domingo, 14 de abril de 2019

La bandera Republicana;una bandera de chiste nacida de una equivocación.

Nuestra bandera nacional, la conocida como roji-gualda, es una de las banderas más antiguas de Europa. Se empezó a utilizar por la marina en 1785, en tiempos de Carlos III, es por este motivo que está compuesta por colores vivos para que se visualizara bien en alta mar. La roji-gualda fue también la bandera de la I República, y por tanto queda claro que no es una bandera franquista.

Pero con la llegada de la II República en 1931, los lumbreras republicanos recogieron erróneamente la idea de que los colores roji-gualdos sólo representaban los colores del antiguo reino de Aragón y olvidaban al reino de Castilla (¡republicanos pensando en reinos!); y entonces decidieron añadir una franja morada a la bandera republicana en supuesto honor a ese reino, y lo hicieron tras encontrar un viejo pendón de Castilla con varios siglos de antigüedad,   y al ver su color morado lo utilizaron como excusa para esa tercera franja republicana y que así el reino de Castilla estuviera representado en la insignia nacional. Pero aquellos republicanos no se percataron de que el sol y el paso del tiempo habían avioletado el rojo carmesí del pendón castellano que era en realidad su color, es decir, que de haber tenido conocimiento real de la Historia de España la nueva bandera se hubiera quedado igual que la vieja siguiendo esa lógica republicana.

No acaban aquí los despropósitos, pues a la tricolor republicana se le añadió un escudo, el mismo que el de la I República, que recogía a los viejos reinos de España (¡otra vez los republicanos pensando en reinos!), y lo más llamativo era que se trataba de un escudo prácticamente igual al de los Borbones anteriores, el de Alfonso XIII y XII (y también muy parecido al que han usado nuestros últimos reyes desde octubre de 1980), salvo porque en el escudo republicano se eliminó la pequeña flor de lis que representaba a la casa de Borbón y también porque en vez de insertar una corona se puso una muralla de castillo en su lugar, que para mayor mofa, se confunde con la corona real, y por tanto el observador no suele percibir cambio alguno respecto al escudo borbónico.

(Fragmento del libro Contra la Manipulación Histórica próximamente a la venta)




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