu que "dinamita" el diálogo social, y a la irritación del PNV, su aliado más fiel y el que le ha permitido sacar adelante, junto con Ciudadanos, las dos últimas prórrogas del estado de alarma. 


Las conversaciones con Bildu habían arrancado antes del decisivo pleno de quinta prórroga de la alarma. Pero cristalizaron el mismo miércoles. El texto [aquí en PDF] ya estaba afianzado antes incluso de que comenzara la sesión en el Congreso, y el presidente, como ratificaron fuentes de la Moncloa, sí tenía conocimiento de sus extremos. Lo que señalaba el documento negociado a tres bandas entre los portavoces de los tres grupos —Adriana Lastra (PSOE), Pablo Echenique (Unidas Podemos) y Mertxe Aizpurua (EH Bildu)— era el compromiso de derogación "íntegra" de la reforma laboral de 2012 "antes de la finalización de las medidas extraordinarias adoptadas por el Gobierno en materia económica y laboral derivadas de la crisis originada por el covid-19".
El acuerdo se acabó de cerrar durante la jornada, y se apalabró darlo a conocer tras la votación de la alarma. Y así fue: EH Bildu difundió el contenido a las 20:16, cuando se había materializado la autorización de la Cámara Baja a la quinta extensión. Ya no había peligro para que la votación no saliera por la espantada de ningún socio. Sánchez ganó por 177 votos a favor, 162 en contra y 11 abstenciones. Aunque los cinco parlamentarios de Bildu hubieran rechazado la prórroga, esta habría prosperado. Más justa, pero habría salido adelante.
"Cuando lo conoció, intervino. Las circunstancias de este país hoy son las que son", indican a este diario fuentes del entorno de la vicepresidenta
La Moncloa sabía la literalidad del pacto desde el primer momento, porque Lastra, no solo portavoz socialista sino también vicesecretaria general del partido, es una de las personas de máxima confianza del presidente. Pero quien no sabía nada de esa entente era Calviño. "Cuando lo conoció, intervino. Las circunstancias de este país hoy son las que son", indican a este diario fuentes del entorno de la vicepresidenta tercera. En su equipo explican que ella sigue manteniendo su convicción de que lo que necesita el país ahora es un marco laboral para el siglo XXI, y no retornar a 2010, de cuando data la última reforma laboral emprendida por el PSOE.
Aspectos "más lesivos"
Además, continúan estas fuentes próximas a Calviño, el contexto europeo desaconseja el movimiento: Alemania abrió la mano esta semana y pactó con Francia apoyar un fondo de 500.000 millones de euros con deuda de la Comisión Europea para los países más afectados. Derogar una reforma que era condición para el rescate, observan, no es la jugada más pertinente ahora mismo.
"En Euskadi esto es una bomba en elecciones. Nos viene medio mal a nosotros, pero el PNV no lo va a perdonar", apunta con malestar un mando del PSE
A las 23:41, Ferraz remitía a los medios una "nota aclaratoria" que era, en realidad, una rectificación de lo firmado con Bildu. Ya no se hablaba de una derogación "íntegra" de la reforma laboral, sino que directamente se fotocopiaba lo plasmado en el acuerdo de gobierno suscrito con Unidas Podemos. Con carácter "urgente", se derogará (así, en futuro) la posibilidad de despido por absentismo causado por bajas por enfermedad —algo que, de hecho, ya se derogó en febrero vía real decreto ley y que convalidó el Congreso en marzo—, las limitaciones temporales del convenio colectivo (o sea, se recuperará la ultraactividad de los convenios) y la prioridad aplicativa de los convenios de empresa sobre los sectoriales. El PSOE, por tanto, retornaba a la formulación de siempre: derogación de los aspectos "más lesivos" de la reforma laboral de 2012 de Mariano Rajoy. El pacto de Sánchez con Iglesias comprendía otros puntos (no explicitados en el comunicado de Ferraz de la medianoche) como la limitación de las subcontrataciones (modificación del artículo 42.1 del Estatuto de los Trabajadores), o la restricción de las capacidades de cambio unilateral de las condiciones del contrato por parte de la empresa.
Durante el pleno, la portavoz de EH Bildu, Mertxe Aizpurua, había condicionado la abstención de su grupo —irrelevante a efectos numéricos, puesto que la alarma ya saía gracias al voto a favor de PNV y Ciudadanos, además del de otras fuerzas minoritarias— a la liquidación "íntegra" de la legislación del PP [ver vídeo]. Fue meridianamente clara. "Quiero agradecerle el tono y la abstención y decirle, como he dicho en otras ocasiones, que ese compromiso de investidura que se puede materializar claramente en un gran acuerdo entre fuerzas progresistas, como lo puede ser la suya, para derogar la reforma laboral de 2012 permanece indeleble. En el momento en que salgamos de la emergencia sanitaria, retomaremos nuestras prioridades de legislatura", señaló Sánchez en la réplica, dando por sentado el acuerdo y la abstención de la formación 'abertzale'. El presidente no hizo referencia a una cancelación "íntegra" de la reforma de 2012, y ponía un horizonte laboral bastante más amplio: cuando se supere la emergencia sanitaria del covid-19. No de manera inminente. En cambio, el papel sellado con Bildu apuntaba a una derogación bastante más rápida.
No solo Calviño desconocía el contenido del acuerdo firmado con la formación independentista vasca. También otros ministros del PSOE consultados por este diario, no así los responsables de Unidas Podemos. Fuentes del Ministerio de Trabajo no aclaran si la ministra Yolanda Díaz estaba informada. Quien sí que no conocía la alianza con Bildu fue el PSE, que tiene por delante unas autonómicas el 12 de julio con su candidata, Idoia Mendia, a la cabeza. "No lo entendemos, no nos dijeron nada previamente y no nos han explicado nada, pero no parece que hayan ganado mucho. En Euskadi esto es una bomba en elecciones. Nos viene medio mal a nosotros, pero el PNV no lo va a perdonar. Ellos están en guerra con Bildu antes de los comicios, y van a subir el precio por las nubes para poder acordar con Pedro", indica un alto mando de lafederación socialista vasca, que alerta de lo que decodifica como un error de Ferraz: "No han medido que cualquier acuerdo con Bildu nos hace pagar un peaje".
El PSE no tiene en mente ningún cambio de alianzas tras las elecciones del 12-J. No piensa en cambiar al PNV por una suma de morados y el partido de Arnaldo Otegi. Mendia, de hecho, volvía a reclamar este jueves a EH Bildu y Sortu "contundencia", que condenen los ataques de radicales, como el sufrido por ella misma en su domicilio familiar —el martes aparecieron pintura roja y pasquines con la palabra "asesina"— o en las sedes de partidos. La formación 'abertzale' solo "rechaza" estos actos de acoso, no los ha condenado aún.
El PSOE niega "rectificación"
Sánchez y su equipo en la Moncloa conocían los detalles del acuerdo con Bildu. No es extraño, por la propia cohesión del núcleo político que forman el presidente y su vicepresidenta primera, Carmen Calvo —interlocutora principal del Ejecutivo con los grupos, en su calidad de ministra de la Presidencia y Relaciones con las Cortes—, y Lastra. La portavoz socialista, este jueves, en una entrevista en 'Al rojo vivo', insistió en que no hubo "rectificación", sino una aclaración, porque la "polémica" surgió a raíz de un adjetivo, "íntegra", al referirse a la derogación de la reforma laboral. La número dos subrayó que su partido "nunca" ha hablado de "eliminar de un plumazo" la totalidad de la legislación del PP porque "no se puede dejar el BOE en blanco" en materia laboral.
Lastra asegura que el PSOE siempre tuvo claro que no cabe una revocación total. Pero Iglesias desafía a Sánchez: "Se va a derogar íntegramente"
Dicho de otro modo, que el acuerdo parlamentario con Bildu, como el firmado con Podemos, solo pretende cambiar los "aspectos lesivos" de la reforma de 2012. Una interpretación que ya había expuesto a primera hora de la mañana el secretario de Organización y ministro de Transportes, José Luis Ábalos, en Onda Cero. Lastra relató que el resto de grupos sabían que los socialistas estaban negociando "a diferentes bandas" para asegurarse que la prórroga salía adelante, porque era prioritario para seguir "salvando vidas" de ciudadanos.
"Ratifica la agenda de investidura"
"No actuamos con ocultación, al revés. Es un acuerdo que ratifica la agenda de investidura" y que se hará con el visto bueno de los agentes sociales, sostuvo. El problema es que sindicatos y patronal no tenían conocimiento de estas conversaciones. La "nota aclaratoria" se difundió cuando se vio que se estaba dando lugar a diferentes interpretaciones pero cada paso que el Gobierno dé en materia laboral, aseguró, será "hablado, negociado y pactado" con centrales y empresarios. Lastra enfrió los tiempos: "Evidentemente", dijo, no se cancelará nada durante el estado de alarma, mecanismo jurídico que aún no se sabe cuándo decaerá, porque ni siquiera se conoce "si habrá otra prórroga", si bien el presidente y su Ejecutivo han insistido en que necesitan esa cobertura hasta que concluya la desescalada. Y la Abogacía del Estado, reveló Sánchez en el pleno, lo avala en tres informes.
La portavoz de Bildu apunta que el acuerdo "sigue vigente" y solo hay una "matización terminológica", pero Otegi avisa: "Lo que se pacta, se cumple"
Sin embargo, Unidas Podemos no lo ve como el PSOE. Iglesias, en una entrevista en Catalunya Ràdio, se aferró a la literalidad de lo acordado con los independentistas vascos. "Voy a ser cristalino. Se va a derogar íntegramente la reforma laboral. El pacto de ayer con Bildu lleva la firma de los tres portavoces de los grupos parlamentarios, luego cada partido puede decir lo que quiera", afirmó el vicepresidente segundo, y remató con una frase lapidaria: "'Pacta sunt servanda'". Los pactos están para ser cumplidos.
Aizpurua se da por satisfecha con la "nota aclaratoria" del PSOE. La portavoz de Bildu considera la rectificación una "matización terminológica" por lo que el acuerdo para derogar de manera "íntegra" la reforma laboral "sigue vigente". Pero Otegi, coordinador general de la coalición 'abertzale', mandó otro mensaje más duro: "Lo que se pacta, se cumple", informa Europa Press. "Nadie tiene derecho a frustrar la ilusión que generó esa buena noticia", apuntó.


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