El PNV prepara un akelarre deportivo-independentista con motivo de la Eurocopa. Una de las sedes de esta competición será Bilbao, que albergará durante el mes de junio partidos de la selección española de fútbol. Y el Gobierno de Urkullu, comandado por los separatistas vascos y los propios socialistas del PSE-PSOE, aprovechará este escaparate internacional para exigir a Pedro Sánchez el reconocimiento de la selección vasca de fútbol.
Pedro Sánchez y el líder del PNV, Andoni Ortuzar, firmaron el reciente acuerdo de investidura del actual presidente nacional con una serie de condiciones. Una de ellas apela directamente al avance hacia el reconocimiento de una selección de fútbol del País Vasco. El punto acordado entre socialistas y separatistas reclama, en concreto, “abrir cauces para promover la representación internacional de Euskadi en el ámbito deportivo y cultural”.
La plasmación práctica de este punto no es otra que la de esa selección de fútbol regional convertida -por arte de magia del separatismo- en nacional. Y la cita elegida para reclamar a Sánchez el cumplimiento de su pacto es la Eurocopa. Un campeonato que cuenta con Bilbao como una de sus sedes.
Los partidos de la Eurocopa de 2020 que acogerá el campo de San Mamés, de Bilbao, se disputarán los días 15, 20, 24 y 28 de junio. Y de esos cuatro partidos, los tres primeros, los del 15, el 20 y el 24, serán del Grupo E de la competición, en el que se encuentra la selección española.
Así, medio siglo después del encuentro frente a Turquía con Iribar de portero estrella, el Gobierno vasco ha asumido el retorno de España al estadio del Athletic. Pero no lo han hecho con inocencia. Al revés: el PNV pretende usar este escaparate internacional para mostrar su capacidad organizativa de eventos multitudinarios, y para mostrar ante todo el mundo su ansia separatista. Por eso, con todas las cámaras internacionales como testigo, el Gobierno vasco exigirá a Sánchez que reconozca la validez de la selección de fútbol de esta comunidad como equipo nacional.
El pacto recoge esta idea de forma difusa
Y Sánchez tendrá problemas para escapar a esta exigencia, porque, lo cierto, es que su pacto con PNV recoge, aunque de forma difusa, una fórmula que suena mucho a eso. En ese pacto, de hecho, no dejan de recogerse puntos referidos al año 2020, como si se tratase de la fecha estándar elegida para cumplir las condiciones del apoyo a la investidura de Sánchez por parte del PNV.
El PSOE y el PNV han acordado igualmente en ese documento el traspaso de las competencias de tráfico a la Comunidad Foral de Navarra. Y, efectivamente, ya se han dado los primeros pasos para lograrlo. Es decir, que el PSOE se está tomando en serio este documento y sus plazos.
Ambos partidos, igualmente, han pactado en ese texto un punto mucho más profundo y peligroso: “Impulsar, a través del diálogo entre partidos e instituciones, las reformas necesarias para adecuar la estructura del Estado al reconocimiento de las identidades territoriales”. Y, de seguir esta progresión en el cumplimiento de los pactos, ese punto puede ser la llave de grandes reformas -que rocen incluso la materia constitucional- pensadas para terminar de desequilibrar la balanza a favor de los separatistas, tanto vascos como catalanes.
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