El Gobierno de Pedro Sánchez asume que "el tráfico ilícito de inmigrantes es una de las mayores amenazas a la seguridad nacional e internacional".
Las llegadas de inmigrantes irregulares en España alcanzó cifras de récord en 2018. Especialmente, en el segundo semestre del año. Los datos, que recoge el propio Gobierno en el último Informe de Seguridad Nacional, reflejan las dimensiones de este fenómeno, que el Ejecutivo de Sánchez admite ya como un reto para la seguridad.
Según datos del Ministerio del Interior, el mayor pico de entradas por día se produjo en octubre, con 259, frente a los 117 del año anterior. Sin embargo, otros meses, como septiembre, fueron especialmente llamativos: entonces se produjeron hasta 255 llegadas de ilegales diarios, frente a las 50 del mismo mes del año pasado. El gráfico refleja la notable diferencia entre 2018 y 2017, agravada desde el mes de junio, mes en que Pedro Sánchez ganó la moción de censura que desbancó a Mariano Rajoy. La tendencia, que había comenzado en mayo, se confirmó ese mes, ya con el buen tiempo y las mejores condiciones del mar. De 78 llegadas de junio de 2017 se pasó a las 206 un año después.
El informe admite que “España constituye el principal punto de acceso a Europa para la inmigración irregular”. En total, 64.421 personas llegaron a nuestro país de forma irregular el año pasado, un 131% más que en el 2017. De ellas, 57.494 arribaron por vía marítima, algo que supone un incremento del 162% respecto a 2017, superando ampliamente las casi 40.000 alcanzadas en 2006.
“La media diaria de inmigrantes irregulares llegados en patera aumentó significativamente entre mayo y diciembre de 2018 en relación con 2017”, asume también el Gobierno. Las mayores llegadas se concentran en las provincias de Cádiz, Almería, Málaga y Granada y entre los meses de junio y noviembre. Los principales países de procedencia, y con los mayores incrementos de llegada anual, son Marruecos, República de Guinea y Mali. “En particular, el número de inmigrantes procedentes de Mali experimento un 872%”, se destaca.
En el cómputo anual destaca también el notable incremento en las llegadas de menores extranjeros no acompañados, los llamados MENAs, con 13.796, un 126% más que el año anterior.
Déficit de integración
En el informe, fiel reflejo de las preocupaciones de seguridad, se constata también el gran incremento en las solicitudes de protección internacional, con un aumento de más del 75% con respecto a 2017 (55.668). En este sentido, es Venezuela el principal país de procedencia. “Este incremento ha obligado a reforzar el sistema nacional”, se dice también.
Las llegadas diarias de ilegales llegaron a quintuplicarse con Sánchez en La Moncloa
“En 2018 se ha registrado el mayor número de inmigrantes irregulares llegados a España”, concluye finalmente el informe, que asume también que la tendencia “apunta a que en 2019 las cifras serán superiores”.
Como recomendaciones, se destaca “reforzar las estructuras, los medios y procedimientos del sistema español de gestión migratoria, en especial, en el ámbito de la determinación de estatuto en los flujos mixtos, los medios de la Oficina de Asilo y Refugio, los centros de internamiento para extranjeros (CIES) y centros de estancia temporal de inmigrantes (CETIS), la acogida y el control de movimientos secundarios”.
“La capacidad de acogida de los CETI se ve habitualmente superada por el número de inmigrantes que deben atender”, advierte. También llama la atención sobre el problema de los menores, que exige “desarrollar soluciones”, y la necesidad de “potenciar el control fronterizo” y la “vigilancia de las fronteras exteriores de España”.
El informe alerta también sobre los déficit de integración y pide “recuperar el Fondo estatal para la integración de los inmigrantes”.
“En el ámbito de la lucha contra el racismo y la xenofobia, es necesario revisar y actualizar la Estrategia Integral de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia actualmente en vigor”, entre otros.
El documento destaca, en este sentido, que “la actitud de los españoles respecto a la inmigración continúa siendo más acogedora” que la media europea, pero se constata “cierto estancamiento”
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