jueves, 14 de febrero de 2019

Guerra Bolchevique: así es como Polonia frenó el avance del comunismo en Europa

Hoy se cumplen 100 años del inicio de esa guerra que acabó en victoria polaca

Guerra Bolchevique: así es como Polonia frenó el avance del comunismo en Europa

Tal día como hoy, el 14 de febrero de 1919, fuerzas polacas y bolcheviques protagonizaban el primer combate de una guerra hoy olvidada por muchos: la Wojna Bolszewicka o Guerra Bolchevique.
También conocida como Guerra Polaco-Soviética, esta contienda duró dos años y enfrentó a Polonia con la Rusia soviética. La República polaca había recuperado su independencia el 11 de noviembre de 1918, tras el final de la Primera Guerra Mundial. Habían pasado 123 años después de que tres potencias se repartiesen su territorio en 1795: el Imperio austríaco, el Reino de Prusia y el Imperio ruso. Sin embargo, el fin de la Guerra Mundial no significó el inicio de un periodo de paz.
Fragmento de un cartel polaco de 1920, con el lema “Do broni” (A las armas). El soldado polaco aparece con un escudo redondo como el de los espartanos, haciendo frente a un enemigo superior en número. Un símbolo del espíritu guerrero de los polacos y de la identificación que hizo la propaganda polaca entre esta guerra y la Batalla de las Termópilas, ambas decisivas para frenar la invasión de Occidente.
Los planes de Lenin para extender el comunismo por Europa
Los bolcheviques aspiraban a recuperar parte de los territorios del antiguo Imperio ruso que se habían perdido con el final de la Guerra Mundial y la caída del zarismo, entre ellos las Repúblicas bálticas, Finlandia, Bielorrusia, Ucrania y gran parte de Polonia. Pero los planes de Lenin iban más allá: la ofensiva bolchevique pretendía extender el comunismo por toda Europa. El escenario era propicio para los planes expansionistas del primer dictador comunista. En 1918 estalló en Finlandia una guerra civil que enfrentó a conservadores contra comunistas, recibiendo estos últimos, sin éxito, el apoyo de los bolcheviques rusos. En enero de 1919 estalló el Levantamiento Espartaquista en Alemania, protagonizado por los comunistas aprovechando la descomposición del país tras su derrota en la Primera Guerra Mundial. En marzo de ese año se proclamó la efímera República Soviética Húngara, que sólo duraría unos meses. En mayo estalló en Rumanía la rebelión bolchevique en Bender, y en agosto comenzó en Italia la serie de revueltas del Biennio Rosso, inspiradas en la Revolución bolchevique de Rusia. Europa parecía un polvorín.
En este lugar del Cementerio Parroquial de Szczuczyn descansan los restos de los seis primeros soldados polacos que cayeron en la lucha contra el comunismo el 16 de enero de 1919. Un mes después comenzó la Guerra Polaco-Soviética, cuando el Ejército polaco frenó el avance bolchevique en Szczuczyn (Foto: Ministerio de Defensa de Polonia).
Los primeros caídos en la lucha de Polonia contra el comunismo
La ofensiva bolchevique para extender el comunismo por Europa empezó en noviembre de 1918, en cuanto Lenin tuvo noticias del estallido de la Revolución Alemana que derrocó a la monarquía en ese país. En los meses siguientes Estonia, Lituania, Letonia y Bielorrusia fueron cayendo en manos de los bolcheviques. Polonia tenía el enemigo a sus puertas: sería la siguiente en caer, junto con Ucrania. Aquel primer combate de las fuerzas polacas contra las bolcheviques el 14 de febrero de 1919 se produjo en la localidad bielorrusa de Mosty, cerca de Szczuczyn. La localidad había estado en manos alemanas durante la Primera Guerra Mundial, y al terminar ésta, en noviembre de 1918 el teniente Bolesław Lisowski fundó una organización militar polaca, la Samoobrona Szczuczyńska (Autodefensa de Szczuczyn), formada por 60 hombres armados con pistolas y escopetas con el fin de defender la localidad frente a los bolcheviques.
Los alemanes aún tenían presencia militar en Szczuczyn cuando llegó el Ejército Rojo a la localidad, concretamente por la finca Lebiodka, el 16 de enero de 1919. En el primer enfrentamiento entre los bolcheviques y los voluntarios de la Samoobrona Szczuczyńska resultaron muertos seis soldados polacos: el alférez Stefan Krydel, el cabo primero Stanisław Szalewicz, el cabo Józef Mejłun y los ulanos Julian Libich, Wiktor Szkop y Stanisław Wojciechowski. Fueron los primeros caídos en la lucha de Polonia contra el comunismo. Sus cuerpos aún reposan en una tumba común en el Cementerio Parroquial de Szczuczyn, junto a una gran cruz de madera, en tierra polaca, junto a una losa de granito en el que se lee la palabra “Bohaterowie” (Héroes). El 14 de febrero, con los alemanes en retirada, el Ejército polaco logró frenar el avance de los bolcheviques.
El Jefe del Estado polaco, Józef Piłsudski, pasando revista a las tropas polacas en la Plaza Łukiska de Vilna, el 19 de abril de 1919. Piłsudski fue el gran artífice de la victoria polaca en esta guerra, aunque no vio materializarse su sueño de la “Międzymorze”, una federación de naciones que fuese desde el Mar Negro hasta el Mar Báltico, creando un gran muro de contención contra el bolchevismo.
La liberación de Vilna y de Kiev y la ‘Międzymorze’ soñada por Piłsudski
En marzo de 1919 el Ejército polaco pasó al ataque, capturando Vilna (entonces parte de Lituania, pero ciudad cuya población era mayoritariamente polaca) el 21 de abril. En enero de 1920, fuerzas polacas y letonas vencieron a los bolcheviques en la Batalla de Daugavpils, en Letonia. El 24 de abril de 1920 empezó una ofensiva conjunta de las fuerzas polacas y ucranianas en Ucrania, logrando expulsar a los bolcheviques de Kiev el 7 de mayo. El Jefe del Estado polaco, Józef Piłsudski, tenía en mente la creación de una federación denominada “Międzymorze” (Entremares), que federase a los antiguos territorios de la Confederación Polaco-Lituana (Polonia, Lituania, Ucrania y Bielorrusia), lo que crearía un sólido muro estratégico contra el expansionismo bolchevique desde el Mar Negro hasta el Mar Báltico, pero finalmente la idea no cuajó.
La ofensiva bolchevique de 1920 y la escasa ayuda exterior a Polonia
A finales de mayo de 1920, el Ejército Rojo contraatacó. El 13 de junio capturó Kiev, desatando una brutal represión contra el pueblo ucraniano. El 19 de julio cayó Grodno, en Bielorrusia. Finalmente, el Ejército Rojo invadió suelo polaco. Los aliados de Polonia eran muy escasos. Francia y el Reino Unido enviaron asesores militares, entre los que estaba Charles de Gaulle, que lideraría a las fuerzas de la Francia Libre en la Segunda Guerra Mundial. Francia también envió tanques Renault FT-17 a Polonia, siendo ésta la primera guerra en la que las fuerzas acorazadas tuvieron un papel importante. Hungría, un país históricamente hermanado con Polonia, se ofreció a enviar 30.000 jinetes en apoyo de sus aliados polacos, pero el gobierno checoslovaco se negó a permitirles pasar por su territorio. Además, un grupo de 16 voluntarios estadounidenses, un canadiense y cuatro pilotos polacos formaron la 7ª Escuadrilla Kościuszko, denominado así en honor al militar polaco que había combatido a favor de los americanos en la Guerra de Independencia de Estados Unidos.
Algunos de los pilotos de la 7ª Escuadrilla Kościuszko junto a un biplano Ansaldo A.1 Balilla. Subidos al tren de aterrizaje están Władysław Konopka (izquierda) y Kenneth M. Murray (derecha). Delante del avión aparecen, de izquierda a derecha: Jerzy Weber, Antoni Poznański, Zbigniew Orzechowski, Edward C. Corsi, George M. Crawford, John C. Speaks, Elliott W. Chess, Earl F. Evans, John I. Maitland, Aleksander Seńkowski y Thomas H. Garlick.
La Batalla de Varsovia: el “Milagro del Vístula”
El 10 de agosto de 1920 los bolcheviques cruzaron el Vístula. El día 14 el Ejército polaco logró contener el avance rojo en Ossów, a sólo 23 kilómetros de Varsovia, en una acción heroica en la que falleció el sacerdote Ignacy Skorupka, que animó a avanzar a los soldados empuñando un crucifijo. Parecía que Polonia iba a sucumbir, pero el día 15, en una durísima batalla, el Ejército polaco hizo un movimiento sorpresivo y su caballería puso en fuga a los bolcheviques, desbaratando la ofensiva del Ejército Rojo. El 15 de agosto se celebra el día de la Asunción de la Virgen, por lo que en Polonia conocen esa victoria en la Batalla de Varsovia como “el Milagro del Vístula”. En su honor, cada 15 de agosto se celebra el día de las Fuerzas Armadas polacas. La victoria polaca fue tan demoledora que la Rusia bolchevique temió que Polonia, enardecida, invadiese Rusia. El gobierno de Lenin pidió la paz, y en octubre se declaró un alto el fuego. Finalmente, Rusia y Polonia firmaron el Tratado de Riga el 18 de marzo de 1921, que delimitaba la frontera entre ambos países de forma muy parecida a como había sido en 1772.
Cuadro “Cud nad Wisłą” (Milagro del Vístula), pintado por el polaco Jerzy Kossak en 1930. La obra representa la victoria polaca en la Batalla de Varsovia el 15 de agosto de 1920. En el cuadro vemos a las fuerzas militares polacas, que también incluían a mujeres (abajo en el centro) y jóvenes scouts (abajo a la izquierda), cargando contra los bolcheviques. En el centro del cuadro aparece el capellán militar Ignacy Skorupka levantando el crucifijo en su famosa acción del 14 de agosto de Ossów, en la que encontró la muerte. En lo alto del cuadro, entre las nubes, aparece la Virgen María. Que esta inesperada y difícil victoria coincidiese con el día de la Asunción de María fue interpretado por los polacos como un signo de la divina providencia.
Lo que Europa debe al sacrificio y la valentía de los polacos
La derrota soviética a manos de Polonia tuvo unas consecuencias históricas muy importantes. Lenin abandonó sus planes expansionistas y adoptó la política de “socialismo en un solo país”. Gracias al sacrificio y valor de los polacos, el imperialismo comunista fue frenado y no regresó hasta la Segunda Guerra Mundial, dos décadas después. Por otra parte, esta guerra fue más que un enfrentamiento territorial, pues en ella chocaron dos visiones diametralmente opuestas de la sociedad y del mundo: Polonia es un país fervientemente católico, y Rusia estaba sometida a un régimen comunista y ateo. Para Polonia esta victoria fue una reafirmación en su identidad nacional como país cristiano. Y precisamente tal vez por ello, esta guerra tan decisiva en la historia de Europa ha sido olvidada por muchos, salvo por los polacos. Edgar Vincent, uno de los representantes británicos en Polonia durante aquella guerra, escribió años después: “La historia de la civilización contemporánea no conoce un evento de mayor importancia que la batalla de Varsovia, 1920, y ningún otro cuyo significado haya sido más menospreciado”.
Soldados polacos tras la victoria de la Batalla de Varsovia del 15 de agosto de 1920, mostrando las banderas capturadas a los bolcheviques.
Bibliografía:
Foto principal: fotograma de la película polaca “1920 Bitwa warszawska” (2011) sobre la Batalla de Varsovia de 1920. El capellán militar Ignacy Skorupka animó a los soldados polacos a luchar empuñando un crucifijo. Murió en el combate de Ossów el 14 de agosto de 1920. Fue la primera escaramuza que terminó en victoria polaca durante la ofensiva soviética que fue desbaratada el 15 de agosto en Varsovia, lo que hoy se conoce como el “Milagro del Vístula”.

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