Íñigo Errejón, el candidato de Ahora Madrid a la Comunidad madrileña, pretende dar ahora una imagen más moderada que la de su hasta ahora compañero político Pablo Iglesias.
Pero la realidad es que Errejón mantuvo un papel totalmente similar al de su amigo en la asesoría a Venezuela e, incluso, fue la punta de lanza para implantar el esquema bolivariano en Europa desde otro país, Ecuador, donde pretendía tener una estructura similar a la mantenida por todos ellos en el régimen chavista.
Si en Venezuela era la Fundación CEPS el esquema elegido para trabajar para el régimen de Chávez y Maduro, en Ecuador era CELAG: y allí estuvo Errejón asesorando, tal y como muestra un documento en poder de OKDIARIO: nada menos que un estudio para conseguir “institucionalizar esta irrupción plebeya en el Estado” o, traducido, intoxicar todas las capas de la Administración para que, tras implantarse un gobierno populista -como el de Rafael Correa– ya no hubiera marcha atrás, o, como dice Errejón en ese documento, la llegada al poder fuera “irreversible”.
Se trata de un documento de Íñigo Errejón fechado el 27 de febrero de 2014. Hay que recordar que Podemos anunció su nacimiento en enero de ese mismo año, es decir, que el partido ya estaba en marcha y en plenos trámites de maduración cuando Errejón trabajaba para asesorar al régimen populista de Rafael Correa en Ecuador.
Tal y como recoge el documento, es una transcripción de la ponencia dictada en el seminario “América latina en la disputa geopolítica mundial” organizado por CELAG e IAEN el 27/2/2014 en el Instituto de Altos Estudios Nacionales en Quito, Ecuador”.
El documento es todo un manifiesto de cómo llegar al poder con el ansia de no salir nunca jamás de allí. Así, Errejón señala en él que “no estamos hablamos exclusivamente de una alternancia o relevo de élites en el plano electoral, sino que hablamos de un cambio que implica algo más, que no van a dejar el Estado incólume como un resultado electoral transitorio”. Porque el objetivo es llegar y quedarse para siempre: cambios “que impactan sobre el conjunto de la estructura Estatal”.
El documento es todo un manifiesto de cómo llegar al poder con el ansia de no salir nunca jamás de allí. Así, Errejón señala en él que “no estamos hablamos exclusivamente de una alternancia o relevo de élites en el plano electoral, sino que hablamos de un cambio que implica algo más, que no van a dejar el Estado incólume como un resultado electoral transitorio”. Porque el objetivo es llegar y quedarse para siempre: cambios “que impactan sobre el conjunto de la estructura Estatal”.
Para ello, según Errejón, una vez en el poder se debe cambiar no sólo “la arquitectura institucional” sino también “la estructura social del país, la cultura e imaginarios, las formas de representación, de acceso a la política, la idea del contrato social por la que uno aprende a qué tiene derecho y conforma su relación con lo público, etc.”. Traducido: un cambio de todo el sistema democrático porque “estamos hablando del reto de la “irreversibilidad”, sentencia Errejón.
El propio Errejón es consciente en su documento de que lo que plantea es dictatorial y señala que “no obstante debemos poner en términos relativos porque, afortunadamente, nada es irreversible en la democracia, que nada esté atado definitivamente es una expresión y garantía de libertad”, pese a lo que insiste inmediatamente en “el reto de la irreversibilidad”: “¿Cómo se hace para que esa irrupción en el Estado de mayorías populares en la construcción de un bloque popular nuevo impacte de tal forma en el Estado para que nada vuelva a ser como antes después de su paso? ¿Cómo se hace esto?”.
Y lo explica. “Estamos hablando de la cuestión clásica de la hegemonía: no sólo del liderazgo si no la construcción de un terreno tal, que incluso tu adversario tenga que disputarte el liderazgo con tus palabras, en tus términos y en tu territorio. Por tanto, la alteración de las reglas de juego y los parámetros mismos de la política”, explica sin miramientos.
Errejón cita en ese momento a “uno de los artífices de la constitución post-pinochetista en Chile”, que describió “un maravilloso ejercicio de realismo político que tenemos que agradecer como analistas”, añadiendo que “se trata de hacer una constitución tal que, incluso cuando gobierne el adversario lo haga de forma muy parecida a como lo haríamos nosotros”.
El supuestamente moderado aspirante a presidente autonómico aporta más datos de su plan y se justifica, diciendo que “esto no significa que desaparezcan las libertades”, si no en crear todo un mecanismo que teledirija a la sociedad para llevarle dónde el populismo quiera: “[…] Es la construcción de un Estado, una acumulación de instituciones, de cultura, de estructura social, en el cual incluso las opciones políticas de signo diverso o incluso antagónico al de uno, gobiernen en una dirección similar”.
Todo “para consolidar e institucionalizar esta irrupción plebeya en el Estado”.
Y todo ello, pos supuesto, retomando como ejemplos “Bolivia, Ecuador y Venezuela”. La Venezuela que hoy intenta salir de una dictadura asesina que ha arruinado el país con mayores reservas petrolíferas del mundo.
La asesoría de Errejón a Correa debió tener plasmación práctica. Porque Correa -hoy juzgado por el secuestro de un opositor- gobernó por 10 años, 4 meses y 9 días, convirtiéndose en el mandatario ecuatoriano que ha acumulado más años seguidos en el poder. O, como decía Errejón, en “el reto de la irreversibilidad”.
El contexto del verdadero Errejón es descriptible: él formó parte del grupo de cargos de Podemos con fuerte relación con CEPS en la Venezuela chavista. Y, tras destaparse esa relación, fue uno de los impulsores del traslado a otra entidad (CELAG) para seguir asesorando al chavismo desde Ecuador.
Hasta enero de 2014, Errejón figuró como secretario de CEPS. Esta fundación también cobró de Correa. Y en un momento dado, la publicación de noticias sobre las relaciones de esta entidad con el régimen chavista aconsejaron pasar a una estructura más discreta: CELAG.
De hecho, el nacimiento de CELAG se produce a comienzos de 2014, coincidiendo con el nacimiento de Podemos y con el paso atrás que dieron Iglesias y Errejón en la Fundación CEPS.
Y en CELAG una de las grandes voces cantantes era nada menos que el ahora aspirante a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón. Al que algunos aún tachan de moderado.
El propio Errejón es consciente en su documento de que lo que plantea es dictatorial y señala que “no obstante debemos poner en términos relativos porque, afortunadamente, nada es irreversible en la democracia, que nada esté atado definitivamente es una expresión y garantía de libertad”, pese a lo que insiste inmediatamente en “el reto de la irreversibilidad”: “¿Cómo se hace para que esa irrupción en el Estado de mayorías populares en la construcción de un bloque popular nuevo impacte de tal forma en el Estado para que nada vuelva a ser como antes después de su paso? ¿Cómo se hace esto?”.
Y lo explica. “Estamos hablando de la cuestión clásica de la hegemonía: no sólo del liderazgo si no la construcción de un terreno tal, que incluso tu adversario tenga que disputarte el liderazgo con tus palabras, en tus términos y en tu territorio. Por tanto, la alteración de las reglas de juego y los parámetros mismos de la política”, explica sin miramientos.
Errejón cita en ese momento a “uno de los artífices de la constitución post-pinochetista en Chile”, que describió “un maravilloso ejercicio de realismo político que tenemos que agradecer como analistas”, añadiendo que “se trata de hacer una constitución tal que, incluso cuando gobierne el adversario lo haga de forma muy parecida a como lo haríamos nosotros”.
El supuestamente moderado aspirante a presidente autonómico aporta más datos de su plan y se justifica, diciendo que “esto no significa que desaparezcan las libertades”, si no en crear todo un mecanismo que teledirija a la sociedad para llevarle dónde el populismo quiera: “[…] Es la construcción de un Estado, una acumulación de instituciones, de cultura, de estructura social, en el cual incluso las opciones políticas de signo diverso o incluso antagónico al de uno, gobiernen en una dirección similar”.
Todo “para consolidar e institucionalizar esta irrupción plebeya en el Estado”.
Y todo ello, pos supuesto, retomando como ejemplos “Bolivia, Ecuador y Venezuela”. La Venezuela que hoy intenta salir de una dictadura asesina que ha arruinado el país con mayores reservas petrolíferas del mundo.
La asesoría de Errejón a Correa debió tener plasmación práctica. Porque Correa -hoy juzgado por el secuestro de un opositor- gobernó por 10 años, 4 meses y 9 días, convirtiéndose en el mandatario ecuatoriano que ha acumulado más años seguidos en el poder. O, como decía Errejón, en “el reto de la irreversibilidad”.
El contexto del verdadero Errejón es descriptible: él formó parte del grupo de cargos de Podemos con fuerte relación con CEPS en la Venezuela chavista. Y, tras destaparse esa relación, fue uno de los impulsores del traslado a otra entidad (CELAG) para seguir asesorando al chavismo desde Ecuador.
Hasta enero de 2014, Errejón figuró como secretario de CEPS. Esta fundación también cobró de Correa. Y en un momento dado, la publicación de noticias sobre las relaciones de esta entidad con el régimen chavista aconsejaron pasar a una estructura más discreta: CELAG.
De hecho, el nacimiento de CELAG se produce a comienzos de 2014, coincidiendo con el nacimiento de Podemos y con el paso atrás que dieron Iglesias y Errejón en la Fundación CEPS.
Y en CELAG una de las grandes voces cantantes era nada menos que el ahora aspirante a la Presidencia de la Comunidad de Madrid, Íñigo Errejón. Al que algunos aún tachan de moderado.
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