La ‘podemita’ Beatriz Gimeno, la polémica nueva directora del Instituto de la Mujer nombrada por la ministra Irene Montero, es propietaria de cinco viviendas -cuatro en Madrid y otra en Segovia- y dispone de un plan de pensiones privado que acumula más de 32.000 euros.
El nombramiento de Beatriz Gimeno como nueva directora del Instituto de la Mujer llega acompañado de sus polémicas declaraciones sobre la heterosexualidad de las mujeres como síntoma de sometimiento, la sodomía a los hombres como método para alcanzar la igualdad real o la quema de iglesias en la Segunda República.
Nacida en Madrid en 1962 (57 años), Gimeno comenzó a militar en Podemos tras el nacimiento del partido. Adquirió la condición de diputada en la Asamblea de Madrid en 2015, cargo que ha ocupado hasta ahora durante dos legislaturas con un sueldo de 50.000 euros. Antes de dar el salto a la política, Gimeno fue presidenta de la Federación Estatal de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales.
Gimeno, en su Declaración de Bienes presentada ante la Asamblea de Madrid, asegura ser propietaria de un total de cinco pisos -algunos de ellos en régimen de copropiedad-. Cuatro de ellos están situados en la Madrid. Su vivienda habitual, adquirida en 2017, y otros tres pisos comprados en 2015, 2014 y 1996. En 2006 adquirió una quinta vivienda en Segovia. Declara, además, percibir 1.484 euros en concepto de «rentas de bienes inmuebles».
Dos de las viviendas están bajo un préstamo hipotecario: uno contratado en 2014 con ING por valor de 135.000 euros y otro con BBVA -al 50%- por 126.864 euros. Tiene además dos préstamos personales de 10.000 y 15.000 euros. Por último, declara ser propietaria de un vehículo de la marca Smart adquirido en el año 2018.
Gimeno declara también tener una cantidad superior a los 60.000 euros en depósitos en todas sus cuentas bancarias, además de un fondo de pensiones privado que acumula 32.697 euros. En abril de 2019, en plena campaña electoral, su nueva ‘jefa’ Irene Montero advirtió que habría que «dejar de subvencionar y facilitar planes de pensiones privados mientras no tengamos garantizado el sistema público de pensiones».
Polémicas han sido sus declaraciones sobre la quema de Iglesias durante la Segunda República: «En aquellos países en donde la Iglesia (o las iglesias) forman parte normal del ámbito de las libertades, nadie siente la necesidad de quemarlas. Pero ese no es nuestro caso. El aborrecimiento profundo que muchas personas sentimos aquí por la Iglesia católica se lo ha ganado ésta a pulso».
Pero si ha habido unas declaraciones que han hecho correr ríos de tinta han sido las que pronuncio respecto a la heterosexualidad y las prácticas de sodomía masculinas: «El ano es una de las principales zonas erógenas para hombres y mujeres, pero especialmente para los hombres. Estoy convencida, cada vez más, que para que se produzca un verdadero cambio cultural tienen que cambiar también las prácticas sexuales hegemónicas y heteronormativas y que sin ese cambio, que afecta a lo simbólico y a la construcción de las subjetividades, no se producirá un verdadero cambio social que iguale a hombres y mujeres»
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