La vicepresidenta en funciones se dirigió al plenario del Congreso del PSC: «Los socialistas catalanes y los socialistas españoles…». Fin de la cita y casi de este Enfoque en ABC. Carmen Calvo aplaudió la aplastante victoria interna de Iceta, que ha mandado callar a Lambán demostrando, como dice el propio presidente regional de Aragón, «el daño que el supremacismo ha hecho en Cataluña», pero sobre todo quién manda.
Ya puede irse García Page a la tienda más cercana a su despacho en Toledo para comprar un poco de «bálsamo de Fierabrás», esa sustancia con aspecto de cera, de cuyo nombre no quiero acordarme.
El viejo PSOE ha lanzado un par de arañazos al sanchismo y en eso se va a quedar porque el acuerdo con el sedicioso de Lledoners está hecho, por mano interpuesta, la de Iceta. Por cierto, el silencio del extremeño Fernández Vara es de nota. A Sánchez solo le importa ser investido cuanto antes aunque el precio sea entregar la igualdad constitucional de los españoles al mejor postor. El PSOE está traspasando a España su problema.
El PSC es un partido «soberano» en Cataluña y «solidario» con el PSOE. Los socialistas catalanes han dejado de ser tercera vía al proclamar sin matices que Cataluña es una nación y España, o lo que sea, plurinacional. Solo faltaba que Calvo desvelara el método a seguir.
Se van a «producir nuevas leyes». La operación de poder supera la Constitución del 78, camino del desván de objetos perdidos. Lo van a hacer sin que se note y en esta ocasión no habrá Tribunal Constitucional ni Marchena que lo impida. Serán los primeros en quedarse fuera de juego.
Los sediciosos van a pasar la factura del juicio en el Supremo y de la eliminación del Poder Judicial catalán del Estatuto de 2006. ¿Quién manda en la Fiscalía? Se le escapó a Sánchez antes del 10 de noviembre pero para todo lo contrario de lo que va a suceder. Como ha contado ABC, Sánchez ya tiene su Conde-Pumpido para que las togas se manchen con el barro del camino que lleva a la puerta de la celda de Junqueras.
Cuando Iceta exige que se respeten las competencias de Cataluña está anunciando como solución la desaparición definitiva del Estado en Cataluña. Habrá otro diferente en el que a los socialistas catalanes ya no se les distinguirá de los nacionalistas separatistas.
Al tiempo y sin aspavientos. Tienen cuatro años por delante y muchas horas de televisión para que no se apague el fuego de Vox, la coartada perfecta. Sánchez va a continuar donde lo dejó pendiente Rodríguez Zapatero. Como dice con su elegante ironía Pérez Maura, «no paramos de mejorar».
Juan Pablo Colmenarejo ( ABC )
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