Conocen esa sensación del que tose y no consigue arrancar , del que quiere orinar y no echa gota o del que por más que se meta los dedos hasta la campanilla sigue sin obtener satisfacción en su intento por evacuar de su estómago algo que le trae por tan mal camino y desea morirse para aliviar sus penas ?
Pues bien, por muy escatológicos que les parezcan estos ejemplos no se me pongan exquisitos con el lenguaje y las imágenes que dibujan estas palabras porque no existen otras más adecuadas para definir los efectos que provoca la tolerancia de los intolerantes que, en el fondo, es una pose que busca convertir en algo bueno lo que en el fondo es destructivo.
Pondré varios ejemplos comprometidos porque alguien inteligente que conocí entre libros hace unos días en Almería me dijo que me tenía calado porque había empezado a leer mis columnas de opinión y sabía que mi pensamiento político era de derechas.
Continuamos la conversación en torno a una mesa al aire libre y aunque no creo que la convenciera del todo creo que llegamos a acordar que la clasificación más adecuada pura definir a los ciudadanos que piensan por sí mismos es la inteligencia o la tozudez, la independencia de criterio o la obediencia a las consignas y el odio irracional a quien piensa de otra manera o la capacidad para intentar entender por qué defiende criterios distintos.
Se ha confundido el pensamiento político con la actitud que adoptamos ante ciertas situaciones en la vida y en particular ante algunas personas que pretender ser los nuevos profetas laicos de nuestros tiempos, y ahí está el error porque hay valores que son transversales y por eso los pueden compartir gente de derechas y de izquierdas, y no existe una contradicción ideológica si hablamos del concepto patria, familia, amistad, solidaridad, honestidad, valentía, honradez, sacrificio y sentido de la justicia.
Ninguno de estos conceptos es exclusivo de un pensamiento político y todos ellos son imprescindibles para que una sociedad funcione. Luego hay otros que pueden ser más queridos por la izquierda o por la derecha sociológica, pero no son patrimonio exclusivo de nadie.
Pero al margen de esa foto fija están los intolerantes de un lado y del otro , que con su actitud emborronan la imagen que dicen defender y disfrazan de lo que no son a sus amigos de coyuntura, porque resulta increíble que tengan los mismos intereses grupos ideológicos contradictorios que sin embargo están unidos en su estrategia
Cuando alguien, a quien ETA ha asesinado a un buen número de sus compañeros llama “hombre de paz” a Arnaldo Otegui está jugando a ser tolerante con un intolerante y eso no significa ser de izquierdas sino no tener alma.
Cuando alguien convierte en estrategia política contemporizar con los que comenten delitos económicos y de violencia en Cataluña frente a los otros ciudadanos cumplidores de la ley, está actuando con una indecencia incompatible con la ideología que dice representar., sea de derecha o de izquierda.
Cuando alguien sigue defendiendo la represión , el encarcelamiento de los disidentes y los asesinatos cometidos por los paramilitares de Nicolás Maduro en Venezuela y afirma que aquello es una democracia, no es de izquierdas ni de derechas, es un ciego mal informado o un indecente irredento.
Cuando alguien es tolerante con los intolerantes es tonto , malvado o ambas cosas a la vez.
Diego Armario
No hay comentarios:
Publicar un comentario