Escandaloso gesto de autoritarismo del PSOE contra un derecho constitucional
Sánchez quiere controlar las noticias que se publiquen de cara a las elecciones generales
En una democracia los medios de comunicación están llamados a desempeñar una labor de control de la actuación de los gobiernos. Pero algunos políticos parecen entenderlo justo al revés.
Dos medios próximos al Gobierno informan del plan contra la libertad de prensa
Ayer dos medios de comunicación próximos al Gobierno publicaron sendas noticias cuyos titulares ya deberían provocar preocupación a cualquier demócrata. El periódico socialista El País titulaba la suya así: “El Gobierno activa una unidad contra la desinformación ante las elecciones”. Además, la agencia Efe -cuyo principal accionista es el Estado- difundía el siguiente titular: “El Gobierno pondrá en marcha un grupo para controlar noticias falsas en internet”. Lo de “controlar noticias falsas” es una forma tramposa de disfrazar un hecho peligroso: que un gobierno se dedique a controlar las noticias. Un gobierno que se dedica a controlar la información está violando uno de los pilares en los que se basa toda democracia: la libertad de prensa.
El Gobierno apela a la “seguridad nacional” como excusa
Las excusas más usadas por los gobiernos para laminar libertades fundamentales desde hace décadas tienen que ver con la seguridad. Es una forma de intentar convencernos de que recortan nuestros derechos pero lo hacen por nuestro bien. En la citada noticia de El País no cuesta encontrar esta excusa. De hecho, figura ya en la entradilla: “La participación de ese órgano evidencia que la manipulación es percibida como amenaza a la seguridad nacional“. El diario de PRISA habla de las noticias falsas y cita las siguientes declaraciones de una fuente de Moncloa: “Por el momento no hay herramientas informáticas que garanticen la detección de las llamadas fake news. Estamos pidiendo a empresas de alto nivel que trabajen en programas que las detecten, pero no es sencillo”.
Sánchez quiere defendernos de Rusia: ¿y quién nos defiende de Sánchez?
Uno de los pretextos esgrimidos, concretamente en El País, es el de las intoxicaciones que tienen su origen en Rusia. Y sí, ha habido tales intoxicaciones. El Kremlin tiene una potente maquinaria de manipulación, es cierto. Igual que los demás gobiernos de Europa. Basta con repasar los medios que tiene a su servicio el gobierno socialista de Pedro Sánchez: además de la citada agencia Efe, tiene Televisión Española (con siete canales, uno de ellos dirigido al exterior) y Radio Nacional de España (con seis emisoras, entre ellas una enfocada al extranjero). A eso hay que añadir los propios cauces de comunicación del Gobierno español. Las noticias falsas que vienen de Rusia son tan alarmantes como las que vienen de La Moncloa, con la diferencia de que estas últimas las estamos pagando todos los españoles por medio de nuestros impuestos.
La veracidad de las noticias, controlada por un gobierno que miente
De las noticias publicadas por El País y Efe se deduce que pretende controlar la veracidad de las noticias un Gobierno que ya ha sido pillado mintiendo demasiadas veces. No cuesta mucho encontrar ejemplos. El 21 de febrero denuncié aquí un montaje informativo del Gobierno y de El País sobre el Valle de los Caídos. La intoxicación informativa, difundida por el ejecutivo y publicada por el diario de PRISA, llevaba este título: “El Vaticano forzará al abad del Valle de los Caídos a permitir la exhumación de Franco”. El 2 de marzo, el defensor del lector de El País reconoció la manipulación (“EL PAÍS difundió una información incompleta, fue demasiado lejos en el titular y dejó al aire una práctica tramposa del Gobierno”, señaló Carlos Yárnoz), pero El País dejó la noticia sin rectificar, tanto en español como en inglés. Eso sí, indicando al final de cada una que El País se adhiere a los criterios de The Trust Project, lo que se usa como garantía de una información veraz.
El caso de la tesis de Sánchez como ejemplo de su autoritarismo
Ayer Esdiario.com señalaba otro ejemplo: el Consejo de Transparencia y Buen Gobierno (CTBG) ha dejado en evidencia que el Gobierno mintió al afirmar que la tesis doctoral de Sánchez pasó un test antiplagio. El informe oficial que avalaba esa prueba no existe. El citado medio advertía de la gravedad de lo ocurrido: “La Moncloa mintió al difundir como propio y oficial un comunicado literalmente titulado “La tesis del presidente supera ampliamente los softwares de coincidencias” con el que frenó las informaciones de periódicos como Abc, OK Diario o El Mundo que sostenían lo contrario y publicaban incesantes pruebas de los amplios plagios incluidos en el trabajo con el que Sánchez logró la titulación de Doctor”. El 12 de septiembre de 2018, Sánchez ya había mentido en el Congreso al afirmar que su tesis había sido publicada en TESEO, pero dos días después envió un burofax exigiendo una rectificación a varios medios, amenazándoles con acciones legales, a pesar de que esos medios decían la verdad. El 16 de septiembre, en una entrevista televisiva le preguntaron si daría explicaciones sobre este asunto en el Parlamento, y Sánchez mostró su rostro más autoritario: “soy presidente del Gobierno y yo haré lo que quiera en la cámara”.
Al día siguiente, el dirigente socialista señaló que no tenía intención de ofrecer explicaciones sobre su tesis, con este argumento: “Hablar sobre mi tesis es enturbiar la calidad de la democracia”, como si la calidad de nuestra democracia mejorase cada vez que él pronuncia una mentira. Después de aquellos bochornosos hechos, imaginarse al jefe del PSOE controlando la veracidad de las noticias es para echarse a temblar. Es aún más escalofriante imaginar en este experimento orwelliano a alguien como la vicepresidenta Carmen Calvo, una doctora en Derecho constitucional que tergiversa la Constitución, que pone en solfa el derecho a la presunción de inocencia y que incluso ha atacado la independencia judicial. Tal vez algunos lo hayan olvidado, pero lo recuerdo para que nadie se despiste: lo que tenemos en España es un gobierno que se declara socialista, la misma ideología que dice defender Nicolás Maduro. Echad un vistazo a Venezuela e imaginaos cómo podemos acabar de la mano de esa ideología.
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(Foto: La Moncloa)
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