A la espera de lo que digan los jueces acerca de la figura jurídica del «procés», lo cierto es que todo este enredo de la independencia declarada y no ejecutada ha sido una gran estafa desde el punto de vista social y político.
Un timo para los miles de catalanes a quienes se les aseguró que eso de separarse era algo así como jugar al Monopoly.
Un fraude para las arcas del Estado, de las que se detrajeron cientos de millones para intentar una ensoñación orientada solo a atender instintos básicos de unos, y aspiraciones económicas de una elite alejada de las verdaderas inquietudes del catalán medio.
ABC descubre hoy el entramado financiero y el gasto descontrolado que desde un organismo oficial se ha hecho para acabar en el callejón sin salida en el que se encuentra Cataluña.
Todo fue una enorme chapuza. Y, en medio de tanta confusión, han cometido el error de dar una patada a su privilegiada situación, algo que no les perdonarán sus herederos. No hay nada más práctico que una buena teoría, y ellos solo tenían emoción.
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