viernes, 19 de abril de 2019

TVE, AL SERVICIO DE PEDRO SÁNCHEZ

Se acabe celebrando o no algún debate entre los candidatos a La Moncloa esta campaña, todo lo que ha ocurrido en las últimas horas, de enorme gravedad democrática, refleja que Pedro Sánchez no tiene escrúpulos para poner a su servicio organismos públicos como RTVE, en línea con lo que ha hecho con otras muchas instituciones del Estado en sus meses de mandato.
Tanto como le gusta presumir al todavía presidente del Gobierno de respaldar la televisión pública, le ha dado dos estocadas en menos de una semana, aunque la de ayer es la puntilla para la escasa credibilidad que aún pudiera mantener la corporación en manos de Rosa María Mateo.
La administradora única ha demostrado un servilismo al PSOE tan elocuente al cambiar la fecha del debate propuesto a los candidatos, plegándose al deseo de Sánchez, que incluso profesionales de la cadena promocionados en esta etapa comoXabier Fortes o el presentador del TelediarioCarlos Franganillo se revolvieron de inmediato contra ella.
Por dignidad y para no emborronar más su carrera en los medios, a Mateo sólo le queda la opción de dimitir tras el bochornoso episodio que está dominando la campaña electoral y que ha roto la estrategia de los socialistas a los que hasta ahora les sonreía el viento de cara.
Sánchez nunca ha querido debatir. No se atreve a confrontar programas ni a participar en duelos dialécticos porque no quiere responder a cuestiones medulares por las que le interrogarían sus rivales, tal como le ocurrió con la ministra de Hacienda en el debate a seis.
Montero fue incapaz de aclarar si el PSOE indultaría a políticos si son condenados por el procés o cuántas naciones hay en esa España plurinacional de la que hablan con tanta frivolidad. Y, por ello, escamoteando a todos los españoles su derecho a saber qué piensa realmente el candidato socialista sobre el futuro de nuestra Nación, éste se negó primero a participar en un cara a cara con Pablo Casado, después se apuntó a un debate en Atresmedia a cinco que incluía al líder de Vox -ahí ya demostró lo poco que le importa RTVE, a la que dejó tirada-, y, finalmente, se ha desdicho de su compromiso y sólo está dispuesto a acudir a la televisión pública imponiendo la misma fecha en la que ya estaba anunciado el debate de Atresmedia.
Una trampa de mal jugador para intentar que no se puedan celebrar las dos citas, o incluso que finalmente no tenga lugar ninguna. Y en esa estrategia vergonzosa le ha ayudado Mateo, cambiando el debate del lunes al martes, como si TVE fuera la televisión de un partido.
Es presumible que esta cadena de errores le pasará factura electoral a Sánchez. En todo caso, sus contrincantes no deben doblegarse al chantaje socialista. Los españoles habrán de valorar si puede dirigir un país alguien instalado en la huida permanente e incapaz de confrontar ideas en un espacio plural y neutral.
El Mundo

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