Hay destituciones que honran a los que las sufren y
siento mucho este golpe injusto a la brillante carrera
de Pérez de los Cobos
Es una noticia triste, porque la injusta destitución de un
funcionario ejemplar como el coronel Diego Pérez de los Cobos
es la expresión de un irracional sectarismo y una venganza
mezquina. Un magistrado como Fernando Grande-Marlaska,
aunque ahora sea político, nunca tendría que haber tomado una
decisión tan lamentable. La depuración del jefe de la
comandancia de la Guardia Civil de Madrid, con base en un
concepto político sin fundamento jurídico y operativo como es
la pérdida de confianza, solo encubre una venganza. El
refranero es muy rico y me viene a la memoria que «no ofende
quien quiere, sino quien puede». Este acto partidista no ofende
a Pérez de los Cobos, sino a la Guardia Civil. La destitución
responde al enfado gubernamental por la investigación que
apunta a responsabilidades penales del todopoderoso
Fernando Simón y otros altos cargos de la administración
socialista que autorizaron la manifestación del 8-M. Lo insólito
es que se trata de una investigación dirigida por la magistrada
Carmen Rodríguez-Medel y está ejecutada por agentes de la
Guardia Civil que actúan como policía judicial.
Esto hace que la decisión sea más sorprendente, porque nadie
mejor que él para conocer un proceso de instrucción. Es una
funcionario ejemplar como el coronel Diego Pérez de los Cobos
es la expresión de un irracional sectarismo y una venganza
mezquina. Un magistrado como Fernando Grande-Marlaska,
aunque ahora sea político, nunca tendría que haber tomado una
decisión tan lamentable. La depuración del jefe de la
comandancia de la Guardia Civil de Madrid, con base en un
concepto político sin fundamento jurídico y operativo como es
la pérdida de confianza, solo encubre una venganza. El
refranero es muy rico y me viene a la memoria que «no ofende
quien quiere, sino quien puede». Este acto partidista no ofende
a Pérez de los Cobos, sino a la Guardia Civil. La destitución
responde al enfado gubernamental por la investigación que
apunta a responsabilidades penales del todopoderoso
Fernando Simón y otros altos cargos de la administración
socialista que autorizaron la manifestación del 8-M. Lo insólito
es que se trata de una investigación dirigida por la magistrada
Carmen Rodríguez-Medel y está ejecutada por agentes de la
Guardia Civil que actúan como policía judicial.
Esto hace que la decisión sea más sorprendente, porque nadie
mejor que él para conocer un proceso de instrucción. Es una
víctima propiciatoria, además, a quien sacrifican por su papel
en el juicio del 1-O en el altar de los pactos con el
independentismo catalán. Tras el despropósito del pacto con
Bildu la semana pasada, comenzamos esta con una depuración
en toda regla. Es verdad que es algo a lo que nos tiene
acostumbrados el socialismo cuando alcanza el poder. Lo hizo
el felipismo cuando apartó a todos los altos funcionarios que
habían participado en los gobiernos de UCD. Cuando murió
Gaby Cisneros, uno de los «padres de la Constitución», lloraban
con lágrimas de cocodrilo pero recordé cuando me contó cómo
lo habían depurado en 1982 dejándolo en su casa sin darle
ningún destino como TAC, una de las oposiciones más difíciles
y prestigiosas. Lo mismo hizo este Gobierno con muchos
funcionarios a la vez que aprovechaba para colocar en
direcciones generales a políticos que no son funcionarios como
establece la ley. Han convertido la excepción en la norma
habitual. Hay destituciones que honran a los que las sufren y
siento mucho este golpe injusto a la brillante carrera de Pérez
de los Cobos, porque es evidente que sufrirá una dura
persecución desde el Gobierno.
en el juicio del 1-O en el altar de los pactos con el
independentismo catalán. Tras el despropósito del pacto con
Bildu la semana pasada, comenzamos esta con una depuración
en toda regla. Es verdad que es algo a lo que nos tiene
acostumbrados el socialismo cuando alcanza el poder. Lo hizo
el felipismo cuando apartó a todos los altos funcionarios que
habían participado en los gobiernos de UCD. Cuando murió
Gaby Cisneros, uno de los «padres de la Constitución», lloraban
con lágrimas de cocodrilo pero recordé cuando me contó cómo
lo habían depurado en 1982 dejándolo en su casa sin darle
ningún destino como TAC, una de las oposiciones más difíciles
y prestigiosas. Lo mismo hizo este Gobierno con muchos
funcionarios a la vez que aprovechaba para colocar en
direcciones generales a políticos que no son funcionarios como
establece la ley. Han convertido la excepción en la norma
habitual. Hay destituciones que honran a los que las sufren y
siento mucho este golpe injusto a la brillante carrera de Pérez
de los Cobos, porque es evidente que sufrirá una dura
persecución desde el Gobierno.
Francisco Marhuenda
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