El sondeo que hoy publica ABC demuestra que el apoyo de los españoles a la gestión del Gobierno en la crisis por el coronavirus sigue cayendo en picado, porque su percepción es francamente negativa. Solo uno de cada cuatro españoles, el 27,7 por ciento, piensan que el Gobierno está actuando con eficacia, lo que contrasta con el apoyo que obtienen otros líderes europeos a la hora de afrontar la tragedia.
La comparativa con otros líderes mediante los datos aportados por los corresponsales de ABC es muy esclarecedora. En Italia, el 71 por ciento apoyan la gestión de Giuseppe Conte, y en Alemania, el 63% respaldan a Angela Merkel. Incluso en Francia, Emmanuel Macron mejora la percepción de sus ciudadanos, al que apoyan un discreto 39 por ciento, pero en cualquier caso por encima del raquítico apoyo a Sánchez.
Por el contrario, según la encuesta de GAD3, el personal sanitario se lleva un elogio unánime, con el 98 por ciento de agradecimiento por su trabajo, una cifra casi idéntica al apoyo a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y al Ejército (92%). Más aún, la ciudadanía se da a sí misma un amplísimo notable por su disciplina ante el estado de alarma: tres de cada cuatro encuestados creen que actuamos con responsabilidad.
Es innegable que Sánchez ha hecho una gestión desastrosa. Ha despreciado el apoyo de la oposición, ha clausurado el Congreso, ha hecho caso omiso de las recomendaciones del mundo económico y su política de comunicación es netamente propagandística.
Solo el 15 por ciento de los españoles creen que Sánchez está actuando de forma más eficiente que sus homólogos europeos, y tres de cada cuatro están convencidos de que las medidas para evitar a posteriori una profunda recesión son insuficientes. Con este diagnóstico, nunca un gobierno deterioró tanto su imagen en menos tiempo. Es cierto que se trata de una pandemia mundial con un recorrido inédito.
Pero ningún gobierno en ningún otro país ha generado tanta desconfianza y desánimo ciudadanos. Más aún, casi el 83 por ciento de los consultados por GAD3 argumentan que el Ejecutivo de Sánchez improvisa constantemente. Bajo estas premisas, sostener que Sánchez pretende reinstaurar una nueva versión de los Pactos de La Moncloa es sibilinamente falso.
Solo busca coartadas políticas para revertir esa creciente pérdida de credibilidad. Tras la crisis sanitaria, surgirán una crisis económica sin parangón y una desafección política notable, pero hoy Sánchez sigue sin renegar de sus socios separatistas, y su inclinación hacia el comunismo anacrónico de Podemos es tan sintomática como catastrófica.
No solo reaccionó tarde y mal a los ojos de una parte sustancial de la ciudadanía, sino que ahora pretende mantener el andamiaje de una mentira. Él y su Gobierno pudieron hacer mucho más. Y las familias de más de 12.400 muertos lo saben.
ABC
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