martes, 5 de marzo de 2019

El exdelegado del Gobierno avala el relato de violencia de la Fiscalía y, como Nieto, alude a la inacción de los Mossos el 1-O

Millo denuncia una campaña de «acoso y hostigamiento» en la última fase del «procés»

El exdelegado del Gobierno Enric Millo ha denunciado este martes una campaña de «acoso, hostigamiento y violencia» en Cataluña que fue aumentando progresivamente desde las leyes de la ruptura (septiembre de 2017) y que tuvo como objeto edificios públicos, cuarteles de la Guardia Civil, tribunales de justicia, vehículos policiales o comisiones judiciales. Millo, que ante el tribunal del «procés» ha cifrado en dos centerares las acciones de este tipo, ha ofrecido en esta undécima jornada del juicio información de primera mano sobre el último tramo de la hoja de ruta secesionista. Su relato, completo y pormenorizado de los últimos meses del desafío independentista, viene a completar el testimonio del exsecretario de Estado de Interior José Antonio Nieto y a avalar la acusación de la Fiscalía en torno al delito de rebelión. «Allí donde había acción policial, allí aparecía un grupo numeroso de personas para impedir el trabajo de las comisiones judiciales», ha dicho.
«Detrás hay una estructura y una organización, aunque aparentemente son células que funcionan de forma autónoma», ha sostenido sobre los CDR. De igual forma ha dejado claro que no se puede negar que algunos son «violentos», aunque otros comités no lo sean. «Dentro hay gente que no tiene inconveniente en usar la violencia».
Millo ha definido la Junta de Seguridad del 28 de septiembre, a la que asistieron representantes de la Generalitat, como «un auténtico despropósito, una contradicción permanente, un esperpento». Asegura que «se sentó el presidente de la Generalitat para decirnos que el 1 de octubre habría un referéndum de autodeterminación en Cataluña y que a ver cómo nos poníamos de cuerdo para que todo fuera con normalidad cuando sobre la mesa teníamos un auto judicial que obligaba a impedirlo».
Como Nieto el día anterior, también Millo percibió en aquella reunión la «alineación» de Trapero con el gobierno de la Generalitat, que no dijo en ningún momento cómo daría cumplimiento al mandato judicial. La situación era surrealista porque había una orden judicial y a la vez ninguna voluntad de cumplirla porque quienes tenían que hacerlo eran los mismos que impulsaban el referéndum. «A esto en mi pueblo le llaman sorber y soplar al mismo tiempo». La reunión, que duró dos horas y media, fue tensa y con reproches.

Desconvocar la consulta

Sobre el papel de los Mossos el 1-O, el exdelegado del Gobierno ha señalado que «es evidente que no» actuaron. «En los días previos al 1-O no se impidió el uso de los espacios pensados para votar en ese referéndum ilegal y durante el día 1 de octubre yo no conocí actuaciones concretas del cuerpo de la policía autonómica para impedir la celebración del referéndum o incautar el material».
Millo ha confesado que el 1-O es un día que «no olvidará nunca». A su juicio, la declaración que hizo ese día Puigdemont fue «tremendamente irresponsable» porque ensalzó la resistencia de los militantes secesionistas en los centros de votación, al defender las urnas y los colegios, según las propias palabras del «expresident». «Una cosa es votar y otra cosa es defender urnas y colegios, y eso implica oponerse a la actuación para cumplir el mandato judicial», ha sostenido.
Durante esa jornada se comunicó en dos ocasiones con el consejero Joaquim Forn, en la que este le expresó su «preocupación» por lo que estaba sucediendo. Millo le dijo que la forma de pararlo era desconvocar la consulta. En la segunda conversación, «más subida, le expresé mi opinión, lo que estáis haciendo es una irresponsabilidad y estáis poniendo el riesgo la integridad física de las personas».
Millo ha relatado sus esfuerzos para tratar de convencer al entonces presidente y vicepresidente de la Generalitat Carles Puigdemont y Oriol Junqueras de que frenaran el plan secesionista porque estaban «fracturando y dividiendo» a la sociedad, y ha apuntado al 6 y 7 de septiembre (leyes de la ruptura) como el comienzo de esa campaña de «violencia, acoso y hostigamiento». En este sentido se ha referido a la participación violenta en las movilizaciones de los Comités de Defensa del Referéndum, que luego mutaron a Comités de Defensa de la República (CDR).
ABC

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